El niño que lee para Youtube

Tras la breve introducción, Joaquín toma un libro en sus manos y comienza a disecarlo en un estilo tan propio como ajeno, imprimiendo su personalidad y espontaneidad en cada palabra, pero, a la vez, siguiendo la fórmula de otros tantos que han hecho lo mismo antes que él. La palabra que lo define a él y a usuarios como la mexicana Fátima Orozco ("Las palabras de Fa") o el español Sebastián Mouret ("El coleccionista de mundos") es booktuber, un neologismo que conjuga las dos pasiones de esta nueva generación de lectores: los libros y YouTube. Con formatos como reseñas, booktags (preguntas sobre libros), bookhauls (revisiones de compras) y tours de estanterías, los booktubers no solo han contagiado el afán por la lectura a sus coetáneos, sino que también han llegado a las editoriales, incorporándose a campañas y estrategias de marketing.

Las ferias de libros latinoamericanas, mientras tanto, han comenzado a incorporar a sus mayores exponentes, invitándolos a concursar, convocar y comentar. Aunque en Uruguay el fenómeno todavía no se ha desarrollado, un concurso del Ministerio de Educación y Cultura, con Joaquín como uno de sus protagonistas, demuestra el interés por los hábitos digitales de un segmento etario que, constantemente vilipendiado por su consumo cultural, empieza a marcar un nuevo ritmo de lectura.

Entre clips y páginas

Para Joaquín, todo comenzó en 2014, cuando la saga Divergente llegó al cine. "Mi hermano (Rodrigo) era muy fan y se iba a estrenar la película. Yo quería ir a verla, pero antes pensé en leer el libro. Busqué un resumen para ver de qué se trataba y ahí vi que había gente que hablaba de libros. Dije 'si ellos pueden hacerlo, yo también'".

Aunque las reseñas literarias eran nuevas para él, YouTube era terreno conocido. Su primer video fue en 2011, recuerda, con muñecos coleccionables filmados con el celular de su madre. "Cada año tuve un canal diferente", agrega, a mencionar videos con amigos y sobre videojuegos, pero ahora el acercamiento es diferente. "Es un hobby, pero me lo tomo como algo importante", señala.

Su primer video como booktuber, filmado con la cámara de una computadora, con poca luz, había sido subido en otra cuenta. "Llegó un momento en el que dije 'si quiero que me vaya bien en esto, si de verdad me gusta, tengo que hacer un canal especial'. Entonces le dije a mi hermano que ya que me había metido en el mundo de la lectura, me diera alguna recomendación", comenta, un pedido de ayuda que resultó en la colaboración entre los hermanos.

Rodrigo, estudiante de comunicación audiovisual, "es la producción", define Joaquín. Su trabajo es iluminar, filmar y editar. "Yo soy la cara que aparece", agrega.

Aunque se define como introvertido y responde con cierta timidez a las diferentes preguntas de la entrevista, la cámara transforma a Joaquín. Cataliza otro costado de su naturaleza. En la pantalla, apela al espectador, tira sus brazos en el aire para dar énfasis a sus oraciones y habla con cándida franqueza. "Todo el mundo me dice que es impresionante cómo le hablo a la cámara, con toda la expresividad, pero para mí es como estar hablando con mi hermano, o con un amigo de toda la vida. Es lo más normal. A mí lo que me impresiona es que si ponés a los demás frente a la cámara, se ponen nerviosos", comenta, al tiempo que afirma querer seguir el camino de su hermano como estudiante de técnicas audiovisuales.

El mundo de Jimy

"Desde chico Joaquín estuvo filmando videos. Aparte de la lectura, los videos son parte de su vida; entonces no nos sorprende y nos gusta que esté haciendo estas cosas (...). Está buenísimo que trabajen juntos (con su hermano). Con la diferencia de edad que tienen, los separan gustos distintos; entonces nos alegra que por lo menos tengan alguna actividad juntos", señala su padre, Leonardo Machado. "Desde chiquito siempre le incentivamos a leer", acota Rosario Altezar, su madre. "Hubo una época en la que no le daba por leer, y ahora esto me deja muy contenta. Lo de los videos es también una forma de incentivar la lectura y de que haga una actividad que le gusta, para la que tiene mucha naturalidad, ", añade.

Luego del punto de inflexión, Divergente, Joaquín lee dónde y cuándo puede. Cuando va al dentista, antes de acostarse y especialmente en el verano. Sus aliadas son las notas adhesivas, que le ayudan a identificar lo más importante entre el mar de páginas, pero el formato de video no precisa ayuda de memoria. "Arranco la presentación, digo algún dato del autor y el libro, después de qué se trata, o leo el prólogo, o los dos, y luego digo mi opinión, qué me parece, por qué me gusta, y si lo recomiendo o no".

Aunque reconoce que algunos compañeros lo "boludean" o le dicen "traga" porque le gusta leer, Joaquín intenta evitar enojarse. "¿Qué tenés que hacer? Que te dé igual. Me dicen que soy booktuber, y yo digo 'sí, con todo el orgullo'".

Aunque otros jóvenes booktubers uruguayos eliminaron sus videos, fuese por problemas de calidad o por concentrarse en los estudios, Joaquín continúa y proyecta hacer reseñas de series de animación. Aunque aún no obtuvo la popularidad digital de otros, lo que importa también es lo de adentro. "Me permitió conocer más a mi familia. Antes estábamos más separados, pero ahora hablamos pila de los videos".

Booktubers en Uruguay

Hasta el 22 de mayo, el Ministerio de Educación y Cultura mantendrá abierta la convocatoria Booktubers Uruguay. Podrán participar personas de 9 años en adelante con reseñas de un máximo de un minuto y medio, y en español. Por más información, visitar www.mec.gub.uy.

Los libros

Divergente. La saga lo impulsó al mundo booktuber.
Fangirl. Uno de sus libros favoritos, de la autora Rainbow Rowell (Eleanor & Park).
Maus. Novela gráfica de Art Spiegelman sobre la segunda guerra mundial.
Cien años de soledad. "Me tomó cien años leerlo", aseguró.