Para la mayor parte de la gente, el nombre de Gordon Willis podrá no decirle mucho, o quizás nada. Pero sin saberlo, esa gente tiene en su cabeza muchas imágenes emblemáticas del cine que son resultado de la maestría en el encuadre y la iluminación de Gordon Willis, quien murió este domingo a los 82 años.
Su sensibilidad estética y la sutileza de su ojo para el cine dieron como resultado imágenes que a esta altura son clásicos del cine contemporáneo. Su trabajo con grandes directores como Francis Ford Coppola, Woody Allen y Alan J. Pakula lo colocaron en la cresta de la ola del mejor cine de las décadas de 1970 y 1980. Willis fue el director de fotografía de la saga de El padrino, que cambió para siempre la forma de filmar cine en Estados Unidos.
Tan versátil filmando en colores como en blanco y negro, Willis brilló en películas de Woody Allen, como Manhattan y Recuerdos. Su colaboración artística con Allen fue muy prolífica: manejó los planos de Annie Hall, Zelig, La rosa púrpura de El Cairo, Interiores y Broadway Danny Rose. Con Pakula fue director de fotografía de Asesinos S.A. y Todos los hombres del presidente.
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