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El día que la IMM le dijo "no" a una obra en la casa de Martínez

En los tiempos de Ana Olivera, la comuna rechazó un planteo para construir un deck de madera
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22 de octubre de 2017 a las 05:00

A poco de mudarse, ya se imaginaba disfrutando las noches de verano en el nuevo barrio. Había planificado todo: el frente de la vivienda era el lugar ideal para montar un deck de madera y aprovechar la brisa del mar que llega desde el puertito del Buceo.

Antes de comenzar la obra, hizo un proyecto y lo elevó a la Intendencia de Montevideo (IMM) a la espera del visto bueno, pero para su sorpresa enfrentó una respuesta negativa.

El protagonista de esta historia no es otro que el intendente de Montevideo, Daniel Mratínez, quien en 2012 realizó los trámites para refaccionar su casa ubicada cerca de la Aduana de Oribe pero no tuvo éxito. En aquel entonces, Martínez era senador del Frente Amplio y la intendenta era Ana Olivera.

"Tenía que ubicar los acondicionadores de aire en algún lugar. Entonces pensé hacer un deck arriba para tener una zona donde poner una mesa afuera. No me dejaron y yo acepté", narró el jefe comunal a El Observador.

En sustitución, lo que hizo fue colocar simplemente un cajón para tapar los acondicionadores de aire. "Eso me dejaron", agregó. El jerarca había dado algunas pistas de esta historia el viernes pasado, cuando concedió una entrevista al programa Sonríe te estamos grabando, que se emite por canal 12.

Otra experiencia que Martínez vivió en carne propia a la hora de solicitar los servicios municipales fue respecto a la poda de árboles. De a poco, el ahora intendente comenzó a notar cómo una rama se aproximaba en forma amenazante a una de las ventanas.

Ante ese problema inminente, llamó al Municipio CH a solicitar la poda. Sin embargo, del otro lado del teléfono le informaron que su zona no estaba dentro de las prioridades para ese momento, allá por 2013.

Martínez decidió pedir una alternativa, dado el peligro que enfrentaba su vivienda. El funcionario del municipio le dijo que lo que podía hacer era solicitar una inspección de un ingeniero del municipio, quien debía dar el visto bueno para realizar la intervención.

El funcionario habilitó a cortar la rama, pero le comunicó al por entonces senador del Partido Socialista que el costo corría por su cuenta.

Le entregó una lista de las empresas que tienen el aval de la IMM para realizar esa tarea, le dio la mano y se fue.

Martínez llamó a uno de los proveedores y solucionó el problema. Hoy, a varios años de aquel episodio, el intendente no recuerda el monto exacto, pero comentó que osciló entre $ 4.000 o $ 5.000. A medida que pasaban los días, uno de los comentarios que había en el barrio era que la poda se había realizado con tanta celeridad debido a que el damnificado era un legislador oficialista.

Martínez escuchó esa versión y, molesto, decidió salir a contestar el rumor. Colocó en la puerta de su casa un cartel muy explicativo respecto a cuáles fueron los pasos que tuvo que dar e incluso publicó el costo exacto. "Ese cartel estuvo meses frente a casa", sostuvo.

Al cruce de vecinos sucios

"¿Y vos quién sos para venir a dar órdenes?", preguntó un vecino que acababa de tirar bolsas de basura afuera de un contenedor. "Soy el intendente de Montevideo. Y te quiero decir que hay gente que labura tratando de que la ciudad esté más limpia, pero así es difícil", contestó el jefe comunal.

Martínez contó que mientras recorre las calles, suele increpar a quienes no actúan como ciudadanos responsables.

Hace poco, de tardecita, iba en auto por Juan María Pérez casi llegando a Ellauri y encontró a un clasificador que estaba limpiando la mugre que había dejado un colega suyo.

$5 mil pesos es aproximadamente el costo de cortar ramas de un árbol en los casos que quedan por fuera del recorrido municipal. Se requiere la habilitación de la comuna.

El intendente narró que se bajó del auto y, contento con su actitud, lo ayudó a terminar la tarea.

Pero con otros clasificadores ha tenido enfrentamientos. Una vez, en Aires Puros, vio a uno que estaba parado dentro de un contenedor tirando bolsas para afuera. Frenó el auto y lo increpó. "No seas inmoral, haceme el favor", le dijo.

Avergonzado, del otro lado solo veía unos ojos en la oscuridad, porque el hombre no había salido del contenedor con el fin de atenuar el rezongo del intendente.

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