Delirium es un juego de cajas chinas. Se trata de tres tipos que para obtener éxito en su ópera prima cinematográfica deciden contratar a Ricardo Darín. Ese es el argumento del filme, que se parece también a la génesis de la película, que también es una ópera prima y su director también pensó que la actuación de Darín podía salvarla. Las dos películas salen mal.
La primera fracasa porque es un disparate. Los tres amigos no tienen la mínima experiencia ni vocación por el cine. Lo único que quieren es hacer dinero fácil y terminan matando al actor y desencadenando el caos.
La segunda no funciona por razones parecidas. El director, Carlos Kaimakamian, debuta en un largometraje con una buena idea y una contratación impactante, pero la película carece de continuidad dramática: los personajes aparentan a veces cierto sentido común para subrayar el delirio en el que están metidos y entonces no se sabe muy bien quién es quién.
Todo en el filme es caricatura y los gags hacen poca o ninguna gracia.
Hay otra coincidencia entre ambos filmes. En la ficción, Darín acepta porque confunde a estos tipos con el hijo de alguien muy querido, a quien no puede decirle que no. En la realidad, Darín conoció a Kaimakamian cuando este tenía 10 años y le preguntó qué quería hacer cuando fuera grande. El niño le dijo que quería ser director de cine, a lo que Darín replicó: “Entonces cuando seas director de cine, buscame y dame trabajo”.
Para los muy fanáticos del actor, es una oportunidad de verlo en un proyecto distinto, al borde del amateurismo que se plantea en la ficción. El actor hace de un sí mismo que en parte acepta participar en la película porque le gustó la que sería su partenaire, lo cual resultó una mentira.
En todo caso, la película tiene cierto interés mientras Darín está vivo. Después, es una película barata sin Darín.
Otra característica del filme es su estilo televisivo. El trío protagónico parece salido de un aviso publicitario y desde que muere Darín los personajes reales de la televisión aparecen por todos lados, haciendo de sí mismos, con la excepción de Susana Giménez, que hace de presidenta y queda un poco raro, como que no debería ser Susana Giménez la presidenta, pero parece que Delirium da para todo.
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