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"Fue difícil mantener el suspenso del personaje en Nieve Negra"

El actor argentino Leonardo Sbaraglia habló sobre su más reciente película, en la que se embarca en un duelo de secretos y mentiras con Ricardo Darín, quien interpreta a su hermano
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06 de febrero de 2017 a las 05:00
Leonardo Sbaraglia es hoy un visitante frecuente de Uruguay. Los rodajes de los últimos proyectos del actor argentino como la coproducción brasilera Era el cielo (2016) y El hipnotizador –drama de HBO Latinoamérica que estrenará su segunda temporada este año– requirieron de su presencia en el país en los últimos años.

Además, Sbaraglia es una de las caras más visibles a la hora de prestarse a la promoción exigida por los estudios, una actividad que suele realizar durante largos períodos de tiempo, sin dejarse sucumbir ante la monotonía de esa rutina.

En su última película, Nieve negra, el actor interpreta a Marcos, quien debe enfrentar a su ermitaño hermano –personificado por Ricardo Darín– para intentar vender un terreno codiciado de la Patagonia. Sentenciados a una relación distante por un hecho trágico del pasado, los hermanos encarnados por los actores son parte de un trama de suspenso dramático concebida por el director y guionista Martín Hodara (La señal, 2007).

Sbaraglia conversó con El Observador sobre su experiencia de rodaje en las montañas de Andorra, así como los próximos proyectos que seguirán aumentado una de las carreras más atareadas de la industria del entretenimiento argentino.


En su última entrevista con El Observador, en noviembre de 2016, dijo que quería tomar un tiempo de descanso. Acá estamos de nuevo. ¿Qué pasó?
Estoy más descansado igual que la última vez. Venía muerto. Eso fue en noviembre y estaba en la vorágine de El hipnotizador. Estaría agotado. Estaba rodando todos los días 10, 12 horas, palo y palo desde hacia dos o tres meses y reventado. Terminamos a principios de diciembre y me habían dejado un día libre para hacer entrevistas (para presentar su película Era el cielo).

¿Se define como un actor prolífico?
Trabajo mucho. Si vos supieras las cosas que digo que no. Por suerte tengo esa posibilidad. Podría hacer más. Todo lo que me ofrecen lo hago porque quiero hacer eso concretamente. Hasta decido no hacer cosas que además están muy buenas. Tiene que ver con tratar de empezar a respetar un poco más, justamente, el descansar.

¿Cree que un actor puede sufrir de sobreexposición?
Depende lo que hagas. Puede sufrir sobreexposición una persona que está trabajando todos los días en la tele. En el caso nuestro que trabajamos más en el cine, es más difícil. Sí puede ser un clavo que te coincidan dos películas. Pero eso ya no depende de mí. Que haya coincidido Era el cielo (estrenada en Uruguay a fines de octubre de 2016), que es una película que habíamos hecho hace dos años, con Nieve negra, que hicimos hace ocho meses, es una casualidad.

¿Cómo se siente respecto a su trabajo en Nieve negra?
La película genera muchísima tensión. Tiene un suspenso interno constante, una fotografía maravillosa, actuaciones que creo son muy solidas y un traslado entre el presente y el pasado construido de manera muy fina.

Nieve negra construye una trama en torno a los secretos de sus personajes. ¿Cree que puede ser un riesgo para el espectador sentirse traicionado o defraudado por la resolución de la historia una vez que se revelen?
Eso quizás es una pregunta para el director. Desde la actuación lo difícil de eso es mantener el suspenso de la información en torno a ese personaje. Tener una comunicación casi subliminal con el espectador. Creo que está muy bien logrado en la película. Si hubiese un espectador que recuerde todos los planos de Marcos y todas las reacciones, cuando llegue al final de la película podrá entender que tiene una lógica detrás.

¿Qué rol juega filmar en una locación como Andorra a diferencia de una película con mayores escenas que ocurren en espacios interiores como Era el cielo?
El porqué de la geografía es fundamental. Por algo (Werner) Herzog se fue al Amazonas ecuatoriano a hacer ese delirio (Fitszcarraldo, 1982). No solamente vas a buscar una naturaleza externa sino una que va a dialogar con tu naturaleza interna. Como si fuese algo que termina con un tsunami, comiéndolo todo a uno. En el cine, si vos pensás en películas en las que trabajé como Caballos salvajes, donde la naturaleza es tan imponente e importante, esos lugares te llevan hacia rincones, geografías y fotografías que son un viaje también para los personajes.

De pasar de esa experiencia a estar en una cabina de voz para hacer un doblaje para su personaje en Sing – ¡Ven y canta!, ¿cómo trabaja esa diferencia en la interpretación?
Estaba en Uruguay y me fui hasta México. Empezamos a grabar a las nueve de la mañana y terminamos a las nueve de la noche. Tenías que buscar lo mejor de tu voz y las características que pudieras añadirle al personaje. Movía el cuerpo más que nunca. No podes trabajar desde la normalidad. Tenés que construirlo casi como que vos fueras un dibujito animado. Si vos hablás normal como uno puede hablar en una película, te queda plano y feo. Me quedé sin voz. Te la pasás gritando. Es muy exigente.

Filmó con Daniel Hendler El otro hermano, una película de Adrián Caetano. ¿Qué puede adelantar sobre el proyecto?
No sé cuándo se va estrenar en Uruguay. La filmamos un poco antes de Nieve negra en San Antonio de Areco, a 140 kilómetros de Buenos Aires. Está basada en una novela de (Carlos) Busqued llamada Bajo este sol tremendo. Es una especie de contrapunto que hay entre el protagonista (Daniel Hendler) y yo. Daniel llega a un pueblo porque acaban de matar a su mamá y su hermano. Se encuentra con un mundo atroz y terrible que está comandado por Duarte, el personaje que hago yo. El más difícil y siniestro que me tocó hacer en mi vida. Por la sordidez, exigencia de composición, un personaje brutal.
También prepara una serie en España con el director Cesc Gay (Truman, 2015).
Voy a filmar a España. Son ocho capítulos para Movistar+ de una serie que transcurre en Andorra. Es una serie histórica, sobre un proceso de lavado de dinero que hubo entre el gobierno andorrano, la mafia china y otras organizaciones. Esto se destapó en 2003, 2004 y mi personaje, Félix, es un tipo que por razones románticas se empieza a meter en esta trama y termina sufriéndola. A pesar de ese aire policial, tiene una construcción muy humana y tiene mucho humor.

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