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Federico Alvarez: el sueño del pibe 2.0

El director uruguayo pasó de subir un video a YouTube a dirigir una película multimillonaria en Hollywood, que hoy se estrena en Uruguay y ha concitado muy buenas críticas en todo el mundo
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05 de abril de 2013 a las 14:59

Ya pasaron tres años de aquel notición para Federico Álvarez, cuando un simple enter le cambió la vida. Todos lo vimos y escuchamos en los medios contando cómo luego de subir el video Ataque de pánico lo contactaron las productoras más importantes de la industria hollywoodense. Ya pasaron tres años de esas primeras conversaciones. Y con él, tan simple y sencillo como siempre, fuimos a tomar un café a Chez Piñeiro, donde Federico es habitué. Saluda al entrar, pide un cortado y empieza la charla.

“Fue como de la noche a la mañana. Me fui a dormir, y al otro día me desperté y tenía 100 mails de las productoras.” Me imagino por un segundo en esa situación de estado de shock, llamando a todo el mundo para contarle. Pero no, en su caso fue todo lo contrario. “Soy recalmo, no me pongo como loco y empiezo a gritar. Estaba con mi novia en casa y le dije ´bo, mirá esto… entré y tá…´.” Todos estos mails fueron a la semana de haber subido el video, y mucho antes de que en Uruguay supieramos que él había realizado este corto. Al día de hoy, Ataque de pánico tiene más de 6 millones de visitas. “Y yo ya estaba hablando con ellos, ya casi por irme para ahí, y acá nadie sabía nada. Era algo muy curioso, porque el corto era de Uruguay”.

Aprender jugando

Si bien esto fue una gran sorpresa, Federico se venía preparando desde hace años. “Me acuerdo que tenía 7 años y ya hacía cortos. Mi viejo, obviamente, no me dejaba usar mucho su cámara, pero yo la agarraba cuando se iba. Aprendí a conectarla, a usarla, y un día descubrió un VHS que yo tenía escondido en mi placard con todas las cosas que había grabado. No entendía nada. A los 12 años, eramos un grupo de seis o siete amigos (que seguimos siendo amigos hasta el día de hoy), que vivíamos cerca y filmábamos. Teníamos una saga de superhéroes, y todos teníamos el mismo fanatismo.” Su amor por los videojuegos hizo que entrara en Ingeniería de Sistemas. “Fui un año y medio, pero no era para mí. Lo hice porque quería hacer juegos, pero me di cuenta que la carrera estaba apuntada a programar otras cosas y dejé.” Realizó Comunicación Audiovisual. “Fue donde apliqué realmente todo lo que venía haciendo desde chico, de golpe alguien me dio una cámara un poco mejor, y fue increíble, fueron cuatro años de filmar cortos, videos y todo lo que pudiera.” Recién había terminado la carrera y ya había ganado un premio Graffiti con un video que había hecho para la banda Snake; y enseguida entró a la productora ParisTexas como director junior. “Ahí empecé a dirigir publicidad. De 2003 a 2006 estuve con ellos, y en 2007 me abrí y arranqué con Murdoc.” Federico realizó un máster en guion en Ámsterdam en 2004 junto a su amigo Rodolfo Sayagues. “Lo que fuera que era mi inglés de aquel momento de mirar películas, tuve que mejorarlo porque estábamos escribiendo. Y también aprendí de mucha nerdada de internet, de foros, de juegos de computadora. Nunca estudié, lo único que hacía era leer, ver películas y leer subtítulos.” Federico se crió en una casa donde el cine y la televisión eran tema corriente. Su padre, Luciano Álvarez, es un reconocido comunicador y alimentó sin duda alguna la pasión de su hijo.

