Cristina Fernández regresó a Buenos Aires el lunes de noche.

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El regreso de Cristina Kirchner: entre la épica y el inicio del fin

Hoy declara ante la Justicia; el kirchnerismo intenta transformar la crisis en un relanzamiento
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13 de abril de 2016 a las 05:00

Desde lo político, está claro que un kirchnerismo que mantenga el protagonismo lo favorece, porque polariza la opinión pública.

Vuelve Cristina Kirchner y la fecha está marcada con un círculo rojo en todas las agendas: hoy se marcará un punto de inflexión en la política argentina.

Y no se trata solamente del regreso de quien fuera durante ocho años la gran protagonista de la política argentina al centro de la escena después de su alejamiento del poder, sino que marca el inicio de una nueva fase en su guerra particular con el "partido judicial".

Es probable que no sea el tipo de regreso que ella habría soñado. Después de todo, su despedida a plaza llena el 9 de diciembre, ostentando un alto nivel de popularidad y apoyo militante, podría ser la envidia de cualquier presidente que termina su mandato con el desgaste inevitable que conlleva el ejercicio del poder.

Ahora, en vez de la Plaza de Mayo el escenario serán las escalinatas de la avenida Comodoro Py, sede de los juzgados federales. Y la ocasión de la vuelta, en lugar de ser el regreso de una líder que marque el resurgimiento del movimiento, será la citación para declarar en una causa por fraude contra el Estado con el manejo del dólar futuro.

La gran incógnita, entonces, pasa por saber si Cristina se mostrará afectada por sus reveses judiciales, incluyendo la reciente imputación en la causa de lavado de dinero conocida como "La Rosadita". O si, como ha sido su marca personal, tomará esta crisis como una oportunidad de relanzamiento.

Las consignas "Vuelve", "Si la citan a ella, nos citan a todos" y "Vienen por ella, vamos con ella", que han circulado profusamente en redes sociales y en actos partidarios marcan ese estado de ánimo de la militancia.

Éxito asegurado

¿Logrará Cristina su estrategia de presentarse como víctima de una persecución política, responder las acusaciones y así relanzarse en un momento de debilidad? Por lo pronto, tiene garantizada toda la atención mediática.

Pero, además, está la expectativa por la convocatoria a los militantes para "hacer el aguante".

Algunos hasta se han atrevido a comparar este acto con el histórico 17 de octubre de 1945, haciendo una analogía con la mítica manifestación para reclamar la libertad del entonces coronel Juan Domingo Perón, encarcelado por el mismo régimen militar del que él formaba parte y que veía con recelo su transformación en un líder populista.

Aquella manifestación no solamente logró devolverle la libertad a Perón sino que resultó el hito fundacional del movimiento político protagonista por más de medio siglo.

Pero claro, las situaciones históricas no son comparables. El sueño de Cristina es que esta crisis judicial sirva como punto de partida para aglutinar las partes sueltas de lo que antes había sido su monolítico bloque de apoyo. Pero todavía hay muchos dirigentes que están dudando sobre cuánto les puede afectar políticamente arrimarse a la ex jefa en estas circunstancias.

De todas maneras, puede descontarse que el acto de Comodoro Py será multitudinario y cumplirá con su cometido. Entusiasmo en la militancia es lo que sobra: no sólo se buscará dar apoyo a Cristina, sino que la ocasión se muestra inmejorable como catarsis colectiva. Habrá allí todo tipo de afectados por el cambio de gobierno, desde ex funcionarios despedidos del Estado y periodistas de medios que ya no gozan de la pauta publicitaria oficial hasta los que quieren gritar su bronca por el ajuste económico.

El contraataque de Cristina

No se ha confirmado oficialmente si la expresidenta pretende hablarle a la multitud allí en la entrada de Comodoro Py. Pero, en todo caso, ya fue dando pistas sobre cuál sería el eje de su discurso.

Por lo pronto, el escándalo internacional de Panamá Papers le vino como anillo al dedo para armar su contraataque. Ya hubo una muestra de ello en el comunicado de la familia Kirchner el domingo que se conoció el escándalo.

Allí quedó en claro la estrategia. Con la excusa de desmentir una versión periodística sobre su supuesta aparición en esos documentos, aprovechó para desmentir no sólo el tener cuentas off shore, sino también todo el fárrago de acusaciones contra Cristina, desde la existencia de un depósito bancario en Seychelles hasta inmuebles en Nueva York.

En las semanas anteriores, Cristina dio otras pistas. Sus escasas apariciones públicas fueron para criticar el tarifazo, el acuerdo con los fondos buitres y para, el 24 de marzo, recordar la carta de Rodolfo Walsh a la junta militar en 1977.

El argumento que tiene Cristina es claro: planteará que no la persiguen por haber cometido un delito sino por la política que elaboró durante sus ocho años de gobierno.

Concretamente, al responder por la causa del dólar a futuro, dirá que esa política se proponía defender el poder adquisitivo de la población al mantener al dólar contenido. Y que ahora se pretende equiparar con un delito algo que fue sólo una medida de política económica en sentido contrario que hizo Macri. En definitiva, como dijo Alejandro Vanoli, ex titular del Banco Central, ante Bonadío, si el Estado perdió $ 77.000 millones en el mercado del dólar futuro, fue porque el gobierno de Macri devaluó.

¿Cristina presa?

El macrismo parece estar viviendo esta situación con cierta ambivalencia. Por un lado, disfruta las desventuras de Cristina y sus seguidores, pero por otra parte parece temeroso sobre el riesgo de un clima enrarecido en la sociedad.

"Para Macri, después del tarifazo y de Panamá Papers, el hecho de que salga Cristina Kirchner a hablar es una gran noticia. Él necesita imperiosamente tenerla como enemiga y que esté activa en la escena pública", argumenta Marcos Novaro, director del Centro de Investigaciones Políticas.

Para el politólogo, hay un sector de los votantes de Macri que le dieron su apoyo no tanto por su adhesión al actual Presidente, sino por rechazo al kirchnerismo. Por consiguiente, el duro ajuste económico se hace más tolerable si el cuestionamiento más fuerte viene de Cristina.

Pero lo cierto es que en el gobierno hay inquietud. Hasta el propio senador Federico Pinedo, impulsor de la denuncia por la operatoria de dólar futuro, salió a aclarar que sólo había señalado a los funcionarios del área económica pero no a la ex presidenta.

Todo una demostración de que las cosas tomaron una dinámica propia en la justicia y parecen estar yendo más lejos y más rápido de lo que se pensaba en el ámbito político. Por más que resulta difícil pensar en una imputación contra la ex presidenta por la causa del Banco Central, lo cierto es que desde hace días hay versiones en el sentido de que Bonadío podría imputar a Cristina con la acusación de liderar una "asociación para delinquir".

Lo impensable puede llegar a ocurrir. La imagen de Cristina detenida ya no resulta inverosímil. Y pone a prueba la solidez de todo el sistema político.

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