Martina, viuda del exespía Alexander Litvinenko, en la presentación del informe

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Envenenamiento de exespía ruso reedita la tensión Moscú-Londres

La investigación indica que el líder ruso Putin "probablemente" aprobó la operación
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22 de enero de 2016 a las 05:00
Una tormenta se desató entre Londres y Moscú ayer, cuando se reveló el resultado de una investigación judicial británica que concluyó que el presidente ruso, Vladimir Putin, "aprobó probablemente" el asesinato con polonio del exespía Alexander Litvinenko en 2006 en Londres.

Litvinenko murió en noviembre de 2006 a los 43 años, envenenado con una sustancia radioactiva –polonio– puesta en su té en un hotel de Londres por dos agentes rusos, Andrei Lugovoi y Dmitri Kovtun, y tuvo que ser enterrado en un ataúd de plomo para evitar fugas radiactivas.

El informe británico afirma: "La operación del FSB (servicios de inteligencia rusos) para matar a Litvinenko fue probablemente aprobada por (Nikolai) Patrushev (director del FSB en la época) y también por el presidente Putin".

El gobierno británico convocó al embajador ruso en Londres, y el primer ministro David Cameron manifestó que el informe confirmó sus sospechas.

"Lo que pasó fue absolutamente abominable, y este informe confirma lo que siempre creímos, y lo que el último gobierno laborista pensaba en el momento de este asesinato horrible, que es que se trató de una acción de Estado", dijo Cameron en una declaración a la televisión británica desde Davos.

Por su parte, el Kremlin tachó de "broma" la investigación. "Puede que sea una broma", dijo a la prensa el portavoz de Putin, Dimitri Peskov.

"Más bien habría que atribuir al humor inglés el hecho de que una investigación pública se base en datos clasificados de unos servicios especiales no identificados", agregó.

También hubo protestas desde la cancillería rusa, que acusó una investigación "políticamente sesgada y a la que le falta muchísima transparencia", según declaró su vocera Maria Zajarova.
La viuda de Litvinenko, Marina, fue quien encabezó las demandas para que se imponga sanciones económicas a Rusia y pidió que se prohíba viajar a Putin y a Patrushev.

El papel de Putin en la muerte queda en duda por el uso del término "probablemente". Pero la investigación presidida por el juez Robert Owen es mucho más contundente sobre la participación del Estado ruso: "Fue responsable de la muerte de Litvinenko", afirman las conclusiones.

Una enemistad histórica

La muerte de este exagente del servicio de seguridad ruso FSB, que trabajaba entonces para el MI6 británico y asesoraba a la policía española en la lucha contra la mafia rusa, fue definida como el primer acto de terrorismo nuclear de la historia.

En el informe, el juez Owen dice que Litvinenko "era percibido por quienes estaban en el FSB como alguien que había traicionado a la organización".

En un video difundido cuando estalló el caso, se podía ver a agentes del FSB entrenando con una diana con la foto de su exagente, que se exilió en el Reino Unido y consiguió la ciudadanía.

Litvinenko era un veterano de la guerra de Chechenia (1994-1996) que había servido en el KGB durante la época soviética y luego en su organismo sucesor, el FSB.

En 1998, él y otros agentes del FSB acusaron a la agencia de un complot para matar a Boris Berezovsky, un oligarca que ayudó a Putin a llegar al poder, pero más tarde se volvió contra él.

Litvinenko se refugió en Gran Bretaña y más tarde se convirtió en ciudadano británico.

Murió tres semanas después de ser envenenado, al cabo de una horrible agonía, la que suele acompañar a quienes sufren grandes dosis de radiación. Su foto en el hospital, muy enfermo y sin pelo, dio la vuelta al mundo.

En un comunicado en su nombre, acusó al presidente ruso y vaticinó que "el grito de protesta de todo el mundo sonará en sus oídos, señor Putin, el resto de su vida".

Dimensión personal

Bajo la ley británica, las investigaciones establecen los hechos de un caso en público, pero no resultan en condenas. En particular, porque Moscú se niega a extraditar a los dos sospechosos.

Los responsables del caso invitaron a Lugovoi y Kovtun a declarar por videoconferencia, pero las autoridades rusas descartaron cualquier colaboración con la investigación.

Lugovoi volvió a rechazar ayer su participación y tildó de "absurdas" las conclusiones del informe.
En su momento, Putin rechazó las acusaciones como una "provocación política", pero el informe judicial británico da cuenta de la animosidad que existía entre los dos hombres.

Había "indudablemente una dimensión personal en el antagonismo" entre ambos, que se remonta a su único encuentro personal, en 1998, cuando Putin era director de los servicios de inteligencia y Litvinenko un agente que quería reformas en el FSB.

El exespía lanzó numerosos ataques personales al presidente, acusándolo incluso de pederastia. "En términos generales, los miembros de la administración Putin, incluyendo al mismo presidente y al FSB, tenían motivos para tomar medidas contra Litvinenko, incluida su muerte", escribió el juez.

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