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Entre ilusiones, realidades y esperanzas

Cumbre del Mercosur en un contexto marcado por la inestabilidad y la incertidumbre
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21 de julio de 2017 a las 05:00

Por Ignacio Bartesaghi*

Entre los días 17 al 21 de julio de 2017 se realiza en Mendoza, Argentina, una nueva Cumbre del Mercosur, en la que participan los presidentes de los Estados originarios del bloque más Chile y Bolivia. Cabe recordar que Venezuela no fue invitada a participar por encontrarse suspendida del bloque.

La cumbre se realiza en un contexto marcado por la inestabilidad y la incertidumbre, lo que se explica por las crisis en Brasil y Venezuela. Por otro lado, existe un grado de optimismo en cuanto a los avances registrados en la agenda externa, la que ha mostrado mayor dinamismo en la presidencia pro témpore a cargo de Argentina, especialmente por los avances en las negociaciones con la Unión Europea y tras las reuniones con la Alianza del Pacífico para iniciar un proceso de convergencia entre los dos bloques.

Las ilusiones

En el año 1991, la conformación del Mercosur ilusionó en cuanto al papel que el bloque jugaría en la estrategia de desarrollo del país, especialmente por los efectos positivos derivados de la ampliación del mercado regional, la captación de inversiones y la inserción externa de los integrantes del bloque.

En sus primeros años, el proceso mostró resultados positivos, conformando una zona de libre comercio, aprobando un arancel externo común y armonizando normas en diferentes áreas. Del mismo modo, se avanzó en el desarrollo normativo e institucional.

Con la conformación de la zona de libre comercio, en los primeros años los flujos comerciales intrarregionales se expandieron considerablemente, lo que fomentó las expectativas y otorgó cierta sensación de éxito en la primera etapa del Mercosur.

Realidades

A medida que transcurría la década del noventa, comenzó a confirmarse la brecha existente entre el nivel de ambición planteado por el Tratado de Asunción y la posibilidad de cumplir con la implementación de los objetivos allí definidos.

Debe reconocerse que el bloque estableció una zona de libre comercio con limitaciones, ya que no logró incorporar el sector automotriz ni el azucarero, los que siguen regulados en una lógica de comercio administrado. Asimismo, el Mercosur no alcanzó a derribar las barreras no arancelarias, lo que afectó la conformación de un mercado ampliado con sus consabidos efectos en la captación de inversiones, en particular en las economías más pequeñas.

Por otra parte, la unión aduanera sigue con un nivel de imperfección más allá de lo razonable, ya sea en cuanto al número de excepciones, las subas propuestas al arancel regional desde el año 1997 en adelante (el nivel máximo era del 20% en sus orígenes, pero hoy asciende al 35%) y la insuficiente armonización de las normas aduaneras.

La realidad indica que el Mercosur tampoco implementó un mercado común y que en más de una oportunidad, no se respetó su sistema de solución de controversias. Más recientemente y acompañando un proceso de politización del esquema de integración, se permitió el ingreso de Venezuela como Estado Parte en un proceso totalmente alejado de la legalidad.

Esperanzas

Una vez registrados los cambios en los gobiernos de Argentina y Brasil, el bloque logró recuperar cierto aliento en cuanto a la adecuada ponderación de los intereses económicos y comerciales. En los hechos, se avanzó en las negociaciones con la Unión Europea, se inició el debate para alcanzar la convergencia con la Alianza del Pacífico, se abrió una negociación con la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA) y se lograron contactos con otras economías.

Durante la presidencia pro témpore de Brasil será central mantener el dinamismo en la agenda externa. Por otro lado, sigue pendiente el debate sobre la situación de Venezuela en el Mercosur y las implicancias jurídicas provocadas por su suspensión. Del mismo modo, deberá valorarse el ingreso de Bolivia como socio pleno en el contexto actual y se tendrá que avanzar con la agenda interna, la que incluso registra cierto revés por las medidas restrictivas al comercio impuestas por algunos de los miembros.

Gran parte de las ilusiones generadas por el Mercosur se enfrentaron a la realidad, pero aún quedan esperanzas. La cumbre de Mendoza podría ser el escenario ideal para definir el camino para que las mismas se consagren.

1Director del Departamento de Negocios Internacionales e Integración de la Universidad Católica del Uruguay. Doctor en Relaciones Internacionales e Integrante del Sistema Nacional de Investigadores. Twitter: @i_bartesaghi

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