Opinión > Personaje de la semana

Eppur si muove

América Latina parece habituarse a los recambios democráticos
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11 de junio de 2016 a las 05:00
El triunfo en Perú del liberal Pedro Pablo Kuczynski parece una nueva confirmación de que América Latina ingresa en un "círculo virtuoso" de tolerancia y recambios políticos de rutina, sin mayores aspavientos. Y como hoy el péndulo se desplaza de izquierda a derecha, mañana se moverá en sentido inverso.

Claro que hay países en que las instituciones no ruedan bien, como Venezuela e incluso Brasil, cuya tradición democrática es pobre. La baja calidad democrática en América Latina tiene mucho que ver con la inmadurez, el dogmatismo y la corrupción. Pero en naciones como Chile, Uruguay, Perú o Colombia –y hasta en la siempre sobreexcitada Argentina– no parece que las cosas pendan de un hilo.

La decadencia del chavismo en Venezuela y del Partido de los Trabajadores en Brasil, así como el fin del ciclo de los Kirchner en Argentina, responde a la caricatura según la cual la izquierda es buena para gastar y mala para administrar. Pero la izquierda no tiene por qué vincularse necesariamente con el derroche, o con una negación de la realidad. Algunos gobiernos liberales fracasaron en América Latina en los años de 1990 al traicionar sus propias reglas. Y luego gobiernos como los de la Concertación y Nueva Mayoría en Chile, o el de Evo Morales en Bolivia, introdujeron reformas profundas sin violentar los equilibrios económicos básicos. Luis Alberto Arce, ministro de Economía de Bolivia, financia planes de izquierda según la más estricta ortodoxia capitalista. Como un neoliberal que no ha salido del clóset fue definido en 2014 por el Wall Street Journal.

El caso de Perú es atípico. La economía anda bien, aunque bajó el ritmo, y no requiere un ajuste mayor. El duelo electoral del domingo pasado no arbitró entre izquierda y derecha sino entre personalidades diferentes de signo parecido.

Keiko Fujimori, hija de un ex autócrata populista, perdió por muy poco ante Pedro Pablo Kuczynski (PPK), un liberal que reunió a un amplio espectro bajo su paraguas. Fue el mismo tipo de corrimiento masivo que en el balotaje de 1990 privó del gobierno al novelista Mario Vargas Llosa, quien había ganado con amplitud en primera vuelta, ante Alberto Fujimori, padre de Keiko, un "outsider" por el que nadie daba un peso. (Esa extraña experiencia fue narrada por Vargas Llosa, con maestría y un poco de resentimiento, en su libro de memorias El pez en el agua, de 1993).

Esta vez Kuczynski encarnó la corrida de todos contra Keiko, incluida la izquierda marxista, con la que remontó la amplia ventaja que le había sacado su rival en la primera vuelta de abril (39,85% a 21%).
Alberto Fujimori, quien está en prisión desde 2005, es la persona más discutida del Perú contemporáneo. Muchos repudian su legado autoritario y la corrupción de su gobierno (1990-2000), en tanto otra mitad lo revindica por haber puesto fin a la grave crisis económica de los años de 1980 y al terrorismo de Sendero Luminoso.

PPK, un empresario y economista de 77 años, es hijo de un médico judío alemán y de una maestra franco-suiza, quienes le dieron una vasta educación, incluida composición e interpretación musical. Estudió en Oxford, Inglaterra, y en Princeton, Estados Unidos. Trabajó en el Banco Mundial y en varias empresas multinacionales. Entre 2001 y 2006, durante el gobierno de Alejandro Toledo, fue ministro de Economía y presidente del Consejo de Ministros de Perú. Profundizó la apertura comercial y el programa de privatizaciones iniciado durante la era Fujimori, empujó la inversión extranjera y la formalización de la economía y adquirió fama de honesto y sincero, toda una rareza en ese medio.
Ahora deberá ser menos tecnócrata y más político, pues dispone de apenas 18 parlamentarios contra los 73 de su rival.

La pobreza y la desigualdad descendieron mucho en Perú en los últimos años, pero siguen siendo muy grandes. El país oficial de la costa choca de frente con el de los Andes, indígena y sumergido. Campean la informalidad laboral, la corrupción en el sector público y la inseguridad en las calles.

Sin embargo en las últimas décadas el país, que tiene 31 millones de habitantes, ingresó en fase de crecimiento económico rápido gracias a la desburocratización y a una integración sin complejos. Firmó amplios tratados de libre comercio con Estados Unidos, Unión Europea, China, Japón y Corea del Sur, entre otras potencias. La Alianza del Pacífico, un bloque muy abierto que lideran Chile, Perú, Colombia y México, sirvió de alternativa al estatismo de la Venezuela chavista, cuya política exterior fue agresiva, y al proteccionismo del Mercosur.

"El problema del Mercosur es que debe mirarse en el espejo y preguntarse si realmente es tan bonito como se lo creen –declaró Kuczynski en 2014–. Y la respuesta, a mi juicio, es no".

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