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Empresas uruguayas automatizan sus procesos productivos para diferenciarse
El agro, la industria y la logística son algunos de los sectores que se benefician del uso de tecnologías sofisticadas para salir al mundo
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22 de junio de 2016 a las 05:00
Que un robot levante cajas en un depósito o que un drone, al sobrevolar un campo, detecte diferencias en el suelo para identificar qué zonas requieren más o menos fertilizantes son solo dos de los usos de la robótica y la automatización de procesos productivos que las empresas uruguayas empezaron a utilizar en el último decenio.
En el mundo, el uso de robots viene en crecimiento, e industrias como la automotriz y la alimenticia, entre otras, recurren a estas tecnologías para optimizar su producción. Uruguay no es ajeno a este fenómeno. Tanto los ingenieros electrónicos que proveen los robots y automatismos, como los empresarios que los utilizan, coinciden en señalar que, para alcanzar la eficiencia productiva en un contexto en el cual se premia "lo diferente", invertir en estas tecnologías es fundamental para ubicarse en mercados más competitivos.
El subsecretario del Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM), Guillermo Moncecchi, explicó que la robótica es muy amplia. "Uno se puede acercar por el lado de la electrónica o de la inteligencia artificial; las dos aristas se trabajan en Uruguay", dijo. La promoción de la utilización de robótica es uno de los objetivos del gobierno que, a través de la reciente creación de la Comisión Sectorial de Robótica y Electrónica buscará, entre otros cometidos, unificar a las empresas que producen robots y automatismos con quienes los utilizan, e identificar las necesidades de este sector. "Otro de los cometidos será buscar soluciones para la importación de insumos de robótica", confirmó el subsecretario.
La industria metalúrgica también recurre a la automatización de procesos productivos. La empresa Fumaya, dedicada a la fabricación y comercialización de muebles de oficina y cocina, comenzó hace cuatro años una reestructuración tecnológica, que abarcó la mudanza a una planta de producción ubicada en Paso de la Arena con mayor capacidad.
Su director, Daniel Aliskevich, indicó que la tecnologización de la empresa ayudó a producir mobiliario a menores costos, de forma de volverse competitivos con lo que se importa de China. "En el área de carpintería empezamos a incorporar máquinas programables desde una oficina, y el operario hace los movimientos que le marca la máquina", explicó. La aplicación de tecnología para Fumaya significa una optimización del tiempo y ampliación de mercados, algo fundamental para esta empresa familiar.
"Buscamos alianzas industriales, de manera que podamos conseguir fabricantes de balanzas, por ejemplo, que fabriquen la parte electrónica y nosotros poder suministrar la carcasa. De esa manera podemos hacer trabajos en conjunto para mercados más exigentes y que permitan un valor agregado mayor", indicó.
No solo las grandes industrias invierten en tecnología para mejorar los rendimientos. Para la pyme de Canelones Julio Muebles, en la que trabajan 11 personas, actualizar su maquinaría con una seccionadora semiautomática que corta las placas de madera según las medidas indicadas, posibilitó la apertura de una nueva unidad de negocios.
"Lo mejor de usar estas máquinas autónomas es que te cambia la cabeza, la forma de trabajo y el negocio en sí", indicó el director de la empresa familiar, César Gómez. La empresa comenzó en 1998 a tecnificarse, culminando el proceso en 2014 con la adquisición de un software que conecta todas las máquinas. "Llevamos invertidos aproximadamente US$ 400 mil en tecnología, pero lo mejor de todo es que ahora tercerizamos los servicios con el tiempo ocioso que les queda a las máquinas", comentó Gómez. De esta forma, Julio Muebles fabrica para carpinteros, arquitectos, entre otros.
Por su parte, el director de Asuan, Eduardo Del Bono, empresa dedicada a la prestación de servicios para la automatización de procesos en la industria cárnica, explicó que este sector es el más atrasado en cuanto a tecnología, pese a los beneficios que le presenta. "Si se puede sacar 1% más de carne gracias a la tecnología, eso es optimizar el recurso", comentó.
El dirigente dijo que muchos industriales uruguayos utilizan tecnología en varias partes del proceso productivo. "No sé si Uruguay tiene 40 robots cada 10 mil funcionarios, pero sí somos conscientes de que muchas empresas están mandando tareas especificas para que se hagan con elementos de programación variable con distintos tipos de movimiento", indicó. Respecto al desarrollo de robots en el país, Corallo dijo que hay intentos de "educar en robótica", por ejemplo mediante el Plan Butiá de la Facultad de Ingeniería, pero aún resta preparar a las futuras generaciones sobre cómo utilizar estos recursos. "Tal vez Uruguay pueda servir no solo para armar robots, sino como plataforma de desarrollo de productos de robótica que puedan salir al Mercosur", reflexionó el presidente de CIU.
