Liberland

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El sueño del reino propio

Aprovechando tierras de nadie, aventureros deciden fundar repúblicas y monarquías
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16 de agosto de 2015 a las 05:00
Liberland. Un nombre bastante malo para un país, pero así es como se pretende denominar a un pequeño territorio aprovechando una “terra nullius”, tierra de nadie, entre Croacia y Serbia. Un pedazo de seis kilómetros cuadrados que nadie reclama y que el checo Vit Jedlicka, de 31 años, lo “conquistó” para fundar el pasado 13 de abril este autoproclamado Estado, el último de una larga serie de “naciones” nacidas en Europa, como Liberland, o en el medio del mar, como la famosa Sealand, o en el medio del desierto, como Sudán del Norte, donde un padre quiso proclamar princesa a su hija.

“Quería fundar un país distinto, donde se vivieran todas las libertades, fuera del alcance de las fuerzas políticas y que existe en otras partes del mundo como Singapur o Hong Kong, pero no en el centro de Europa”, dijo Jedlicka a la BBC, quien ha participado en la política de su país. El lugar de la micronación, en la orilla occidental del Danubio, quedó sin reclamar ante la disolución de Yugoslavia en la década de 1990 y para Jedlicka, que buscó un lugar donde establecer su soberanía, terminó siendo el sitio ideal.

Eligió esa fecha de fundación en honor al natalicio de Thomas Jefferson, uno de los próceres de Estados Unidos. Tras dos años de búsqueda, ese día, de este año, Jedlicka acudió a Liberland junto a su novia Jana Markoviceva y un compañero del colegio y plantaron bandera, la enseña del novel país. El lema es “vive y deja vivir”. Hasta ahora solo hay construida una casa, la de ellos, que más bien se parece a una carpa de campamento.

Como suele suceder con este tipo de emprendimientos, aún no ha sido reconocido por la ONU ni por ningún país de la vuelta. Croacia tildó la fundación de Liberland como un “chiste” y Serbia dijo que se trata de un “acto de frivolidad”. “Una cosa es lo que dicen, otra es lo que hacen. Estamos en un intenso diálogo con ellos para que reconozcan nuestro reclamo”, comentó Jedlicka a la BBC. “Por ejemplo, Croacia ya dispuso en los límites con Liberland una serie de efectivos de la policía para que nadie pase desde su país hacia nuestro territorio”. También afirmó que han mantenido diálogo con al menos 20 naciones, todas dispuestas a reconocer la soberanía de Liberland.

Así las cosas, los liberlandianos –Jedlicka salió votado presidente con los votos de su novia y de su amigo– crearon una página de internet y una fan page en Facebook para conseguir habitantes y ya tienen 360 mil solicitudes de ciudadanía. Esperan brindar las primeras 100 cédulas de identidad “próximamente”. Para expertos en seguridad, este enclave sería un peligro: una tierra de nadie, donde no se aplican las reglas de la Unión Europea, podría ser una zona propicia para preparar un ataque.

Jedlicka piensa aplicar un sistema de impuestos voluntarios, donde la propiedad privada y los derechos individuales estén por encima del Estado. Los políticos tendrán prohibido por la constitución endeudar a la nación y por el momento, según el presidente de Liberland, recibieron intenciones de inversión por alrededor de US$ 20 millones. El canadiense Brian Lovig se convirtió en el primer inversor de esta micronación al donar US$ 10 mil para la “fase de desarrollo temprano de Liberland”.

Otro Sudán

Sudán y Sudán del Sur –que nació como tal en 2011– son dos países conocidos y uno esperaría que no hubiera más Sudanes en el mundo. Pero no. El 16 de junio de 2014 vino al mundo Sudán del Norte, fundado por Jeremiah Heaton, un estadounidense de Virginia de 38 años que buscó un país para proclamarse rey y, por ende, hacer princesa a su hija Emily como le había prometido. También es curioso que este reino sea el único que ha reconocido a Liberland como una nación.

Emily le pidió a su padre hace más de un año atrás que la convirtiera en princesa. Para ello Jeremiah debía proclamarse rey. Lejos de tomarse a broma todo esto, comenzó a buscar un lugar para entronizarse y lo encontró en África luego de sondear en la Antártida otras tierras de nadie. Se trata del territorio Bir Tawil, ubicado entre Sudán y Egipto, caracterizado por su aridez y sin una población permanente. Esos 1.280 kilómetros cuadrados olvidados son fruto de una disputa de 113 años entre sudaneses y egipcios. Como allí no hay petróleo, poca importancia le han dado.

La fecha elegida para plantar bandera –diseñada por los hijos– y proclamar una nueva monarquía respondió al cumpleaños número 7 de Emily. “Hoy, 16 de junio de 2014, coloqué esta bandera en la región de Bir Tawil para honrar la promesa que le hice a mi hija”, escribió Jeremiah en Facebook en un posteo que acompañó una foto del monarca en esa zona junto a la flamante enseña patria. “Emily, como la mayoría de las niñas, tenía el sueño de convertirse en princesa. Un día mientras jugaba me hizo la pregunta: ‘Papá, ¿algún día seré princesa?’. La única respuesta que le podía dar a mi dulce niña fue: “Sí, por supuesto, ¡serás princesa un día!”, continuó Jeremiah en esa carta que firma como “Rey Heaton”.

Como le sucede a Liberland, los reconocimientos de otros países brillan por su ausencia. El autoproclamado rey no se desanima y espera que pronto mantenga relaciones diplomáticas con Egipto y Sudán. Entre sus ideas para impulsar la economía está en convertir la región en un centro de agricultura, con la instalación de infraestructura y un sistema de riego por goteo para cultivos.

El más famoso

Con su bandera roja, blanca y negra, y su lema “Desde el mar, libertad”, Sealand es la más famosa de todas las micronaciones. Este principado, cuyo gobierno es una monarquía constitucional hereditaria, fue fundado el 2 de setiembre de 1967 y está erigido sobre una antigua base defensiva de 550 metros cuadrados de la segunda guerra mundial en el mar del Norte, a 12 kilómetros de la costa de Inglaterra. La población nunca supera las cinco personas.

Sealand fue ocupado por la familia de Paddy Roy Bates, quien autoproclamó el principado y acuñó para sí mismo el apelativo de Su Alteza Real Príncipe Roy de Sealand. Michael, su hijo, es hoy el príncipe de Sealand que, entre otras curiosidades, ofrece títulos de caballero por US$ 145.

El Reino Unido dejó de utilizar la base en la década de 1950. En otra torre similar, pero dentro de las aguas británicas, Roy Bates tenía una radio pirata por lo que fue penalizado. De esa manera, se trasladó al actual Sealand, que se llamaba Roughs Tower, y que se encuentra en aguas internacionales. Roy Bates nunca reabrió su radio pirata, pero se llevó a toda su familia a vivir allí y fundó este particular principado. En la actualidad, Sealand tiene teléfono e intenet, tienda de souvenirs, pasaportes y una empresa de almacenamiento de datos conocida como HavenCo.

Menos conocidos

Además de Liberland, Sudán del Norte y Sealand, existieron y existen otras micronaciones autoproclamadas alrededor del mundo, como Waveland, un islote rocoso en el Atlántico Norte, Užupis, un barrio de Vilna, la capital de Lituania, Minerva, una isla al sur de Fidji, Lundy, una isla en la costa oeste de Inglaterra o República de Jämtland, una provincia sueca que antes era parte de Noruega.

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