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Gabriela Hearst: glamour gaucho en la elite de la moda

Radicada en Nueva York se basa en lo los preceptos que aprendió en el campo sanducero para construir su última grifa
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11 de septiembre de 2016 a las 05:00

My Dad's influence. A clip from the short film "The Source"

Al momento de hablar de la diseñadora Gabriela Perezutti Hearst, los medios internacionales no dudan en presentar, con cierto romanticismo, sus orígenes. Su crianza y los veranos pasados en un campo de Paysandú, su condición de pertenencia a una familia de productores de lana merino, su educación en Montevideo y su salto, primero a París y luego a Nueva York. Pero todo esto no se destaca por lo exótico o por lo bucólico. Esto es algo que Perezutti Hearst se encargó de integrar a su marca.

"Yo hago un esfuerzo para que eso se sepa", dijo a El Observador la diseñadora, desde Nueva York. "Es una parte intrínseca de la marca. Y es muy difícil que no se sepa, porque es algo muy particular el haber nacido en Uruguay. Uno puede mirar hacia atrás y darse cuenta de que tal vez no sea algo exótico, pero ofrece un punto de vista bastante especifíco".

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En 2004 la diseñadora creó Candela, una grifa que comenzó vendiendo camisetas estampadas en Estados Unidos y evolucionó hasta integrar la prestigiosa Semana de la Moda de Nueva York (NYFW), representando a Uruguay con sus inspiraciones gauchescas y añadiendo la utilización de materiales como la lana y el cuero.

En 2015, Perezutti Hearst –que en 2013 se casó con Austin Hearst, uno de los herederos del conglomerado mediático Hearst Corporation– decidió dejar su primera marca y crear una grifa que llevara su nombre: Gabriela Hearst. Fue una versión más adulta y sofisticada de la joven y bohemia marca que la puso en las mejores pasarelas del mundo. Hoy tiene entre sus clientes a actrices destacadas y celebridades del momento, y tanto sus creaciones como su historia de vida son cotidianamente reseñadas en diarios y revistas, desde Vogue a Vanity Fair. Pero antes de llegar a todo esto, hay que volver a Paysandú.

Ensayo y error

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Perezutti Hearst fue, desde el punto de vista vocacional, la oveja negra de su familia. "Todos se dedican al campo. Pero yo nunca fui de las personas que sabían exactamente lo que querían. Mi hermana, por ejemplo, es una genia. Desde chiquita quería ser veterinaria. Se graduó en cinco años, nunca perdió un examen y ahora le pagaron un profesorado en la Universidad de Cornell. Yo era lo opuesto a eso. Siempre estaba buscando otro camino o algo que fuera diferente. Lo que hago hoy me hace valorar muchísimo de dónde vengo y las cosas que todo eso me enseñó", explicó la diseñadora.

Estudió comunicación, tuvo una breve incursión como modelo en París, y ya en Nueva York estudió actuación, trabajó de camarera –en un lugar del que la echaron– y fue anfitriona en restaurantes. En esos años comenzó a trabajar en un showroom de moda y a idear una serie de remeras estampadas. Una de ellas –la más vendida– llevaba una imagen muy evocativa de su madre, tomada en 1971. Estaba sobre un caballo que corcoveaba, descalza, con jeans desflecados y una vincha.

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"Mi pobre padre ya me había pagado la escuela de actuación y yo ya había sido modelo. Imaginate, todos los años venía con una idea nueva. Esta era la última chance que tenía. O funcionaba o me iba a tener que ir a vender ganado al campo. Ya no tenía opciones", aseguró la diseñadora.

"Fue como dicen en inglés, trial and error. Fracasar y fracasar y fracasar hasta darme cuenta de aquello en lo que era buena. De repente empecé a trabajar en el mundo de la moda y me di cuenta de que ahí sí era buena, y que podía mantenerme con esto. Era la primera vez que estaba haciendo algo que no era un fracaso total", contó.

De a poco, Candela comenzó a moldearse como marca, primero con esas remeras y luego agregando más prendas. El espíritu de la grifa –que pertenece a Perezutti pero que delegó en otro equipo– combina la bohemia citadina y la iconografía rural; usa seda y lana, es romántica y ornamentada, minimalista y sutil al mismo tiempo.

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Con el tiempo, la grifa comenzó a aparecer en tiendas de alta gama como Harrod's y Saks Fifth Avenue, además de vender directamente a través de su tienda online. En 2011 Candela hizo su debut en la NYFW (la semana de la moda de Nueva York) realizando presentaciones: una suerte de show –con escenografía o no–, donde las modelos lucen la ropa al estilo maniquí. Los ecos de las buenas reseñas que generaron sus sucesivas colecciones llegaron hasta Uruguay, haciendo de sus apariciones una cobertura obligada tanto para medios especializados como generales.

Por ese entonces, asegura la diseñadora, su familia se tranquilizó. "Creo que hasta hace relativamente muy poco no tenían ni idea de lo que estaba haciendo en Nueva York. Lo único que sabían era que algo funcionaba porque no les pedía plata", contó entre risas.

En el invierno de 2013, Uruguay pudo ver por primera vez sus prendas en vivo y en directo, cuando la diseñadora realizó una de sus clásicas presentaciones en Itaú MoWeek.