"El mundo de la robótica va a tener cada vez más presencia en la industria". Washington Corallo, presidente de la Cámara de Industrias del Uruguay
La empresa uruguaya especializada en soluciones de ingeniería industrial KPM comenzó a incorporar las soluciones en robótica y automatismos para la industria local hace seis años. El área de automatismos comprende la instalación de cintas transportadoras, y en la parte de robótica –además de un automatismo– se incorpora un robot. Es un brazo articulado programado, que se une a otros componentes automáticos y genera una solución integral. "Lo que más se ha desarrollado en este tiempo son los robots para el paletizado", contó el responsable del departamento comercial de KPM, Javier Vaiz. Para eso, KPM desarrolla un sistema que se utiliza en los depósitos de varias empresas de diversa índole. "Las cajas llegan a través de una cinta transportadora –automatismo–, que el robot levanta con el gripper o garra y coloca en el palet hasta que este se llena y una persona trae otro vacío", comentó Vaiz.
El desarrollo de este robot es específico para cada tipo de producto. Se hace uno para agarrar cajas, otro para bolsas, etcétera. "Las pymes en Uruguay cambian su unidad y en un momento paletizan bolsas y capaz que al mes lo hacen en cajas", dijo el director comercial. Para eso, KPM se presentó a un llamado de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) con un proyecto para estandarizar el gripper y que, mediante la inteligencia artificial, pueda transformarse en el momento y el mismo pueda utilizarse para levantar cajas o bolsas, algo que hasta el momento no era posible.
En el mundo, el uso de robots viene en crecimiento, e industrias como la automotriz y la alimenticia, entre otras, recurren a estas tecnologías para optimizar su producción. Uruguay no es ajeno a este fenómeno. Tanto los ingenieros electrónicos que proveen los robots y automatismos, como los empresarios que los utilizan, coinciden en señalar que, para alcanzar la eficiencia productiva en un contexto en el cual se premia "lo diferente", invertir en estas tecnologías es fundamental para ubicarse en mercados más competitivos.
El subsecretario del Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM), Guillermo Moncecchi, explicó que la robótica es muy amplia. "Uno se puede acercar por el lado de la electrónica o de la inteligencia artificial; las dos aristas se trabajan en Uruguay", dijo. La promoción de la utilización de robótica es uno de los objetivos del gobierno que, a través de la reciente creación de la Comisión Sectorial de Robótica y Electrónica buscará, entre otros cometidos, unificar a las empresas que producen robots y automatismos con quienes los utilizan, e identificar las necesidades de este sector. "Otro de los cometidos será buscar soluciones para la importación de insumos de robótica", confirmó el subsecretario.
Máximo rendimiento
"Los productores medianos quieren obtener la mayor rentabilidad de sus campos. Para eso, la agricultura de precisión es fundamental", indicó el socio de la consultora Agrotech, Alberto Bouvier, que se dedica a la consultoría de empresas agropecuarias. Para medir la variabilidad del campo, Agrotech utiliza un drone que capta imágenes del campo; luego se hace un mapa, un análisis químico y de esa forma se conoce el potencial de cada zona y qué cantidad de fertilizante necesita."Con agricultura de precisión e interpretación de zonas en los campos empezamos en 2012", indicó Bouvier. Para la consultora, la incorporación de tecnología en el agro es un "nicho con pocos competidores que presentan muchas oportunidades de crecimiento".La industria metalúrgica también recurre a la automatización de procesos productivos. La empresa Fumaya, dedicada a la fabricación y comercialización de muebles de oficina y cocina, comenzó hace cuatro años una reestructuración tecnológica, que abarcó la mudanza a una planta de producción ubicada en Paso de la Arena con mayor capacidad.
Su director, Daniel Aliskevich, indicó que la tecnologización de la empresa ayudó a producir mobiliario a menores costos, de forma de volverse competitivos con lo que se importa de China. "En el área de carpintería empezamos a incorporar máquinas programables desde una oficina, y el operario hace los movimientos que le marca la máquina", explicó. La aplicación de tecnología para Fumaya significa una optimización del tiempo y ampliación de mercados, algo fundamental para esta empresa familiar.
