Por Fabiana Culshaw
Cuando en el 2000 el argentino Martín Jersonsky trabajaba en una empresa en Buenos Aires que fabricaba material de merchandising, nunca imaginó que iba a desarrollar su propio emprendimiento. "En aquella fábrica se cosían las bolsas ecológicas, lo que requería mucha mano de obra y eso encarecía el producto. Empecé a pensar en alternativas para un negocio independiente", recordó Jersonsky.
Luego de profundizar sus conocimientos del mercado, contrató a un ingeniero especialista en máquinas de soldado en plástico por ultrasonido. "Encontré una compañía en China que estaba yendo por el mismo camino y viajé con un rollo de tela bajo el brazo para confirmar si las máquinas que estaban desarrollando allí eran compatibles con nuestra materia prima", contó.
A partir de ese momento, con una máquina que se armó en China basada en unos planos que se habían definido en gran parte en Argentina, Jersonsky fundó Ecofactory en 2010.
El negocio es la producción de bolsas de plástico reutilizables (se pueden lavar en lavarropas y duran hasta 60 usos) y reciclables; un negocio atractivo considerando que se trata de una industria joven, con pocos competidores, y que en varios países de la región se están implementando nuevas leyes que prohíben o restringen la venta de las bolsas desechables en supermercados y autoservicios.
"El plástico tiene la gran virtud de ser altamente durable. El problema se presenta cuando se lo utiliza con fines descartables, cuando debería ser reutilizable", explicó. Las bolsas de polipropileno descartable tardan entre 150 y 400 años en degradarse.
Ecofactory se ha convertido en el principal proveedor de las cadenas de hipermercados y supermercados de Argentina, con operaciones comerciales también en Chile, Costa Rica, Honduras, Nicaragua y El Salvador.
Con una planta de 3.000 metros cuadrados, ubicada en Munro, al norte del Gran Buenos Aires, alcanzan una producción de 2 millones y medio de bolsas mensuales. Sus 120 empleados trabajan en tres turnos. "Hemos crecido en forma ininterrumpida", comentó Jersonsky.
El negocio está dividido en dos grandes áreas: bolsas reutilizables dirigidas al consumidor final de los supermercados, y producción orientada a empresas que se proponen cambiar su packaging.
Tienen más de 600 clientes con solicitudes frecuentes. Entre ellos, Walmart, Carrefour, Jumbo, Movistar, Claro, Unilever, Freddo, Nivea, Mamushka, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Havanna. Este último se encuentra en plena transformación de sus bolsas descartables a reutilizables.
"Los beneficios no son solo ecológicos sino de marketing, porque la gente tiene las bolsas con las marcas en sus manos no por una única vez para después botarlas, sino todo el año", agregó.
Ecofactory está avanzando en el proceso de certificarse como "Empresa B", es decir aquella que combina el lucro con la solución de los problemas sociales y ambientales.
Sus planes de expansión regional siguen en pie, sobre todo ante las nuevas legislaciones ambientales en distintos países.
Jersonsky ha realizado intentos comerciales para llegar al mercado uruguayo: "Por ahora no encontré un interés especial por las bolsas reutilizables".
De todas formas, mantiene en sus planes llegar al país e, incluso, instalar una planta aquí. "Estamos seguros que Uruguay se sumará pronto a la movida ecológica de la región", concluyó Jersonsky.
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