El cambiemos a la uruguaya

La directora de Secundaria, Celsa Puente, se cansó y se rindió. El sindicato de profesores rechazó un plan piloto que permitiría a los docentes permanecer dos o tres años en el mismo liceo. Esa idea, apoyada por la izquierda moderada y sensata que rodea al equipo excluido del ministerio de Educación, al parecer ya fue.

El presidente del Codicen dijo que el tema no está cerrado, pero la perspectiva no es muy alentadora.

Es fácil comprender a una directora que ve irrealizable un proyecto basado en que el 80% de los docentes elige todos los años quedarse en el mismo liceo. El sindicato envió la idea al cajón.

Ese es solo un ejemplo de que las ideas renovadoras en el sector público y privado están sujetas a un bloqueo permanente. A veces viene desde el propio Estado, muchas veces de los sindicatos y otras de un extendido sentimiento de aversión al riesgo.

De la misma forma que la directora, la gente también se cansa. Quizá fue eso lo que le pasó a los argentinos que eligieron al hoy presidente Mauricio Macri, el líder de una coalición que llamó Cambiemos.

Ese cambiemos fue un mensaje que sintonizó con el hartazgo de una sociedad cansada de las sospechas de corrupción, del vaciamiento del Estado, el aislamiento internacional, el control de cambios, la inseguridad.

Tal vez aquel cambiemos fue el arma letal que mostró al gobierno populista agotado, sin energía para mantener la ilusión de riqueza y reparto. Liderazgos potentes como el de Macri y Elisa Carrió mostraron la contra cara de los K y abrieron otro camino.

El triunfo del oficialismo en las primarias previas a las legislativas de octubre mostró algo muy significativo. La mayoría de la población respaldó a un gobierno que adoptó medidas de ajuste, en algún caso muy duras. Entre ellas estuvo la eliminación de subsidios a las tarifas públicas, algo con directo impacto entre los más pobres.

Entonces, el discurso "social" puede tener límites, sobre todo cuando esconden ineficiencias de porte mayor.

La tolerancia con las observaciones de gastos del Tribunal de Cuentas, las denuncias de irregularidades en varios sectores de la administración, el discurso a favor de Maduro, el rechazo a la consideración esencial de los hospitales, para algunos pesa mucho. Y no solo a la oposición.

El Fiscal de Corte, Jorge Díaz, rechazó con firmeza la persecución a la ahora exiliada fiscal venezolana Luisa Ortega y, al igual que el intendente de Canelones (MPP), Yamandú Orsi, deslizó adhesión a los principios éticos fundacionales en momentos en que arrecian las denuncias. El presidente Tabaré Vázquez tuvo que intervenir personalmente para que ASSE destituyera al director del hospital de Rivera.

La noción de cambio fue la que llevó a la izquierda uruguaya al poder y quizá hoy sea la hora de un ajuste político.Si no lo hace la centro izquierda el cambiemos a la uruguaya lo hará la centro derecha.