La producción ganadera se encuentra en un dilema entre la necesidad de producir más alimentos para atender la creciente demanda de las próximas décadas y bajar las emisiones de gases de efecto invernadero que provoca.
El tema fue abordado en la presentación de un proyecto de ganadería climáticamente inteligente cuya estrategia a cuatro años permitirá conocer los impactos de la producción que se maneja en pastizales y el secuestro de carbono mediante una mayor productividad de los sistemas productivos.
Se trata de la validación final del proyecto promovido por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), apoyado por la FAO y con la financiación del Fondo Global para el Medio Ambiente (GEF), según se informó este martes en la Dirección de Laboratorios Veterinarios (Dilave) del MGAP, donde se realizó la actividad..
Según el titular del MGAP, Tabaré Aguerre, se trata de vincular la producción de alimentos con la sostenibilidad ambiental, con la conservación de los pastizales naturales y con el secuestro de carbono.
En su opinión, son atributos que "serán diferenciadores para seguir aumentando el valor relativo de lo que producimos".
Pierre Gerber, de FAO, sostuvo que hasta 2050 se habrá de duplicar la demanda de alimentos (carne, huevos, leche) por aumento de la población y mayor poder adquisitivo. Señaló la importancia de esta necesidad que ha sido valorada por las agencias de desarrollo, como el Banco Mundial, que antes apoyaba con US$ 200 millones al sector ganadero y hoy lo hace con más de US$ 500 millones a nivel global.
Por un lado es necesario proceder a la necesaria mitigación, disminuyendo las emisiones de gases de efecto invernadero y, por otro, se sabe plenamente que la ganadería es gran parte responsable de las emisiones mencionadas, dijo el experto.
El experto de FAO dijo que hay un crecimiento de la demanda de alimentos y del papel que puede cumplir la ganadería con sus sistemas de intensificación sostenible, pero también hay una necesidad de comprimir las emisiones o aumentar el secuestro del carbono.
La idea es medir no solo la productividad ganadera, sino también la adaptación y atenuación. Se medirá cómo las prácticas que se van a co-innovar con los productores lograrán progresos definitivos. Las técnicas y prácticas serán las mismas, con intervención a nivel de manejo de las praderas, de carbón en el suelo y de los animales. Esas mediciones son parte del cambio.
Gerber afirmó además que se eligió a Uruguay para desarrollar este proyecto porque es uno de los países más comprometidos en intentar resolver el crecimiento de la demanda y, al mismo tiempo, trabajar en la atenuación de las emisiones de gases de efecto invernadero.
También se eligió desarrollar el proyecto en la ganadería uruguaya porque a nivel global representa un 20% de los grandes rumiantes que se encuentran en sistemas extensivos, por lo cual existe la posibilidad de trabajar en un sistema de producción de relevancia internacional.
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