El cachalote y la improvisación

“Fue todo muy improvisado; como si hubiera sido la primera vez que pasaba en este país y hay experiencia para hacerlo de otra manera”, dijo Rodrigo García, coordinador de la Organización de Conservación de Cetáceos (OCC). Él mismo ha participado en seis operativos de magnitud. Uno de los más importantes fue el rescate de más de 30 falsas orcas, de tres metros y más de 1.000 kilos cada una, que llegaron vivas a la costa de Jaureguiberry en 1999 (ver apunte). Lo inusual de esta vez es que se trató de un animal de gran porte.

En el caso del cachalote, la Intendencia de Montevideo (IMM) y la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos (Dinara) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca no permitieron la colaboración de los expertos de la OCC ni de veterinarios especializados que se ofrecieron para la extracción de muestras. A Bomberos, por ejemplo, solo se les pidió una bomba para la limpieza de la sangre y de las vísceras que cayeron en la arena y en la rambla.
En este sentido, representantes de la IMM y de la OCC ya conversaron para brindar en los próximos meses un taller de capacitación a todos los organismos competentes con el objetivo de definir un protocolo de acción. Según adelantó García, está prevista la disertación de veterinarios especializados en mamíferos marinos.

Más barato, más corto, más fácil
El hecho de seguir un protocolo hubiese significado menos dinero y un operativo más corto, según cálculos de García. La IMM desembolsó alrededor de US$ 30.000 entre la contratación de la grúa, combustible y jornales. El experto en cetáceos indicó que la OCC lo hubiese organizado y ejecutado por la tercera parte. “Nos apena el despilfarro”, comentó.

El ahorro hubiese venido por una participación más activa del Ejército, Fuerza Aérea, Prefectura y Bomberos a los que solo hay que pagarle el combustible. Así se hizo en el rescate de las falsas orcas por el cual Fuerza Aérea cedió personal y un helicóptero. El Ejército, por su parte, cuenta con vehículos anfibios que podrían haber sido una “opción viable” para extraer el animal del agua. “Tenemos mucha infraestructura militar que no nos va a servir para ninguna guerra”, bromeó García. Estas instituciones, a su juicio, también “han demostrado idoneidad para estas situaciones”.

El operativo, además, hubiese sido 24 horas más corto si el retiro del cachalote se hubiese hecho con una grúa en vez de haber utilizado retroexcavadoras y un cintón que se ató a la cola y al que se le ató una linga de acero. Ése fue el primer error para el experto. “Sacarlo de la rompiente y tomar las muestras se podría haber hecho perfectamente en un día”, afirmó. Se rompió una máquina en el intento y se debió rescatar al conductor.

García manifestó que no se calculó bien el peso del animal y eso quedó demostrado cuando se rompió la linga a pocos metros del camión que lo iba a trasladar al vertedero municipal. Desde Dinara se informó que el cachalote pesaba 25 toneladas pero García cree que se quedaron cortos en varias toneladas. El desmembramiento hubiese facilitado la carga pero se optó por levantarlo entero.

Riesgo sanitario
“Las prevenciones que se tuvieron tanto para los operarios como para la gente no fueron correctas”, agregó el coordinador de la OCC. La playa nunca fue clausurada y no se evitó que los curiosos pisaran la sangre que fluyó hacia el mar. Además, varios funcionarios recibieron salpicaduras de sangre cuando el cachalote explotó por un orificio próximo a una de sus aletas laterales y cuando cayó sobre el camión. Solo los obreros que cortaron la mandíbula y colocaron las tripas en bolsas contaban con máscaras.

Uno de los veterinarios que se ofreció a la extracción de muestras dijo a El Observador que el contacto con esta sustancia biológica encierra “riesgos sanitarios”, en particular, por brucelosis. La enfermedad en los humanos comienza como un estado febril agudo con síntomas similares a los de la gripe.

Si el cachalote hubiese estado enfermo por este microorganismo, o por parásitos u otra causa, se hubiese determinado con un análisis de laboratorio. “Ofrecimos cámaras de frío, piletas con formol, mesa de disección… Otra oportunidad así no íbamos a tener, pero la perdimos”, relató. Tampoco ayudó que el animal presentara signos de descomposición avanzada cuando logró ser retirado del mar. “Necesitamos un protocolo de trabajo”, afirmó.

El procedimiento correcto, a juicio de García, hubiese sido el retiro de la arena manchada de sangre y materia. Por este motivo, el edil nacionalista Edison Casulo solicitó la custodia del lugar hasta que lleve a cabo la remoción de la arena y se utilicen agentes neutralizantes sobre las rocas y la vereda.

Otros varamientos

1992  Por primera vez para todo el Atlántico sur aparecieron sin vida cuatro delfines de Fraser (dos en Canelones y dos en Maldonado), una especie originaria de Borneo. El ejemplar más largo midió 2,68 metros.

1999  Más de 30 falsas orcas llegaron a la costa de Jaureguiberry. Solo dos aparecieron muertas. El resto fue devuelto al mar. Un helicóptero de la Fuerza Aérea colaboró en el rescate. Cada animal pesaba una tonelada.

2011  Una ballena yubarta encalló en la playa Anaconda, en La Paloma. Medía 9 metros. Se logró reintroducirla al mar pero salió a los 100 metros. Ya estaba agonizando. Otro ejemplar había llegado años atrás. Éste agonizó 10 días.