El ritual de un viaje hacia el interior

A la fotógrafa mexicana Graciela Iturbide su imagen favorita, la emblemática Mujer ángel, la tomó por sorpresa. Ni siquiera sabía que la había hecho y apenas recordaba las circunstancias que la llevaron a disparar.

Fue un editor quien la encontró entre sus negativos y, por eso, la mujer que camina hacia el desierto con una larga melena y una radio en la mano se convirtió en su predilecta, un regalo de las tierras áridas que combina la tecnología con la tradición. Su pasión solitaria por la fotografía la llevó a la comunidad de Juchitán,donde capturó esa imagen de una mujer con iguanas sobre su cabeza que se volvió un ícono de la comunidad, al punto que fue renombrada por los habitantes y pasó de ser Nuestra señora de las iguanas, a la Medusa juchiteca.

Las mujeres, fuertes, de carácter, tomadoras de decisiones en el día a día de esta ciudad mexicana, fueron parte de su itinerario de viaje con la fotografía. Es que su cámara le permitió explorar su propio país por dentro, en sus tradiciones, diversidad y rituales. El que logró cautivar su lente: la muerte. La cámara analógica, los procesos lentos y el lente como vehículo y excusa para conocer el mundo son parte de su propio ritual. "Yo no busco, encuentro", ha dicho.

Es que para Iturbide, quien ha contado que su técnica es disparar cuando algo la sorprende, la fotografía es también una forma de conocerse a sí misma, de dejar salir y plasmar aquello que le dicta su inconsciente. Esto se ve especialmente en sus autorretratos, donde ha dejado fluir sus impulsos internos, sin restricciones. La mexicana fue premiada este año con el premio Cornell Capa, que reconoció su trayectoria de 45 años. Estas imágenes y más se pueden encontrar en una breve pero representativa muestra de su obra, que estará expuesta en el Museo de Arte Precolombino e Indígena (25 de Mayo 279) hasta el 15 de enero de 2016.