Durante sus tres años y medio de actividad, el Centro de Capacitación de la Cámara Uruguaya de Servicios Agropecuarios (CUSA) formó a 1.100 alumnos –el 30% mujeres–, en 13 escuelas agrarias de UTU ubicadas en seis departamentos. Se capacitó a operadores en siembra, fertilización, cosecha, seguridad laboral, entre otros. Cursos cortos, de modalidad dual, utilizando equipos de última generación. Podría decirse que la experiencia fue un éxito, sin embargo fracasó. El Centro dejó de funcionar debido a la falta de apoyo público y privado.
Quedó evidenciada la falta de interés, de involucramiento y de previsión de los actores del sector. Sin embargo es constante escuchar los lamentos por la falta de mano de obra calificada. También se demostró la facilidad del uruguayo para pasarle la responsabilidad al otro sin hacerse cargo de lo que a cada cual le corresponde.
Quien llevó adelante el proyecto, el argentino-alemán Reinaldo Udewald, dejó el país con una gran frustración por la falta de compromiso, de interés en aprender, innovar y progresar que encontró en Uruguay.
Mientras tanto, en el país donde la gran mayoría sueña con ser empleado público, se sigue buscando a los responsables. El tiempo corre, el problema se agrava y será cada vez peor.