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El mundo de Martín Buscaglia

En cualquiera de sus versiones el artista ha consolidado una personalidad musical que lo separa del resto. En entrevista con El Observador, habló sobre sus inquietudes
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03 de abril de 2015 a las 18:39

Martín Buscaglia está ocupado. Tras una gira en España con Kiko Veneno para presentar su disco, El pimiento indomable, hizo una parada de unos días en Montevideo para salir de nuevo a tocar a Argentina, esta vez solo. Entre viajes, ideas, ensayos y canciones, Buscaglia habló con El Observador antes de su show del 8 de abril en La Trastienda con Los Bochamakers. La charla fue tan amplia como el mundo que creó el músico en torno a su arte.

Entrar en el mundo

En estos últimos dos años, Buscaglia se abocó a sumar proyectos. Además de los ya conocidos Bochamakers y su Hombre Orquesta, grabó con Veneno. Además, se presentó con la artista cubana Yusa y ahora viajó a Buenos Aires para compartir escenario con los brasileños Os Mulheres Negras. Por último, publicó el año pasado el disco Somos libres, un registro en vivo de un concierto realizado en Argentina solo a guitarra y voz.

“Está bueno ponerte en lugares diferentes”, dijo Buscaglia. “Pero es una fantasía porque nunca dejás de ser vos. Ningún músico es más él que cuando está solo con su instrumento. Pero aunque tocara con un grupo de cumbia o con una orquesta sinfónica igual seguiría siendo yo. Hay cosas de las que no te podés escapar”.

Para el músico, todas esas colaboraciones funcionan, sí y solo sí su mundo artístico es “suficientemente vasto y potente”: “Hace mucho que estoy metido en esto y para bien o para mal siempre he hecho lo que quería o necesitaba. Ahí se te va armando un mundo propio, que luego podés elegir salir de él, hacerlo explícito o implícito. Solo de esa manera creo que podés compartir y meterte en otros proyectos; si no sos fagocitado por otros artistas o proyectos”.

El mundo de Buscaglia, el mundo público al menos, es musical. Así como un disco es una suma de las canciones que lo compone, la carrera del músico se hace de la unión de sus proyectos. “Sé que todos dicen algo de lo que soy musicalmente”, explicó.

Ir y volver e ir

Estar en la ruta es otro de los aspectos principales de este mundo. Y es algo que le gusta de forma particular: “Lo que más disfruto no son los paisajes o las postales. Es el hecho mismo de viajar. Disfruto de los tiempos que no soy nada. Tal vez porque tocar te hace ponerte en una situación que tenés que manejar, estar muy atento. Estar en tránsito para mí es lo más lindo”, afirmó.

Esos momentos los dedica a la lectura. El último libro que terminó en tránsito fue Walkscapes. El andar como práctica estética. “Habla de como las vanguardias poéticas del siglo XX sobre todo veían el hecho de estar en movimiento como una rama del arte”, explicó el músico. Los viajes también sirven para agrandar la colección de instrumentos. En su sala de ensayo, entre la enorme cantidad de guitarras, un banjo y un piano se lucía su última compra de España, un dulcimer: instrumento de cuerda originario de los Apalaches estadounidenses.

Pop que me hiciste bien

Para Buscaglia, el pop, uno de los géneros que ensamblaron desde siempre su música, está pasando por un “lindo momento” en Uruguay. “Hay más apertura a la cosa popera. Por un lado, acá en el folclore regía el concepto de que todo lo que se hacía tenía que tener un motivo y significado en relación a la situación social del país. Y por otro, existía una cosa más roquera, ese lado más punkie que no aparece en otros lugares, pero que en muchos años estuvo en detrimento de una cosa más empática o luminosa que tiene el pop. El rockanrolazo lo escuché muchísimo, pero ahora elijo otras cosas. Pocas veces escucho The Exploited, por ejemplo, que lo escuchaba de chico”, contó.

Es por eso que es un momento interesante y ecléctico, donde suceden cosas tanto en las esferas más indies como en nuestro pequeño mainstream. “No sé si antes no había tanta variedad o no había esa visibilidad que hay. Además, no hay tanto prejuicio. También lo ves con la cumbia, cosa que antes era sacrilegio supremo. Yo toco cumbia y mucha gente también lo hace. Un ritmo no tiene moral. No es bueno ni malo. Es lo que vos hagas con él”, explicó.

Sin distracciones

Buscaglia no tiene juegos en su smartphone y se está tratando de apartar de Netflix e internet. Todas son distracciones que prometen adueñarse de su atención y no soltarlo más.

“Internet te vende una apariencia de libertad impresionante, pero está todo hecho para atraparte. Por eso no miro series, por ejemplo. Vi algunas y como me atraparon dije: ‘Ta, no lo hago más’”, afirmó entre risas. Su última experiencia fue Breaking Bad y, si bien juró no volver a Netflix, ahora comenzó a ver la comedia Unbreakable Kimmy Schmidt. “Si está buena me voy a quedar hasta las 5 de la mañana hasta terminarla y tengo un montón de proyectos que son más nutritivos para mí y para los demás que esto”.

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