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El Peyote sin nostalgia

Tras siete años de su primera reunión, la banda vuelve a los escenarios, tal vez con nuevo material
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19 de enero de 2016 a las 05:00
El Peyote Asesino fue una de las bandas fundamentales de la segunda etapa del rock nacional. Representó a un rock globalizado, puramente noventoso, en sintonía con el lenguaje regional, y con llegada a los oídos latinoamericanos. Fue una banda que cultivó buenos músicos –que luego emprendieron sus propios proyectos– y que influenció a generaciones. Tras su disolución en 1999, la banda siguió funcionando a través de sus discos, del boca a boca y del recuerdo de aquellos que los habían visto en la cresta de la ola. Diez años después volvieron a reunirse para cerrar la sexta edición del Pilsen Rock y luego repitieron con dos fechas en el Teatro de Verano.

Este enero, la banda confirmó un nuevo regreso. Hasta ahora, la propuesta está confinada a un nuevo show en el Teatro de Verano el 29 de abril, pero, para Fernando Santullo (mejor conocido por aquellas épocas como L.Mental), el camino está abierto para nuevos temas.

Desde Barcelona, el músico que desde 2005 encabeza el proyecto que lleva su apellido, explicó a El Observador que esta reunión "no tiene mucha ciencia", sino que sus raíces se encuentran en las ganas del quinteto de volver a tocar.

"Cuando nos juntamos en 2009 y nos hicieron la propuesta del Pilsen, teníamos una incógnita muy grande: si íbamos a volver a funcionar en escena", explicó. "Lo que ocurrió fue que efectivamente disfrutamos como enanos. Nos dimos cuenta que estaba súper bueno tocar. De hecho, más allá del estrés de juntarnos después de diez años para tocar, hubo una gran alegría y un montón de placer".

Para ese entonces, la posibilidad de componer fue un pensamiento que ni siquiera se les cruzó por la cabeza, "entre otras cosas porque cada uno estaba haciendo cosas solistas o con bandas".

"Tampoco nos planteamos meternos en el baile de componer y grabar un disco, que es un proceso bastante largo, especialmente para El Peyote, que es una banda que debate mucho la música que hace", agregó. Era esa misma puja de opiniones y diferencias de ideas la que construyó canciones tan diferentes como Criminal, Cable pelado y Mal de la cabeza, y lo que al mismo tiempo los empujó hacia la separación.


"El Peyote siempre tuvo una cosa interesante", afirmó Santullo. "Más allá de que estuviéramos peleados o estresados por el proceso de componer y grabar, siempre en vivo la banda encontraba un lugar en donde nos sentíamos muy cómodos y pasábamos bien. Y en 2009 volvimos a eso".

Luego de ese encuentro, cada uno de los integrantes continuó sus respectivas carreras: Pepe Canedo siguió detrás de las baterías de La Vela Puerca; Daniel Benia puso su bajo al servicio de Santullo, que editó tres discos desde entonces; Carlos Casacuberta también siguió con su trabajo solista, cuyo último disco fue editado en 2013; y Juan Campodónico sumó el grupo Campo a su proyecto Bajofondo. Sin embargo, la relación musical se mantuvo. Santullo ha colaborado con Casacuberta y compuesto con Campodónico para Bajofondo –más notoriamente El Mareo–, y viceversa.

Regreso con renovación

A mediados de 2015, Santullo y Canedo volvieron a pensar en la idea de la reunión. La excusa de reunirse por los 20 años de la salida de su disco debut (El Peyote Asesino, 1995) no conformó al grupo.

De hecho, rechazaron de lleno asociar sus shows a fechas "redondas", por considerarlas contraproducentes. "Es una cosa medio fea, es como anclar la música en un momento, cuando en realidad cuando te juntás para tocar reivindicás que tu música sigue vigente", explicó Santullo.
Se propusieron entonces juntarse sin el peso de un aniversario, "porque en realidad de lo que tenés ganas es de juntarte, tocar y pasar bien", afirmó.

"Pero a la vez, ya que estabámos metidos en el baile de tocar, nos planteamos ver qué pasaba y si podíamos hacer un temita o una versión. Meter un poquito de laburo de composición colectivo. Pero recién estamos empezando, nos quedan cuatro meses. Yo calculo que seguramente llegaremos con algún temita nuevo. No tenemos la garantía de que salga una cosa maravillosa, pero las ganas sí las tenemos".

Benia, por su parte, apoya la idea. "Tocar con esos tipos es lo que más me gustó hacer en este mundo. Ojalá el encuentro sirva esta vez para poner a andar la maquinita de hacer música y terminar en un disco nuevo. Ese sería mi sueño. Es difícil porque la creatividad siempre fue fruto de una pelea fuerte, eso
desgasta mucho. Pero quién sabe".

La idea de música nueva por parte de El Peyote es, para empezar, intrigante, pero al parecer, no todos están tan afines. "Cuando le conté a un amigo que tocábamos me dijo 'a mí qué me importan los temas nuevos'", contó Santullo entre risas. "Entiendo que para la inmensa mayoría que El Peyote haga temas nuevos es irrelevante. Pero pensándolo desde nuestra interna, queremos ver si lo podemos hacer".

Si El Peyote que conocemos es uno arraigado totalmente en el zeitgeist sonoro y anímico de los 1990, ¿cómo sonaría El Peyote del 2016? "Eso es una cosa que tendríamos que conversar entre todos", admitió Santullo. "Pero para mí no debería ser de ninguna manera un ejercicio de nostalgia. No tiene sentido agarrar algo al estilo Red Hot Chili Peppers y mezclarlo. Lo que sí le veo sentido es que se mantenga ese espíritu que tenía El Peyote y no las referencias concretas". Según el artista ese espítitu se compone de música arriesgada y fresca; que se crucen géneros que no deberían mezclarse; que genere incomodidad. "Esa es mi visión. Capaz que viene otro y te dice otra cosa", concluyó.

Por lo pronto, esta presentación del 29 de abril tiene el único objetivo de ofrecer un buen show y pasarla bien, sin presiones de discos. "Si logramos meter un temita nuevo, genial, y si después nos dan ganas de seguir haciendo cosas, mejor todavía", afirmó Santullo.

Los ensayos se desarrollarán durante todo abril. Revisarán desde la puesta en escena a los arreglos o harán versiones de las canciones para que suenen más actuales. "Les cambiamos el tempo, la afinación, le buscamos la vuelta para nos sintiéramos más cómodos", explica el músico. "No queremos tener la sensación de estar tocando en la Noche de la Nostalgia".

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