El auto de procesamiento de las agresoras de Ramírez

Este miércoles se dio a conocer el auto de procesamiento de las agresoras de Tania Ramírez. Allí se narran las versiones que ofrecieron tanto la denunciante como las denunciadas.

La versión de Ramírez
La joven, al ver que el taxi no le paraba, se dio vuelta y comenzó a buscar otro.

"En ese momento oyó que a sus espaldas las indagadas la insultaban haciendo alusión a que el taxi les paraba a ellas y no a R. y que no le había parado a ésta por su condición de afrodescendiente", dice el texto.

Tras decirles que era afrodescendiente y que no tenía problema con ello, Ramírez les dijo a las denunciantes que eran "putas" y que por esto el taxi les paró a ellas. Esto desencadenó los hechos de violencia física.

La versión de las indagadas
Por su parte, las agresoras aseguraron que, después que el taxi les paró a ellas, Ramírez se acercó al conductor y le dijo: "tachero muerto de hambre, a ellas les parás porque son changos, a mí no me parás porque soy negra".

"Luego de que las indagadas bajaran del coche con servicio de taxímetro surgen elementos de convicción suficientes para sostener que M.L.R., G.O. y M.S. insultaron y golpearon a R. diciéndole "negra de mierda" "hacete una planchita" "negra hija de puta". El despacho no pretende alcanzar precisión en la determinación de los insultos ya que ni los propios
protagonistas pueden definirlos en forma precisa", narra el texto.

Además, el auto asegura que "no existen elementos" para sostener que la madre de una de las tres jóvenes participó en las agresiones contra Ramírez. "Es menester tomar declaraciones a esta persona para llegar a conclusiones sobre este punto", se explica. La mujer, que le pegó un cabezazo a Ramírez -hecho que es mencionado en el texto- es la única de las denunciadas que continúa prófuga.

Las lesiones provocadas
"Las lesiones son graves puesto que la víctima estuvo en peligro de perder la vida, art. 317 del CP.", explica el documento.

Se narra allí que, tras varios días de control y quietud, se determinó que no hacía falta operar porque el hígado no estaba roto sino lacerado, por lo que se le indicó reposo.

"La denunciante no podía ir siquiera al baño, debiendo hacer sus necesidades en una chata en la misma cama", dice.