Gracias YouTube

El furor y la sorpresa que generó que un desconocido y outsider se fuera a dirigir una película a Los Ángeles no fue solo para los uruguayos, sino que la propia industria de Hollywood quedó impactada. El mecanismo más común era que una persona realizaba un corto, se presentaba en los festivales más reconocidos (como Cannes por ejemplo), ganaba algún premio “y vía lobby conocía a un productor que lo llevaba a hacer una película”. Ataque de pánico demostró que el sistema YouTube puede ser usado también, “y no fue que se avivó uno solo, sino toda la industria a la misma vez”. Federico venía realizando cortos de ciencia ficción desde hacía años. Un buen ejemplo es Montevideo 2056, subido a Youtube en 2006. ¿Por qué Ataque de pánico y no otra de las creaciones de Federico? En retrospectiva, ayudó la coyuntura. “El corto salió justo cuando se acababa de estrenar District 9, una película que marcó un antes y un después en Hollywood, ya que de golpe un director debutante, con un presupuesto bajo, hizo una película de ciencia ficción que ganó cientos de millones de dolares en la taquilla. Fue un llamado de alerta para la industria de decir ‘hay que empezar a mirar directores jóvenes con ese perfil’, y automáticamente dijeron ‘tá, ahí, él mismo’ y por eso fue el timing perfecto.” Y cuando las cosas se tienen que dar, no hay duda que las casualidades siguen apareciendo. Uno de los pocos productores de Hollywood que no le había escrito un mail para conocerlo fue Sam Raimi, con quien terminó firmando su contrato. ¿Cómo se dio? “Cuando llegué a Los Ángeles, al segundo día fui a tomar un café con un productor de los que me había escrito y él justo iba a ver una película que le iban a mostrar. Yo le pregunté si podía ir con él, y en la puerta del cine, el productor que le iba a mostrar la película me saluda y me dice: ‘¿Vos sos el que hizo el corto?’. Nos pusimos a hablar y, a partir de esa charla, a la noche me ofreció el famoso contrato.” Era uno de los productores que trabajaban para Sam Raimi.

Contrato millonario

El primer contrato que firmó Federico, y del que todos nos enteramos, fue a principios de 2010. Lo curioso es que él escuchó solo una oferta y aceptó. “Fue tan buena que no hubo tiempo de que los otros ofrecieran nada. Además, con Sam firmé exclusividad, y no podía escuchar más ofertas.” Federico firmó un contrato ciego, “basado en ‘nos gustó tu corto, queremos que hagas una película, confiamos en vos, contanos ideas y, la que nos guste, la hacemos’”. Imaginemos tener en nuestro poder 20 millones de dólares. No debe ser nada fácil apostar e invertir en una persona cuyo currículum (horas de rodaje según el código cinematográfico) es muy acotado en cine nacional (no había realizado un largometraje aquí), y nulo a nivel internacional. Imagino que tanto la confianza que estos “monstruos” depositaron en él como la presión que él asumía a la hora de firmar ese papel debieron ser inmensas. “Siempre van a querer escuchar la idea y nunca te van a dar plata hasta que les guste. Pero sí, es un juego de confianza, ya que directores hay muy buenos, y seguro hay mucho mejores que yo, el tema es cómo le demostrás a esos locos que pueden confiar en vos, que sabés hacer lo que decís saber hacer. Ataque de pánico les daba la pauta de que yo podía contar algo intenso y mantener la atención de la gente durante 5 minutos. Y para ellos pasa todo por la visión, la capacidad de imaginar y de llevarlo a los hechos. La confianza realmente te la ganás en las reuniones cuando demostrás si servís para algo o no.” Desde el principio, Federico le pidió a Rodolfo Sayagues que lo acompañara en este emprendimiento. Se conocían desde chicos, realizaron juntos el máster en guion y habían trabajado juntos en varios cortos. El primer guion que Federico y Rodolfo presentaron a la empresa productora de Los Ángeles, sobre una invasión alienígena, hoy está en stand by. ¿Por qué? En el proceso de este proyecto, Sam Raimi, elogiado director y productor de muchas películas mundialmente reconocidas como la trilogía de El Hombre Araña, fue simpatizando y confiando cada vez más en los uruguayos. “Sam se entusiasmó conmigo y con Rodo y nos dijo ‘che, ¿quieren hacer el remake de mi primera película?’. Él ya había anunciado que la quería hacer, pero nunca había encontrado el director.” Sam redobló su apuesta y se jugó su propia película. “Creo que una de las razones fue que ni Rodo ni yo fuimos con ningún tipo de miedo, no teníamos nada que perder. Nosotros estábamos bárbaro acá en Uruguay, teníamos nuestras cosas acá y, si no pintaba, nos volvíamos y era una anécdota para contar. Creativamente, eso es lo mejor que te puede pasar. Fuimos y contamos ideas sin miedo de que por ahí no le fueran a gustar, le contamos qué tipo de película haríamos, cómo la haríamos, y le encantó.” Federico pasaba de haberse ganado el lugar en Hollywood a partir de un corto a ser contratado, junto a Rodolfo, para escribir, realizar el guion y dirigir una película de terror con un presupuesto estimado de 20 millones de dólares. Cuando le pregunto si siempre le gustaron las películas de terror, la respuesta fue muy chistosa: “De guacho siempre fui fan. Me acuerdo de haber visto Evil Dead a los 12 años con mi amigo Cristian. Fuimos al videoclub, pedimos una de terror, nos dieron esa y quedamos aterrorizados [risas]. Hoy la ves y es muy graciosa, está hecha con 2 mangos. Pero, en su momento, estábamos horrorizados. Tenemos un buen recuerdo de esa película. Es increíble que termine saliendo esto. El que me dio la película en el videoclub nunca se imaginó esto [más risas].” Además de su amigo Rodolfo, hubo otros uruguayos que participaron en Evil Dead: “Santiago Vecino, un dibujante que es un cra. Yo había laburado con él acá y fue el que hizo todos los concepts de la película en preproducción y todos los story boards. También los créditos de la película se hacen acá, con Aparato y Ale Damiani va a dirigir toda esa secuencia”.

