Cuentan los mitos y las leyendas que en la oscuridad de algunos bosques existen antiguos puentes de roca abandonados. Allí, a la sombra de los árboles más altos y camuflados entre el musgo y el follaje, habitan una clase de criaturas malignas. Ellas esperan la llegada de algún desprevenido que necesite cruzar el puente para atacar, aprovecharse de él y causarle daño por mera diversión; su motivación no es más que el odio a la raza humana. Los temibles trolls forman parte de los cuentos de hadas y el universo folclórico de muchas culturas, pero también existen en el mundo real.
Los
trolls de hoy son aquellas personas que invierten su tiempo en agredir y denigrar a otras personas, sobre todo a artistas, políticos y celebridades, a través de
internet. Y son los grandes culpables de que las personas públicas –porque generalmente concentran sus esfuerzos en atacarlos a ellos– le teman al mundo online.
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Ilustración de la revista Time por Steve Brodner
Este no es un problema nuevo, pero sí ha adquirido mayor notoriedad en los últimos meses, cuando celebridades de peso en la escena del show buisness mundial tuvieron que cerrar sus perfiles sociales gracias a la acción de los trolls. Este fenómeno podría explicarse al considerar estudios que han demostrado que los mensajes negativos generan una mayor réplica y más respuestas por parte de otros internautas, lo que estimula a los trolls a continuar con sus agresiones.
Casos que dieron que hablar en internet
Lidiar con esta clase de usuarios ya es casi que una condición inherente al uso de internet; sin embargo, algunas celebridades se han llevado –y se llevan a diario– la peor parte de la raza
troll , por la frecuencia con la que son atacados. Justin Bieber fue una de las últimas figuras del espectáculo en tomar cartas en el asunto y hace algunas semanas decidió cerrar su cuenta de
Instagram. Una serie de imágenes que el cantante compartió con sus seguidores, en la que aparecía junto a su actual pareja, Sofía Richie, generó una ola de insultos y agravios en contra de ambos jóvenes. A modo de respuesta, e incapaz de filtrar los mensajes que recibía en su perfil, el artista eliminó su cuenta. En el preciso instante en que Bieber borró su rastro de Instagram, los medios de todo el mundo replicaron la noticia como si se tratase de una catástrofe: un referente mediático en las redes había puesto "punto final" al
bullying virtual. De todas formas, la pretensión de rebeldía duró poco y, a los días, Bieber ya había restablecido su perfil alegando que necesitaba seguir en contacto con sus fanáticos. Tiempo después, el cantante cedió nuevamente ante las críticas y lo volvió a cerrar.
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«Deben parar con el odio, esto se les está yendo de las manos». Justin Bieber, cantante, a sus seguidores en Instagram
Otros casos han sido más graves. El más repudiable de los últimos tiempos fue el de Leslie Jones, la actriz negra de 48 años que protagonizó Las Cazafantasmas. Jones se vio forzada a cerrar su cuenta de Twitter luego de recibir mensajes racistas. "Abandono Twitter esta noche con lágrimas en los ojos y el corazón muy triste", escribió la comediante antes de dar de baja a su perfil. Jones fue insultada hasta el punto de recibir fotos alteradas de su rostro cubierto de esperma. A raíz de esto comenzó a viralizarse el hashtag #AmorParaLeslieJ y un portavoz de Twitter manifestó que tomarían medidas en contra de las cuentas reportadas tanto por la actriz como por otros usuarios.
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Otro caso polémico fue el de la protagonista de la última película de Star Wars, Daisy Ridley, que se manifestó con un posteo en Instagram en contra de la venta de armas en Estados Unidos. La actriz debió alejarse de las redes de forma permanente, luego de ser duramente acusada de promover lo contrario en su película, ya que su personaje utiliza una pistola para detener a sus enemigos.
«Entiendo que tienen libertad de expresión, pero tiene que haber un límite». Leslie Jones, actriz, a sus seguidores en Twitter
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AFP
Zelda Williams, hija del actor Robin Williams, se retiró por segunda vez de las redes el mes pasado; la primera vez fue luego de la muerte del querido actor, cuando además de los recuerdos sobre su padre posteados en sus cuentas, tuvo que soportar ataques y acusaciones varias. "Es complejo ser el recipiente de todos estos sentimientos", explicó Zelda a principios de agosto.
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«Entiendo que tienen libertad de expresión, pero tiene que haber un límite». Leslie Jones, actriz, a sus seguidores en Twitter
Parecería que nadie puede escaparse de los trolls, ni siquiera aquellas estrellas que cuentan con el respaldo de asesores e incluso los mismos CEO de las compañías de redes sociales que han unido sus esfuerzos para blindar los sistemas en contra de los comentarios ofensivos.
La crítica agresiva y constante hacia los famosos se volvió inmanejable. Antes llegaban cartas con insultos a las oficinas de prensa de las celebridades y a los medios, y abundaban los grafittis ofensivos pintados en las calles. Sufrir este acoso las 24 horas del día, como lo permite la era de las redes sociales, suele ser demasiado para algunas personas.