Cuando caminó con paso dubitativo bajo una lluvia de flashes de los fotógrafos por el alfombrado suelo para recibir el premio Volpi Cup a mejor actor en el último festival de cine de Venecia, Michael Fassbender puso una cara ambigua: el rostro duro pero transido de emoción, la mitad de sonrisa y la mitad de pose para las cámaras. ¿La sinceridad? Difuminada en algún lugar entre sus ojos y su mentón.
Hay quienes piensan que un actor actúa cuando recibe un premio. Estoy de acuerdo. Y Fassbender tiene con qué. Este hombre de 35 años, nacido en la ciudad alemana (y universitaria) de Heidelberg, pero criado por su madre irlandesa en esa isla de verdes prados, se ha transformado –desde una inicial y no muy destacada aparición en la serie televisiva Band of brothers– en una de las caras más importantes de la camada de actores jóvenes en el panorama cinematográfico actual.
Luego de actuaciones en varias series televisivas británicas, Fassbender saltó al cine en 2007 como guerrero espartano en 300. Trabajó en el cine independiente inglés, también fue un centurión romano, le puso la cara a un Edward Rochester en una versión del clásico de Charlotte Brönte Jane Eyre, hasta que Quentin Tarantino lo vio como un espía inglés con uniforme nazi y luego mutó como un camaleón.
Fruto de su colaboración con el director Steve McQueen, Fassbender tuvo un gran destaque actoral en Hunger ("Hambre"), una película donde retrata a un joven activista del IRA que murió luego de una huelga de hambre en una cárcel de Irlanda del Norte.
McQueen también lo dirige en Shame, que sobresale entre los estrenos de hoy. Se trata de la historia de un treintañero fachero y exitoso, que a espaldas de esta imagen social esconde un secreto que esgrime con orgullo pero que al final se vuelve un objeto de la vergüenza del título en inglés: es adicto al sexo.
Las diferentes historias con mujeres a las que lleva a la cama se entrecruzan con una relación rota con una hermana que regresa a su vida como último vestigio de familia.
Su actuación sobresalió tanto que el jurado de Venecia le otorgó el máximo galardón. La cara de Fassbender pide cancha en el podio máximo de nuevos actores. Esta es una buena oportunidad para verlo en acción.
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