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"Es posible que sea responsable de un exceso de paciencia, pero no me gusta el pechereo"
La postura dialoguista del presidente José Mujica, aplicada tanto a los vínculos con los partidos de la oposición, a la interna de su partido y con Argentina, parece devolverle de forma permanente tensión y palos en la rueda. Esa política del “abrazo” también se transformó ahora en un boomerang en el plano sindical, con una creciente escalada de conflictos de los funcionarios públicos, que reclaman más presupuesto y resisten cambios en el funcionamiento del Estado. Todo ello lo obliga por primera vez en su mandato a mostrar los dientes.
“Todos cometemos errores, y es posible que yo sea responsable de un exceso de paciencia. Pero ¿qué quiere? No me gusta pecherear”, confesó Mujica a El Observador, consultado por la respuesta que ha tenido a su estilo de conducción.
El presidente admite que existe una postura más firme de parte del Poder Ejecutivo para poner límites a los conflictos en la salud, ANCAP y COFE, pero advierte que no le gusta el “prepo”.
Lo hace incluso pasando por encima a sus mandos medios, pero repite que esa es su forma de trabajar: “Genio y figura hasta la sepultura”, insistió anoche a El Observador. Esa faceta dista mucho de lo que hacía el expresidente Tabaré Vázquez (2005-2010), quien rara vez extendía tanto el espacio para el diálogo y elegía un camino más ejecutor.
Como muestra de ello, Mujica recibió ayer a la mañana en su chacra de Rincón del Cerro a tres representantes del PIT-CNT (Marcelo Abdala, Gabriel Molina y Milton Castellano) para intervenir en el conflicto que hacía pocas horas había estallado en la salud. Los delegados de la central sindical le propusieron al jefe de Estado generar un nuevo ámbito de diálogo en el Ministerio de Trabajo, del que participe Salud Pública, la Federación de Funcionarios, ASSE y delegados del PIT-CNT, ya que el intercambio directo entre las autoridades de la salud y los funcionarios terminó el martes a la noche con una fulminante reunión que duró cinco minutos y dejó posturas muy rígidas.
El esquema acordado, según explicó Abdala a El Observador, consiste en iniciar hoy jueves ese nuevo ámbito para “hacer todos los esfuerzos” y llegar a una “solución razonable”. En la tarde, los trabajadores aceptaron en asamblea dejar en suspenso las ocupaciones y procedieron a retirarse de los hospitales de Montevideo e interior. Hoy, las dos partes se ven las caras al mediodía para explorar una salida.
“Estuvo buena la conversación con Mujica, permite abrir puertas”, comentó Abdala. Pero anoche, en el programa Código País, que se emite por canal 12, el presidente Mujica dijo que existe “infantilismo” en la actitud de algunos gremios, porque el movimiento sindical “ha crecido mucho” y ahora tiene “un patrón de izquierda” que es “un bollo”.
“Nosotros apostamos al razonamiento y al desarrollo de la experiencia, y por lo tanto tenemos una actitud negociadora, pero dentro de los límites que necesita una sociedad para funcionar”, explicó en la misma entrevista el presidente. Sin embargo, lo que ha recibido son palos y más palos en la rueda. A la salud, se suma el conflicto de los funcionarios de ANCAP, que se oponen a una reestructura que el ente proyecta hacer. Con un paro el viernes, dejaron a casi todo el país sin combustible el fin de semana. El lunes volverá la negociación para evitar nuevos paros.
A todo ello se suma la resistencia de los funcionarios públicos (COFE) al nuevo estatuto. A pesar de ello, y en otra muestra de firmeza que pone límite a la apertura dialoguista del presidente, el gobierno enviará en horas al Parlamento el proyecto de ley.
“Va haber firmeza y astucia”, prometió anoche Mujica, aunque los hechos demuestran que, en ese caso, le cuesta cumplir.
