El foro Cartoon Movie celebra la animación europea, al facilitar sinergias entre profesionales, incluidos los de la industria española, y ayudar a proyectos de muy diversa índole, entre ellos, Jack et la mécanique du coeur.
En las salas habilitadas en el Centro de Congresos de la ciudad francesa de Lyon, al oeste del país, se respira un espíritu de industria, orgullosa de un desarrollo que ha permitido que se quintuplique la producción animada en los últimos 15 años, hasta situarse actualmente entre los 30 y 45 largometrajes anuales.
Durante décadas, la animación parecía dominio de los estudios Disney, hasta que en los años de 1990 Pixar demostró con Toy Story (1995) que el mercado tenía capacidad para otros agentes.
Europa, con Francia a la cabeza, aprovechó esta liberalización, como demuestra la creación de Cartoon Movie en 1999, un foro destinado a reforzar la colaboración entre profesionales del viejo continente, que se ha convertido en el lugar más adecuado para que un proyecto encuentre coproducción y distribución.
En España, “vivimos un momento histórico de madurez, coincidiendo con la explosión de Tadeo, porque hay estudios, directores, creadores, personajes y tecnología”, explicó Manuel Cristóbal, vicepresidente de la Federación de Animación (Diboos) y director de Perro Verde Films, responsable de Arrugas (2011).
A pesar de este despegue, que empezó tímidamente con El bosque animado (2001), la primera película en 3D de Europa, y tuvo su siguiente punto de inflexión con Planet 51 (2009), Cristóbal lamenta que el actual sistema de financiación esté provocando “una sangría y una fuga de talento”.
Cartoon Movie ofrece la infraestructura para que 60 proyectos seleccionados, entre los que se encuentran los españoles Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo y el coproducido con Canadá Magic Veil, se presenten ante la industria.
Prueba de que este foro, que finaliza hoy, se ha convertido en una herramienta clave ha sido la proyección ayer de Jack et la mécanique du coeur, una película producida por la compañía cinematográfica europea más parecida a una major estadounidense, EuropaCorp, propiedad del francés Luc Besson. Aquí es donde, hace dos años, esta producción encontró el apoyo de la empresa belga Walking the Dog, que le permitió seguir adelante tras la quiebra del estudio con el que colaboraban. La cinta, codirigida por el músico y escritor francés Mathias Malzieu y Stéphane Berla, es una rara avis creativa, ya que combina el realismo mágico con el tenebrismo de Tim Burton, la estética del videoclip, las referencias al cine mudo, a Terry Gilliam, a Federico Fellini o a España.
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