La empresa planea abrir entre tres y seis tiendas en los primeros 12 meses de operación en capital y gran Buenos Aires, y 12 tiendas en tres años que incluyen Nordelta y las principales ciudades del interior.
El segundo local ya inaugurado está en pleno Palermo, en Dorrego esquina Nicaragua, no es tan estructurado sino que se trata de un galpón acondicionado según la misma idea de recorrido variable y dinámico.
Editor Market presenta una curaduría afinada de piezas, todas ellas adquiridas y no a consignación. "La idea es justamente acercar esos diseñadores a la gente, editar y trabajar sobre colecciones sólidas y representativas de cada marca", explica su encargada de compras, Silvana Grosso. El equipo de compras lo completan Coty Larguía y Matías Carbone.
Los puntos elogiables del proyecto arrancan por pensar en grande, y siguen por el rescatar y potenciar marcas locales emergentes dándoles un espacio de visibilidad muy pensada.
Se destaca la búsqueda de locaciones en puntos de la ciudad donde haya un nicho de demanda comercial de ese tipo que revitalizan el entorno mediante intervenciones respetuosas.
Desde el interior, ese entorno forma parte del fondo de las exhibiciones, integrándolo con mucha luz, a diferencia de las superficies comerciales tradicionales.
Por último, el cuidado de los detalles en todos los aspectos: distribución, recorridos, packaging, curaduría de artículos, ambientación y hasta el aroma que se respira, elaborado especialmente, es una tarea titánica que se valora en una experiencia diferencial y sorprendente.
El proyecto nos deja pensando, sin embargo, dónde se traza la línea entre referenciar lo que se ve en todo el mundo y la copia flagrante. Ninguna marca está exenta, de caer en reiteraciones propias o ajenas pero el riesgo está en que se hagan hábito o tornarse reconocido regionalmente por eso. No es inspiración cuando colección tras colección aparecen copias idénticas o cuando se comienza una línea de decoración con una silla emblemática prácticamente calcada de la de Paulo Méndez da Rocha, o cuando el propio nombre Editor Market y su estética e impronta general salen de otra homónima en Singapur.
El consumidor premia con la compra, y como dice Brenner, "un diseñador, un artista o una marca están regulados por el mercado. Al final de todo, siempre está el cliente que decide que algo le gusta o no."
La conjunción de un muy buen concepto comercial, renovador, original y sólido se contrapone con decisiones creativas en el proceso de diseño que no están a la altura de las circunstancias: Si bien el argentino tiene el gusto aggiornado internacional, aún no puede permitírselo diariamente por temas de economía coyuntural del país. Brenner y Cher juegan con esa disyuntiva que aplican en su modus operandi. No sólo rinde sino que permite soñar en grande, con gestos más pequeños que nublan lo elogiable.