El papa
Francisco lamentó ayer que haya jóvenes que parecen "jubilados" y los animó a cambiar el mundo, en el primer encuentro con más de medio millón de jóvenes llegados a Cracovia,
Polonia, para participar en la XXXI Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
"Me preocupa ver a jóvenes que tiraron la toalla antes de empezar el partido, que están entregados sin haber comenzado a jugar", expresó Fransisco en la explanada de Blonia.
Por ello, el pontífice les pidió a los jóvenes que no permitan que les "roben las energías, la alegría y los sueños, con falsas ilusiones".
"Es un regalo del cielo poder verlos a muchos de ustedes que, con sus cuestionamientos, buscan hacer que las cosas sean diferentes. Es lindo, y me conforta el corazón, verlos tan exuberantes", agregó.
Con otro enfoque, el pontífice había advertido el pasado miércoles que "el mundo está en guerra" pero por intereses, no por la religión, tras el impactante asesinato de un cura en Francia a manos de yihadistas que sacudió los cimientos de la
Iglesia.
"Cuando hablo de guerra, hablo de guerra de intereses, por el dinero, por los recursos de la naturaleza y no de guerra de religión. Todas las religiones queremos la paz", explicó el papa a los periodistas que lo acompañaban en el vuelo que lo condujo de Roma a Cracovia para asistir a la JMJ.
"Hace falta disponibilidad para recibir a los que huyen de la guerra y el hambre, y solidaridad con aquellos que sufren en sus derechos, incluidos los que tienen problemas para profesar su fe", dijo el papa al abogar por un cambio de actitud ante el presidente polaco, Andrzej Duda, en el castillo real de Wawel en Cracovia.