Otros tiempos, en julio del 2015 -cuando las relaciones entre Cuba y EEUU mejoraban- ambas banderas flameaban en en La Habana <br>
Luego del izamiento de la enseña, los cubanos gritaron “¡Viva Cuba, viva Fidel!”. J. Lo Scalzo - EFE

Economía y Empresas > DESHIELO

El capitalismo comienza a desembarcar en Cuba

La isla acaparó la atención de compañías de todo el mundo que quieren entrar en este mercado de más de 11 millones de personas
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21 de julio de 2015 a las 11:16

Cuando el pasado 17 de diciembre de 2014 los presidentes de Estados Unidos, Barack Obama, y de Cuba, Raúl Castro sorprendieron al mundo anunciando un proceso de reactivación de sus relaciones bilaterales, los empresarios estadounidenses se frotaron las manos. Es que esas primeras conversaciones podrían ser el principio del fin de un embargo de 53 años que los priva de ingresar en un mercado de 11 millones de habitantes.

En esta isla de playas paradisíacas, el turismo y los bienes raíces son vistos por muchas empresas como inversiones interesantes. Una de las primeras compañías estadounidenses en plantear formalmente su deseo de hacer negocios en la isla fue la operadora de cruceros más grande del mundo, Carnival, que a principios de julio anunció que, tras recibir la aprobación del Gobierno de Estados Unidos, comenzarán a realizar viajes a Cuba en mayo del 2016.

Los estadounidenses aún no pueden viajar libremente como turistas a Cuba, pero se les permite ir a la isla obteniendo una licencia del Departamento de Estado que incluye 12 categorías para visitar a las familias o participar en programas académicos, profesionales, religiosos o educativos. Por esta razón, Carnival dijo que los cruceros se enfocarán en programas de educación, medioambiente y desarrollo económico y contará con clases de español y talleres acerca del patrimonio del país.

Carnival utilizará un buque de 710 pasajeros, el MV Adonia, para sus cruceros a Cuba y dijo que el precio base por persona será 2.990 dólares, excluyendo impuestos y otros cargos.

Carnival cuba turismo
Un crucero de Carnival en el puerto de Key West, Florida.
Un crucero de Carnival en el puerto de Key West, Florida.

También en el rubro turístico, el sitio de alquileres a través de internet Airbnb agregó en abril a Cuba en su catálogo para aprovechar el histórico acercamiento con Estados Unidos. Inmediatamente la empresa californiana consiguió 1.000 anuncios de particulares cubanos. "En San Francisco y Berlín, nos tomó tres años alcanzar ese umbral", dijo Jordi Torres, director de América Latina de Airbnb. Tres meses más tarde, el portal tenía 2.000 ofertas de hospedaje en Cuba.

Por su parte, el grupo de publicidad más grande del mundo, WPP – del que forman parte Ogilvy & Mather y J. Walter Thomson- nombró a principios de julio un ejecutivo en Cuba, en lo que sería el primer grupo de servicios de comunicaciones internacionales radicado en la isla caribeña para emprender negocios con el Gobierno comunista.

También a raíz del deshielo, un promotor inmobiliario británico tiene planeado comenzar el próximo año las obras del primer campo de golf de lujo en Cuba, un proyecto valorado en U$S 500 millones de dólares que podría transformarse en la mayor inversión extranjera privada en la isla desde el colapso de la Unión Soviética. Cuba cuenta actualmente con un campo de golf de 18 hoyos y el Gobierno comunista está enfocado en llegar a tener al menos 12 campos en el país.

Este proyecto incluye entre sus planes de construcción un campo de 18 hoyos, un puerto deportivo, un hotel de lujo de 100 habitaciones y más de 1.000 casas y departamentos frente a la playa de propiedad privada.

Además de este proyecto, la empresa estatal cubana Palmares S.A. firmó documentos con Beijing Enterprise Group para un megaproyecto similar, según informó a medios estatales José Alonso, director de negocios del Ministerio de Turismo.

Otros dos proyectos de bienes raíces se están negociando con empresas españolas no identificadas, que incluyen también entre 1.000 y 2.000 condominios y villas en venta. "Están llegando inversores e importantes operadores hoteleros que nunca antes estuvieron en la isla", dijo Alonso, en alusión al deshielo en las relaciones con Estados Unidos.