"Buscamos alianzas industriales, de manera que podamos conseguir fabricantes de balanzas, por ejemplo, que fabriquen la parte electrónica y nosotros poder suministrar la carcasa. De esa manera podemos hacer trabajos en conjunto para mercados más exigentes y que permitan un valor agregado mayor", indicó.
No solo las grandes industrias invierten en tecnología para mejorar los rendimientos. Para la pyme de Canelones Julio Muebles, en la que trabajan 11 personas, actualizar su maquinaría con una seccionadora semiautomática que corta las placas de madera según las medidas indicadas, posibilitó la apertura de una nueva unidad de negocios.
"Lo mejor de usar estas máquinas autónomas es que te cambia la cabeza, la forma de trabajo y el negocio en sí", indicó el director de la empresa familiar, César Gómez. La empresa comenzó en 1998 a tecnificarse, culminando el proceso en 2014 con la adquisición de un software que conecta todas las máquinas. "Llevamos invertidos aproximadamente US$ 400 mil en tecnología, pero lo mejor de todo es que ahora tercerizamos los servicios con el tiempo ocioso que les queda a las máquinas", comentó Gómez. De esta forma, Julio Muebles fabrica para carpinteros, arquitectos, entre otros.
Por su parte, el director de Asuan, Eduardo Del Bono, empresa dedicada a la prestación de servicios para la automatización de procesos en la industria cárnica, explicó que este sector es el más atrasado en cuanto a tecnología, pese a los beneficios que le presenta. "Si se puede sacar 1% más de carne gracias a la tecnología, eso es optimizar el recurso", comentó.
Primeros pasos
El presidente de la Cámara de Industrias (CIU), Washington Corallo, explicó que en el mundo hay estudios que muestran cuántos robots se utilizan cada determinada cantidad de empleados, pero en Uruguay esta cifra aún no se conoce. "Si se pueden predecir los costos, minimizarlos y optimizar recursos mediante la robótica o automatización, tenemos que apostar a eso", apuntó.El dirigente dijo que muchos industriales uruguayos utilizan tecnología en varias partes del proceso productivo. "No sé si Uruguay tiene 40 robots cada 10 mil funcionarios, pero sí somos conscientes de que muchas empresas están mandando tareas especificas para que se hagan con elementos de programación variable con distintos tipos de movimiento", indicó. Respecto al desarrollo de robots en el país, Corallo dijo que hay intentos de "educar en robótica", por ejemplo mediante el Plan Butiá de la Facultad de Ingeniería, pero aún resta preparar a las futuras generaciones sobre cómo utilizar estos recursos. "Tal vez Uruguay pueda servir no solo para armar robots, sino como plataforma de desarrollo de productos de robótica que puedan salir al Mercosur", reflexionó el presidente de CIU.
"El mundo de la robótica va a tener cada vez más presencia en la industria". Washington Corallo, presidente de la Cámara de Industrias del Uruguay
Un robot a medida de cada producto
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Un robot de KPM en pleno proceso de paletizado
La empresa uruguaya especializada en soluciones de ingeniería industrial KPM comenzó a incorporar las soluciones en robótica y automatismos para la industria local hace seis años. El área de automatismos comprende la instalación de cintas transportadoras, y en la parte de robótica –además de un automatismo– se incorpora un robot. Es un brazo articulado programado, que se une a otros componentes automáticos y genera una solución integral. "Lo que más se ha desarrollado en este tiempo son los robots para el paletizado", contó el responsable del departamento comercial de KPM, Javier Vaiz. Para eso, KPM desarrolla un sistema que se utiliza en los depósitos de varias empresas de diversa índole. "Las cajas llegan a través de una cinta transportadora –automatismo–, que el robot levanta con el gripper o garra y coloca en el palet hasta que este se llena y una persona trae otro vacío", comentó Vaiz.
El desarrollo de este robot es específico para cada tipo de producto. Se hace uno para agarrar cajas, otro para bolsas, etcétera. "Las pymes en Uruguay cambian su unidad y en un momento paletizan bolsas y capaz que al mes lo hacen en cajas", dijo el director comercial. Para eso, KPM se presentó a un llamado de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) con un proyecto para estandarizar el gripper y que, mediante la inteligencia artificial, pueda transformarse en el momento y el mismo pueda utilizarse para levantar cajas o bolsas, algo que hasta el momento no era posible.
