Flamenco en clave gitana

Con el amor y desamor entre Don José y la gitana Carmen como foco, la historia adquirió notoriedad décadas después, cuando el también francés Georges Bizet la convirtió en una de las óperas más difundidas del mundo.

Sin embargo, fue recién en 1983 que el relato de Carmen logró ser reescrito por la España que le daba su ambientación. La obra homónima, producto de la colaboración entre el coreógrafo Antonio Gades y el cineasta Carlos Saura (Cría Cuervos), se presentará hoy en el Auditorio del Sodre de la mano de la Compañía Antonio Gades.

Con un despliegue de flamenco emotivo, que hace eco del repertorio de sentimientos de sus protagonistas, la obra ha sido considerada una de las producciones más revolucionarias del género y ha sido enaltecida como uno de los clásicos de la Danza Española.

Asimismo, Carmen, desarrollada en concomitancia con la película de Saura (Carmen, 1983), presenta una transición entre escenas que toma sus técnicas del cine. En su hibridación, la producción también adopta la intensidad de la partitura de Bizet, contraponiéndola a la apasionada expresividad del flamenco.

No obstante, su verdadero valor reivindicativo reside en los personajes, que reflejan al pueblo andaluz mejor que el libreto original. "A Carmen se la llevó Merimée a Francia, pero nosotros la hemos vuelto a traer a España", comentaba el coreógrafo en 1984, tras las primeras representaciones de la tragedia bailada.

Con esta premisa en mente, Gades reformuló a la protagonista femenina, generalmente conceptualizada con una imagen frívola, superficial. "Hice Carmen porque no me gustaba esa imagen estereotipada y falsa que tiene, siendo una mujer que cuando ama se entrega sin reservas, que no abandona a su clase aunque se encuentre en las más altas esferas", sostenía Gades ante las primeras críticas.