Desde que se reactivaron las relaciones con EEUU, están llegando inversiones como nunca en la isla.

Uno de los gestos más importantes de interés comercial por parte de los estadounidenses fue la visita del gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, quien viajó a la capital cubana acompañado por ejecutivos de importantes firmas, como MasterCard o los laboratorios Pfizer, además de académicos y productores agrícolas.

En marzo, una delegación de la Coalición Agrícola Estadounidense por Cuba se presentó con nada menos que 96 empresarios (incluidos dos ex Secretarios de Agricultura), y al mes siguiente la capital cubana recibió a una misión empresarial del estado de Texas interesada en acuerdos agrícolas.

El último hito en la relación de estos exenemigos de la guerra fría fue el pasado 20 de julio cuando el la bandera cubana fue izada en la embajada de La Habana en Washington por primera vez en 54 años. Sin embargo, el evidente apetito de las empresas estadounidenses por ocupar espacios en el naciente mercado cubano se estrella con un obstáculo formidable y que por el momento parece de difícil solución: la persistencia del embargo estadounidense a Cuba.

Contra la legislación

En este escenario contradictorio, en que la propia legislación estadounidense bloquea el acceso de empresas estadounidenses a realizar negocios en Cuba, el subsecretario de Comercio, Stefan Selig, minimizó la dimensión de la oportunidad, alegando que se trata de un mercado de apenas 11,5 millones de personas.

Ese mercado, dijo Selig, representa "la mitad del estado de Ohio, es muy pequeño", y advirtió además que en Cuba hay "enormes problemas de infraestructura".

Un empresario latinoamericano en Washington comentó irónicamente que "aún así, no todos los días aparece un nuevo mercado de 11 millones de personas".

Para Christopher Sabatini, del Council of the Americas, no hay como eludir el hecho concreto de que "la legislación estadounidense permanece como un obstáculo a las inversiones en la isla".

El presidente Barack Obama introdujo algunas leves modificaciones en las normas al comercio con el sector no estatal de Cuba, un segmento que "aunque es importante es aún muy chico", agregó Sabatini.

Geoff Thale, del centro de estudios Washington Office on Latin America (WOLA), dijo a la AFP que "el cambio de las relaciones bilaterales no permitirá aún que empresas estadounidenses tengan comercio o inviertan en Cuba, porque el embargo aún está vigente".

En la visión de Thale, empresas principalmente europeas "desean estar en la puerta de acceso antes que se levante el embargo en Estados Unidos".

cumbre de las américas obama castro

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, saluda al presidente cubano Raúl Castro, durante las Las Cumbres de las Américas, el 11 de abril de 2015 en Panamá

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, saluda al presidente cubano Raúl Castro, durante las Las Cumbres de las Américas, el 11 de abril de 2015 en Panamá


Levantar el bloqueo

Rígidamente codificado en un pequeño puñado de leyes, en especial la famosa ley Helms-Burton, el embargo sólo podrá ser removido por el Congreso, donde el opositor partido Republicano domina las dos cámaras.

Pero si los conservadores republicanos parecen estar dispuestos a cerrar filas contra el fin del embargo con la esperanza de forzar algún cambio en Cuba, al mismo tiempo sufren presión de los empresarios locales, quienes alegan que esa visión ideológica es contraria al dogma partidario de proteger e impulsar el ambiente de negocios.

Rachel deLevie-Orey, responsable por el programa sobre Cuba en el Atlantic Council, dijo que "difícilmente la legislación, y en especial la ley Helms-Burton, sea borrada de un plumazo. Es más probable que sea desmontada pedazo a pedazo, en un proceso que llevará tiempo".

Para el experto Jake Colvin, del Consejo Nacional de Comercio Exterior, en definitiva el ritmo de la marcha será dictado por las experiencias en Cuba.

"La participación extranjera en Cuba dependerá de las realidades en el terreno, incluyendo el estado de la economía cubana y las actitudes y políticas del gobierno cubano con relación al comercio exterior y las inversiones", expresó Colvin.


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