Enérgico Hugo

Y la semana pasada tocó con sus hijos y hermano en un espectáculo llamado Fatto x 6.

El músico Hugo
Hugo no se festeja a sí mismo. Se considera un simple artesano que trabaja con notas. “Me dedico a clavar los clavitos lo más derecho que me sale”.
Vivió la mitad de su vida entre Brasil y Estados Unidos, y regresó a Uruguay atraído por el misterio de los tambores.

Enérgico, incansable, compone y arregla, toca cualquier instrumento, y se hace tiempo para acompañar a su madre de noventa y tantos años.

Si hubiera nacido en Liverpool, quizá sería uno de los Beatles y llenaría estadios centenarios.

Pero nació en Montevideo y renunció a Los Shakers para encontrar su propia voz.

Puso a conversar el candombe con el lenguaje del jazz. Djavan, Rada, Roos, Chico Buarque, Luis Salinas entre muchos destacadísimos músicos lo eligen constantemente.

Y al recorrer la noche montevideana, en algún boliche pequeño es posible encontrarse con él: una leyenda viviente de la música sudamericana.

El asiático Hugo
Hace 20 años, Fattoruso tocaba con Djavan. En una de las giras por Asia conoció a Yahiro. Desde entonces, ha viajado más de 15 veces a Japón con distintos formatos: trío Fattoruso, Rey Tambor y como solista. El orden y el respeto son dos factores que valora de la cultura nipona.

Y cuenta: “Con Tomohiro tocamos en decenas de lugares. Una de las experiencias que más me llegó es tocar para los niños en las escuelas. Llegamos muy temprano para armar los instrumentos. Los niños ya están ahí, limpiando y ordenando todo para recibirnos lo mejor posible”.

Yahiro cuelga un mapa y elige instrumentos de todas partes del mundo. Los toca y explica de dónde vienen, señalando con una varita los continentes: “Este es el pandeiro, viene de los países árabes y también se toca en Brasil. Este es el cajón peruano y aquí está Perú. Este el bombo legüero, y aquí está Argentina. Y aquí al lado está Uruguay. Ahí vive Hugo y de ahí nace una música llamada candombe. Y le mostramos cómo suena cada instrumento. Los niños respetan y los maestros dan el espacio y preparan a los niños para sensibilizarlos. Ojalá en Uruguay cultiváramos ese respeto”.

En agosto Fattoruso regresará a Japón, nuevamente junto a Tomohiro y recorrerán el país mostrando el trabajo de Dos orientales, disco que presenta candombe, bossa y fusión.

En abril alcanzó a conocerse algo del trabajo que hacen estos dos orientales, en actuaciones en el Teatro Solís y pequeñas salas montevideanas. Uno de los rasgos más interesantes del grupo Rey Tambor es descubrir la universalidad y valor que posee el candombe, una plataforma con una riqueza rítmica y melódica únicas.

Mucha gente pasa la vida preguntándose para qué está en el mundo. Fattoruso lo supo desde el comienzo: para ser músico.

Hoy, seis décadas después, luego de haber transformado la música de Uruguay y nutrir a generaciones enteras, todavía quiere seguir produciendo.