Trabajar con tus ídolos

El desafío para Federico fue y es descomunal, sin lugar a dudas, a nivel económico, profesional, y sobre todo personal. En lo económico, le pregunto directamente qué tan millonarios son y cómo ve él la parte económica. Fue un poco evasivo en su respuesta. “A nosotros nos pagaron bien porque tuvimos una entrada fuerte en Hollywood, pero varía. También ganás por los derechos de autor de los personajes y hay millones de beneficios por trabajar en una industria que tiene 100 años… Pero seguro no es como la gente piensa que es. Cuando conocí a Schwarzenegger, decían ‘Ahora Arnold quiere hacer unas películas, pero está difícil, las generaciones jóvenes no saben quién es, lo conocen más como el gobernador de California que como actor’. Ves actores que son leyenda que están luchando por sacar proyectos adelante. Y uno ve a la industria de Hollywood como un glamour de locos, haciendo películas y ganando millones. Y en realidad, no es tan así.” En lo personal y profesional, en cuestión de meses por momentos se encontró viviendo en su casa de toda la vida, con la misma gente de siempre, y por otros en un mundo supuestamente inalcanzable, charlando con ídolos mundiales, poderosos, personas que hasta el mismo Federico admiraba. Y allí fue a instalarse, a convivir con este mundo tan lejano (y que nosotros chusmeamos a través de programas en E!, Sony o Warner o en el propio cine). “Me pasa todo el tiempo de mirar y decir ‘esto es un viaje’, es surrealista. Vas a un cóctel, a una reunión y ves gente todo el tiempo. En mi Facebook, que es muy chiquito porque trato de tener a mis amigos de verdad, siempre pongo bizarreadas y al principio te shockea. Pero nunca fui muy cholulo con esas cosas, entonces intento mirar para otro lado y no marcar.” Federico forma parte del sindicato de guionistas y por lo tanto forma parte de la Academia, y por lo tanto… vota para los Oscar. Para mí ya es surrealista cuando me lo cuenta, vivirlo ni puedo imaginarlo. “La combinación de todo eso con Uruguay es lo más. Me acuerdo de estar en el Súper Fresco, en la caja, hablando por teléfono en inglés, explicando por qué no quiero a Matt Damon en mi película [risas].” Y así como Federico tiene ese tipo de charlas sobre los actores, lo mismo pasa con las locaciones, por ejemplo. Evil Dead fue filmada en Nueva Zelanda. “Sí, es el sueño del pibe realmente.” Hay muchas cosas que impactaron a Federico de su primer trabajo para la industria, y una es la creación de la banda sonora. “Contraté a Roque Baños, un compositor español de quien fui fan toda la vida, y nos fuimos a Londres, con una orquesta de 70 músicos, un coro de 40 personas, en un estudio increíble, empiezan a tocar y todo suena increíble.” Otra casualidad lo sorprendió en Londres. “Estaba con mi novia, salimos al lobby a tomar un café y cuando quisimos ver, estaba Paul MaCartney al lado mío. No sabíamos qué hacer, quedamos los dos en shock. Ahora ya nos acostumbramos más a esa parte [risas].” Leyendas que les quedarán grabadas, así como quienes vieron a sir Paul andando en bicicleta por la rambla. Además de tener todo o casi todo lo que quería o necesitaba para el rodaje, Federico tenía como padrino de este proyecto al mismísimo Raimi, quien a pesar de haber realizado la versión original de Evil Dead en el año 1981, lo dejó ser. “El sueño de un director es que no tengas un productor que te meta mano en todo, hacerlo lo más independiente posible. Y el laburo de Sam en esta película fue eso, protegerme de que el estudio no influyera mucho y de que yo hiciera la película que quisiera. Incluso a veces yo le decía ‘tirame una idea’ y Sam me decía ‘no, yo quiero que hagas TU película, tenés que seguir tu instinto y eso es lo único que tenés todos los días en el rodaje’. Y siempre me motivo en eso.”

