Sebastián Coates.

Espectáculos y Cultura > EL BACKSTAGE

Forlán-Paz: crónica de la boda del año

El periodista de El Observador que cubrió el evento durante todo el día, cuenta sus impresiones y relata detalles desconocidos de la organización y de la expectativa que levantó en vecinos y curiosos
Tiempo de lectura: -'
12 de diciembre de 2013 a las 18:55

"Lindo día para casarse”. Eso deben haber pensado al despertarse tanto Diego Forlán como Paz Cardoso, al ver el sol radiante y los pájaros cantores que invadieron su mañana de miércoles, el día en el que se casarían por segunda vez, esta vez por iglesia. Tras contraer matrimonio por civil en julio, todavía quedaba una parte incompleta en su compromiso para toda la vida: sellar su unión frente a Dios y luego festejarlo hasta altas horas de la madrugada con casi 450 amigos, invitados, Los Autenticos Decadentes y decenas de agentes de seguridad.

Esa misma mañana, mientras los Forlán y los Cardozo se preparaban en sus respectivas casas en ambos polos del barrio Carrasco –Sur y Norte, respectivamente– la Parroquia San José de la Montaña, se aprontaba desde temprano para recibir la mirada de los medios nacionales e internacionales, así como la presencia de varios vecinos curiosos de la zona.

Cuando faltaban más de siete horas para la ceremonia, pautada a la hora 20:30, todavía quedaban por colocar algunas magnolias y jazmines en los arreglos florales de la entrada. Por lo menos así lo pensaba la señora encargada de la decoración floral de la parroquia. Su trabajo era controlado sigilosamente por Susana, quien trabaja en el lugar desde hace “muchos años”.

La encargada mencionaba que nunca tuvieron una boda tan pública y más que nunca se sentía responsable de lo que pasara durante la tarde y de cómo se vería la parroquia, cuya fachada compuesta de ladrillos y algún vidrio roto contrastaba con el blanco inmaculado de las flores.

A unos kilómetros, en el camino a la ciudad de Pando, el salón de fiestas Villa Domus parecía ser el lugar elegido destinado a la elegancia. Camiones de proveedores de comida y adornos no paraban de llegar a la chacra durante la mañana, para cerciorarse de que no faltara nada en la noche del 10.

Pasaban las horas y la parroquia se mantenía igual de austera, hasta sobre la hora 16 todo cambió con la llegada de un camión y el ruido estrepitoso de metales chocando. De manera fugaz, un grupo de trabajadores se dispuso a cercar la entrada de la iglesia con dos perímetros de vallas, mientras los oficiales de la Policía de Tránsito hacían lo mismo con la calle Havre.

Gracias al vallado, en el medio de la entrada se creó más tarde una suerte de alfombra roja improvisada, ayudada por el rojo del piso y la presencia de las cámaras de televisión de un lado y los flashes de los fotógrafos del otro.

De vuelta en la parroquia, durante la tarde otros curiosos se iban asomando y esperaban poder saludar al delantero en el día de su boda. A la hora 18 San José de la Montaña celebró la misa de todas las tardes pero el miércoles los feligreses obtuvieron un vistazo al decorado elegidos por los novios, antes que la prensa. Una señora mayor entraba y salía a los 15 minutos, en lo que parecía poco tiempo destinado a la oración. Contenta, contó risa cómplice mediante que fue a “chusmear” y sacar fotos. Las imágenes estaban todas fuera de foco y borrosas, pero no le importó. Estaba satisfecha al haber cumplido su objetivo.

Entre las 19:00 y las 20:00, empezaron a arribar los primeros grupos de invitados, compuestos inicialmente por señoras mayores con tacos altos, vestidos brillantes y bronceados que adelantan un verano anaranjado.

Los invitados no sabían cómo reaccionar ante las luces de las cámaras que los invadían desde los dos flancos, así que se disponían a pasar rápido con la cabeza a gacha. Aquellos con más farándula en su haber, como el jugador argentino Andrés D’Alessando o la princesa Laetitia d’Arenberg paraban para posar unos segundos antes de entrar a la parroquia.

Las familias de vecinos fueron arrimándose poco a poco, pero desde lejos. Alumnas del British, abuelos de la zona y niños con sus Ipads prontos para filmar se pararon detrás de las vallas expectantes ante la llegada de los novios. Los primeros autos comenzaron a llegar y los ánimos empezaron a agitarse. Alguien sugirió que en uno de ellos venía Forlán y varios –vecinos y periodistas– se decepcionaron al enterarse de que el “Pichichi” no bajaría a saludar.

Sólo quedaba esperar a la novia entonces. Después del desfile de otros invitados desconocidos, las miradas y las cámaras se dirigieron hacia el Rolls Royce clásico que se paró en la entrada sobre la hora 21.

“¿Quién es, quién es?”, le preguntó un joven adolescente a su amigo. “¡La ñeri esta! ¡Dale, sacale fotos!”, contestó mientras los dos se abalanzaban sobre las vallas. La “ñeri” no era otra que Paz Cardoso, la novia y el objeto de todas las miradas cuando bajó del auto del brazo de su padre, Eduardo. Portando un vestido blanco de cola y velo largo diseñado por Vera, Paz entró casi con la sonrisa congelada en su cara, con una expresión que balanceaba entre la felicidad y el miedo. Sonaron las campanas y con un rosario en mano regalo de un grupo interminable de amigas, entró pisando una alfombra roja que la dirigió hacia al altar.

La ceremonia fue a puertas abiertas, por lo que todos los asistentes fuera de la parroquia pudieron escuchar las palabras del fray Juan Antono Vázquez, quien destacó la sencillez y amor de la pareja, al mismo tiempo que bendijo a los futuros “forlancitos” que vendrán.

Finalmente, tras los anillos, las lágrimas y las oraciones, Diego y Paz caminaron desde el altar hasta la calle, de la mano, sonriendo y aplaudidos por sus invitados y el barrio. Se subieron al auto y partieron hacia su fiesta, a puertas cerradas, lejos de las miradas. En la parroquia sólo quedaron las flores, las vallas y unos vecinos muy felices por la pareja que nunca habían visto de cerca.

    Comentarios

    Registrate gratis y seguí navegando.

    ¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

    Pasá de informarte a formar tu opinión.

    Suscribite desde US$ 345 / mes

    Elegí tu plan

    Estás por alcanzar el límite de notas.

    Suscribite ahora a

    Te quedan 3 notas gratuitas.

    Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

    Esta es tu última nota gratuita.

    Se parte de desde US$ 345 / mes

    Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

    Elegí tu plan y accedé sin límites.

    Ver planes

    Contenido exclusivo de

    Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

    Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

    Cargando...