El papa Francisco concluyó ayer los ritos de la Semana Santa con la bendición Urbi et Orbi (a la ciudad de Roma y al mundo) a todos los fieles. Desde una plaza de San Pedro repleta de fieles y peregrinos de distintas partes del mundo, el Sumo Pontífice expresó su cercanía a las víctimas del terrorismo y pidió acoger a los refugiados.
En su mensaje de Pascua, Francisco recordó los numerosos episodios de odio y muerte que suceden en la actualidad. Los ataques de Bruselas ya habían sido condenados varias veces la semana pasada por el papa, quien en su servicio de Viernes Santo había dicho que los seguidores de religiones que perpetraban actos de fundamentalismo y terrorismo estaban profanando el nombre de Dios. "Esa forma ciega y brutal de violencia que no cesa de derramar sangre inocente en diferentes partes del mundo", dijo Francisco ayer en relación con los atentados que se perpetraron en los últimos días.
Sin embargo, no solo se refirió a los ataques en Bélgica, sino que también envío mensajes de paz a otras naciones que han sido azotadas por la violencia. Entre ellas pidió por Siria, "un país desgarrado por un largo conflicto, con su triste rastro de destrucción, muerte, desprecio por el derecho humanitario y la desintegración de la convivencia civil". Francisco instó al mundo a que emplee las "armas del amor" para combatir al mal de "la violencia ciega y brutal" que involucra a países como Turquía, Nigeria o Camerún.
El papa también habló sobre las víctimas de estos conflictos armados, inocentes que se han tenido que desplazar de sus hogares para salvar sus vidas. "Que (el resucitado Jesús) nos acerque en esta fiesta de la Pascua a las víctimas del terrorismo, esa forma ciega y brutal de violencia que sigue derramando sangre en diferentes partes del mundo", manifestó en relación con los refugiados.
Asimismo, expresó que el drama de la inmigración involucra a una "muchedumbre cada vez más grande de emigrantes y refugiados". El Sumo Pontífice lamentó que muchas de estas personas se encuentren "muy a menudo en su camino a la muerte o, en todo caso, el rechazo de quienes podrían ofrecerles hospitalidad y ayuda", en un claro llamado a las grandes naciones que no brindan apoyo a cientos de miles de escapados.
Francisco también mencionó a los niños que "huyen de la guerra, el hambre, la pobreza y la injusticia social". Explicó que estos conflictos armados a gran escala "someten a poblaciones enteras a pruebas indecibles", en donde el horror del conflicto también alcanza a civiles inocentes que deben escapar adonde los reciban.
El papa pidió "diálogo y colaboración" en Venezuela para que se promueva "la cultura del encuentro, la justicia y el respeto recíproco". Francisco instó al pueblo venezolano a "trabajar en pos del bien común, buscando formas de diálogo y colaboración entre todos", pero no solo les habló a los ciudadanos, sino que también se refirió a "los que tienen en sus manos el destino del país".
El Sumo Pontífice también explicó que ante "las difíciles condiciones en las que vive" Venezuela, se debe asegurar el "bienestar espiritual y material de los ciudadanos". Cabe destacar que el malestar social crece en el país latinoamericano a raíz de la escasez de dos tercios de los productos básicos, lo que obliga a los venezolanos a hacer largas filas todos los días en los supermercados. Asimismo, esta crisis se vio agravada por la caída de los precios del petróleo, ya que el país obtiene el 96% de sus divisas a partir del crudo.
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