Alfombra roja

El 5 de abril se estrena la película y se va a ver en todos los cines del mundo. Le pregunto cómo esta manejando la ansiedad y me sorprende nuevamente con su respuesta hiperserena. “En realidad la ansiedad ya pasó. Después de estar ocho semanas con el editor y terminarla, me fui directo a Los Ángeles a mostrar el corte. Y les encantó. Y mi mayor ansiedad estaba ahí, en mostrárselo a ellos. Porque, aparte, la ciudad es chica, y en el momento en que el director llega con su corte y lo presenta al estudio, en dos minutos se corre la bola de si la película es buena o mala.” Federico ya atravesó su mayor obstáculo: la industria considera buena su película. Por lo tanto, ahora, sin tantas presiones, no es cuestión de salir a buscar en qué proyecto trabajar, Fede tiene que elegir en el que quiere trabajar. “Nos llegan cosas todos los días y hay que elegir la que conviene más, porque el error típico de los directores a los que les va bien con su primera película es que después salen a hacer otra gigante que es una porquería. Es una industria que no te la deja pasar. Te mandás una mala película y marchaste. Lo ideal es hacer una película que escribamos con Rodo, que sea original nuestra. Ni un remake ni algo preexistente. Yo lo que quiero es ser autor, que la gente vaya a ver una película y sepa que la hice yo. Ahora la plata está, tenemos que tener la idea correcta y elegir bien cuál es la historia que queremos contar. Es el privilegio máximo que nos dio esta película. Eso fue, a nivel personal y profesional, para Rodo y para mí, impresionante.” Y, para decidir su futuro, Federico se reúne con las productoras más grandes (por ejemplo con Dreamworks, la de Spielberg la semana pasada).

Merecido gol

Aunque la mayoría hayan sido elogios, existió un gran cuestionamiento a nivel mundial de no saber si era todo una pantomima y Federico estaba acomodado, o a nivel nacional, sobre todo, por subestimar la realización audiovisual y pensar que fue solo suerte y que, así como le paso a él, pudo haberle pasado a cualquiera. Cuando le pregunto a él al respecto, ya sin sonrisa en el rostro, responde: “La suerte es cuando la oportunidad se encuentra con la preparación. Si hubiera llamado un tipo, te digo que es suerte, pero fueron todos los estudios grandes que querían conocerme. Entonces, la única suerte que puedo decir que hubo es en cómo se viraliza el corto apenas lo subo… Igual, acá fue un ‘Uruguay nomá’, pero en la industria y en el mundo fue más importante aun. Que alguien de un país chiquito, que no conoce a nadie en Los Ángeles, luego de hacer un corto consiga entrar, calló todo tipo de queja y excusas que ha puesto cada cineasta que se cree un cra y dice que en realidad no lo llaman porque no conoce a nadie”. Y ya con tono más soberbio (que se entiende, ya que piensa en los que hablan de más) agrega: “Por ejemplo, cuando llamé a mis amigos más cercanos fueron los que menos se sorprendieron, porque eran los que más creían en mí. La gente que me conoce más sabe que lo hago por placer, que disfruto como nene chico y quedo totalmente alienado. Es lo mejor que te puede pasar en la vida: encontrar algo que te encante hacer”. Tanteo, preguntándole si puede volver a pasar que otro uruguayo consiga lo mismo de la misma forma, y me dice: “Te aseguro que cada vez que hay algo en YouTube que más o menos está bueno, lo están viendo en Los Ángeles. Ojo, siempre estoy hablando de algo que ellos puedan vender. Pueden haber cosas increíbles artísticamente, alucinantes, que no tienen una veta vendible”. Y, dejando para el final los elogios, Federico destaca de toda esta experiencia los correos que le llegan semanalmente. “Una de las cosas más lindas que me pasó en lo personal es que de golpe hubo una ola de mails de gente de acá, que casi siempre decían algo así como ‘no sabía qué quería hacer, y ahora sé que quiero hacer cine, y quiero aprender animación’. No por sonar humilde o espiritual pero fue lo que realmente significó algo.” El 5 de abril, todos los que escribieron esos mails y muchos más iremos a los cines. Y más de uno tendrá ganas de gritar “Uruguay pa’todo el mundo… Vamo’ el Fede que no ni no’.

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