En busca de la canción sincera

Juan Wauters recorrió las calles montevideanas como turista, aunque es uruguayo. Como muchos otros, emigró tras la crisis del 2002 con su familia hacia otros puntos del mundo. Los Wauters eligieron Nueva York, Queens en particular. Fue allí donde Juan pasó la última parte de su adolescencia, acompañado únicamente de su familia y su guitarra. Fue en Queens donde finalmente se descubrió músico.

En la que ahora considera su ciudad se consolidó como una de las figuras del under con su banda The Beets, pero luego de su reciente separación comenzó su carrera solista. N.A.P. North American Poetry, su disco debut, salió a la venta la semana pasada.

La carrera de Wauters ha sido reportada por varios medios especializados. Ha estado en el radar de sitios web como Pitchfork (la meca hipster), Stereogum y Spin, donde su estilo acústico lo-fi y un estricto sentido del “hazlo tú mismo” vino como anillo al dedo para sus públicos ávidos de encontrar sonidos nuevos (o viejos, pero reinventados).

Sin embargo, en su país de origen apenas un puñado de personas conocen su vida y obra. Muchos de ellos son músicos que supieron de Wauters cuando viajaron a Nueva York y buscaron algún amigo de amigo para conseguir un techo.

Ellos luego le devolvieron la cortesía aquí en Montevideo. Pero todos, gracias al viejo y muy uruguayo boca a boca presentaron a Wauters a los nuevos oídos montevideanos.

Más allá de las distancias su música ha logrado hacer eco. Hace unos años The Beets llegó a las páginas de Rolling Stone Argentina a través de una nota realizada por Fermín Solana (periodista y líder de Hablan Por La Espalda) y más recientemente, El País de España reportó en noviembre sobre el primer corte de su nuevo disco en una nota titulada “Cinco promesas latinoamericanas”.

Sin embargo, la identidad musical de Wauters se siente neoyorquina. Después de todo fue el aislamiento y la libertad de la Gran Manzana lo que lo llevó hacia el camino de la música. “Si mi vida no hubiese cambiado para este lado la verdad que no sé si hubiera hecho música. Quizás no tendría algo que contar”, sentenció a El Observador Wauters desde Queens.

Beatles, Ramones, Mateo
Su música era un proyecto en estricta soledad hasta que conoció a José García, quien luego se transformó en el bajista de The Beets. “Empezamos a tocar enseguida y entre 2004 y 2007 solo tocábamos en su casa. Era nuestra fiesta. Pero gente se empezó a interesar y decidimos salir a tocar. De a poquito se sumó más público, y salió nuestro disco. Y después otro más. Y así hasta ahora. Pero es algo que todavía está evolucionando”, dijo.

En total, The Beets lanzó tres álbumes y días antes de que Wauters viajara a Montevideo la banda dio su último concierto.

Musicalmente este nuevo camino solista es una continuación de su trabajo con The Beets; sin embargo, la diferencia más contundente es presentarse solo sobre el escenario. “No sé cómo voy a tocar. Tengo un poquito de ansiedad y miedo. Tengo que ver como lo voy a manejar, es algo que voy a tener que aprender”, afirmó.

Más allá de sus pensativos “amm” en lugar de “emm” y esporádicas traduciciones literales del inglés al español, Wauters suena uruguayo. En su disco deja entrever su acento montevideano en canciones como Escucho mucho (“suena re trucho”, dice en el comienzo), Woke up feeling like sleeping y Ay ay ay, pero su idea es hacer un disco puramente neoyorquino.

“Eso significa tratar de hacer la música de uno. Es algo que para mí en ningún otro lugar lo podrías hacer, y existe acá gracias a la libertad que te da la ciudad”, explicó el músico. El resultado de esto es lo que llama una “música sincera”, algo que habla de uno, de un momento en particular, influenciado únicamente por sus alrededores.

N.A.P. North American Poetry suena entonces como una amalgama de influencias. Sus melodías se montan en una cadencia dylanesca (ver video de Water arriba); también dejan entrever una pequeña cita a I only want to be with you de Dusty Springfield en Breathing; mientras que algunos otros encuentran en sus letras bilingües reminiscencias a Devendra Banhart.

Wauters cita tanto a The Beatles como Ramones como influencias, pero son apenas dos puntas de un triángulo que se termina de formar con Eduardo Mateo: un artista que encontró por casualidad en una disquería de la Gran Manzana y que sus padres rechazaban hasta que se deshicieron de sus recuerdos del Mateo que “venía a pedir plata”.

Por eso no descarta que en el ADN de su música aún queden remanentes de sus raíces musicales uruguayas, que se adentran tanto en el catálogo tanguero como en el cancionero de Jaime Roos.

“Soy neoyorquino. Pero lo que tiene de bueno de vivir Nueva York es que uno no tiene que perder sus cualidades propias. Por eso, no tengo que dejar de ser uruguayo. Eso a la vez me hace muy neoyorquino, porque es una ciudad muy abierta a todo, donde uno hace lo que quiere y es lo que quiere. La ciudad tiene esa personalidad”, concluyó, con un dejo de melancolía que siempre le produce volver de Montevideo.