Calidad y amor

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Ya por ese 2013, el crecimiento que había hecho Perezutti Hearst como diseñadora imponía otro desafío. "Veía a marcas como Zara y H&M y percibía que estamos en un mundo donde todo tiene que ser rápido y de peor calidad. Y mi corazón no estaba ahí. Ya estaba pensando en el proyecto de una marca que tuviera mi nombre y en empezar de vuelta. Obviamente esto te da un poco de miedo, pero creo que fue una de mis decisiones mas importantes", afirmó.

La filosofía de Perezutti Hearst es opuesta al fast fashion. Sus prendas están hechas para durar toda una vida y más. La alta calidad debe ser la vara con la cual se mide desde la fibra hasta la confección. Eso es lo que terminó reflejando a Gabriela Hearst, la marca de lujo que hoy se compara con la altura cualitativa de otras casas de moda, como Céline o Hermès.

Pero el espíritu de la diseñadora sigue entre Paysandú y Nueva York, entre el lujo y la comodidad.

"Siempre hay un lado más rústico y más arraigado a la tierra. Pero Gabriela Hearst es una marca de lujo, entonces el buzo va a estar hecho con el mejor hilado, con los mejores materiales que podés comprar en la industria", dijo.

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Un vídeo publicado por Gabriela Hearst (@gabrielahearst) el


Con la calidad, la sensibilidad y el diseño como ejes de la marca, Gabriela Hearst se presentó en 2015 con una primera colección que incluyó desde abrigos de lana a vestidos, zapatos y botas. "El diseño tiene que ser contemporáneo pero también debe poder pasar la prueba del tiempo; ese es el producto que intentamos hacer".

En la permanente búsqueda de la calidad comenzaron los testeos en Italia, para utilizar la lana merino de su estancia familiar para la confección de sus trajes. "Fue idea de mi marido, porque yo no había asociado ambas realidades", contó.

En este sentido, la transparencia, el saber quién es el que realiza la prenda y qué materiales se utilizan, es una de las características más importantes de Gabriela Hearst. "Cuando uno está consumiendo un producto de lujo tiene que ser más que caro. Tiene que estar muy bien hecho; el amor y la dedicación de cada persona que trabajó en él tiene que percibirse. Eso es lo que trato de comunicar. Cuando la mujer viste nuestro producto, siente la calidad y la mano. Le quiero dar a la mujer una segunda piel, con la que se sienta cómoda. Se lo merece".

Este próximo martes 13, Perezutti Hearst presentará en la NYFW su colección más sensual hasta el momento. "La referencia son las brujas. Se trata de lo que hemos tenido las mujeres y por lo que hemos sido temidas, perseguidas y quemadas. Tiene que ver con la sensualidad, la intuición y la creación. Con cómo eso puede intimidar e incomodar. Es un gran salto esta colección", afirmó.

La tradición

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Como una reafirmación de sus origenes, la diseñadora ganó recientemente el Woolmark Prize, un premio otorgado al creador con el mejor diseño en lana merino. "Mi marido decía 'es demasiado perfecto: sos diseñadora, tenés ovejas y amás la lana'. Era demasiado perfecto para ser verdad". Para este concurso quiso demostrar la ductiblidad de este material, para lo cual desarrolló un tejido fino y liviano en un pantalón de tiro alto y con un trench reversible.

Perezutti Hearst une la tradición de su familia con el diseño moderno y duradero. Y esto que es reconocido en todo el mundo nació, como siempre dice, en su país de origen. "Es por ser uruguaya que siempre priorizo la calidad", afirmó.

"Creo que el uruguayo tiene una cierta humildad. Yo también me conservo con los pies en la tierra. Me hice en la muñeca un tatuaje de la marca del campo, y me lo hice para no olvidar de dónde vengo. Respetar tus orígenes es una buena manera de seguir encaminado y entender lo que es importante".

La última gran It Bag

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Sin planearlo, Perezutti Hearst creó una cartera tan deseada que tiene una lista de espera de 800 personas. Llamada Nina, esta It Bag –o la cartera del momento– fue diseñada pensando en las curvas, como en una pintura de Botero. En principio, la ideó para ella misma y para regalar a las mujeres más cercanas y admiradas por ella. Pero los pedidos comenzaron a llover, y la diseñadora decidió poner Nina a la venta, aunque únicamente a través en su sitio web y a pedido. De esta forma, vendió casi 400 carteras en apenas cuatro meses. "No estoy acostumbrada a tener un hit, entonces voy despacito y por las piedras. Todos los días tenemos pedidos. Si subo una foto en Instagram llegan 100 más", contó. Ahora, detrás de este gran éxito, la diseñadora está trabajando en una mochila para que vaya con Nina.

Las famosas que la eligieron

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En el último año, la grifa Gabriela Hearst se ha asociado con actrices como la reciente ganadora del Oscar Brie Larson –responsable en parte de popularizar a la cartera Nina y que en la imagen luce un mono de lana de la uruguaya –, Gillian Anderson, Renée Zellweger y Lena Dunham. Sin embargo, Perezutti Hearst afirma que ama vestir a las mujeres comunes y a sus amigas. "Uno puede estar acostumbrado a ver a una actriz famosa toda producida, pero si es una amiga mía, una mujer del día a día que tiene una carrera muy activa, algo así como una heroína en su rubro, me encanta poder transformarla. Amo vestir a las mujeres porque puedo ver lo que ellas son en su interior, y traer eso para afuera".

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