"Es interesante observar la claridad de visión que tiene la lechería en Uruguay"

Me crié en el campo en Argentina, donde concurrí a una escuela rural, luego hice los estudios de Secundaria y finalmente cursé la carrera de Agronomía. Posteriormente trabajé como asesor de grupos CREA y luego viajé a Australia para hacer mi doctorado entre 2006 y 2010 en intensificación de producción lechera. A mi regreso me desempeñé en diversas actividades, pero la más importante fue la coordinación de la Comisión de Lechería de la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea).

Esta actividad involucraba coordinar toda el área de lechería de los grupos CREA, con mayor dedicación al desarrollo de proyectos de investigación aplicada para los productores en coordinación con las instituciones de investigación. Puntualmente trabajamos recientemente en proyectos de efluentes, de rotaciones, de movilización económica y recursos humanos con universidades, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y organizaciones privadas de Argentina.

Considero que es un desafío importante lo que estamos empezando en este país. Lo que me gustó de este desafío es un aspecto casi de percepción y que no tiene tanto que ver con lo profesional, y que está referido a la calidad humana de la gente. Es algo que nos llama la atención de Uruguay y que es transversal a todas las actividades que se realizan en este país, lo que representa una forma de manejarse diferente. En término de trabajo es interesante observar la claridad de visión que tiene la lechería en Uruguay, lo que no se da en otros países. En este país está claro el camino de crecimiento hacia la exportación, compartiendo, tanto el sector privado como la investigación y el ámbito público, el concepto de desarrollar una producción sostenible en el crecimiento, pero pensando que tiene que ser algo armónico entre lo económico, lo ambiental y lo social. Esto es algo muy atractivo para cualquiera que quiera participar de ese proceso.

Las líneas de trabajo no están definidas aún y sería irresponsable de mi parte hablar en ese sentido, cuando todavía no ha pasado un mes en esta función y tampoco he podido hablar con los protagonistas, que son los productores y los asesores de los establecimientos. Sí puedo adelantar que en el equipo tenemos muy claro que queremos escuchar a todos los involucrados en esta actividad y que queremos hacerlos parte del trabajo que emprendamos. Entiendo que la única forma de que sea exitoso un programa de investigación respecto a su impacto es si se involucra desde el inicio a quienes van a ser los usuarios de esa tecnología. Son dos líneas que deben estar integradas, es la idea que compartimos en el equipo de trabajo y esperamos que podamos tener esos espacios comunes para pensar el trabajo de investigación en conjunto.

En cualquier proceso de intensificación o crecimiento se tiene muy claro que solo se puede lograr si se van teniendo en cuenta las tres patas mencionadas de la sostenibilidad económica, ambiental y social. En materia económica quiere decir que uno pueda seguir siendo rentable y generando ingresos, lo que debe ir junto –no separado– a la sostenibilidad ambiental. En Uruguay no he tenido tiempo todavía de analizarlo, pero en otras lecherías este tema tiene que ver con la capacidad productiva del suelo. También con otros aspectos fuera del predio, por ejemplo cómo manejamos los residuos que generamos en ese predio y el efecto que tiene en la comunidad.

En el caso de Uruguay existe el caso de la cuenca sobre el río Santa Lucía, que es un ejemplo de cómo debemos tomarlo en cuenta para poder seguir produciendo y mejorando esa producción, pero sin afectar el ambiente. En cuanto a la parte social es más difícil de encarar, pero es importante tenerla en cuenta porque también hacia adentro del predio se debe procurar hacer atractivo al tambo para las personas que trabajan en él y para las nuevas generaciones. Es algo que es un desafío y también lo es hacia afuera del predio, porque la lechería tiene que crecer pero en una sociedad que la acepte y que también quiera su inserción. Quizá son tres ejes, pero aun no puedo decir en cuál de ellos vamos a trabajar más hasta tanto no tengamos un análisis de primera mano sobre la realidad de la lechería en el país.

Todavía no tengo una visión sobre Uruguay por razones obvias. Es cierto que en el mundo el agua es un bien escaso y que en Sudamérica hay todavía mucho por explotar en términos de agua dulce para transformar en alimentos. Es algo que vale la pena estudiar más en profundidad.

Me ha llamado la atención desde el propio llamado al que me presenté para concursar por el cargo, donde observé que había representantes de los productores, de la universidad y del gobierno. Esto es algo muy particular de Uruguay, de cómo están y piensan juntos los proyectos y la investigación. Y creo que es algo importante para que todo lo que se investigue llegue a tener un impacto relevante en la producción.