El atentado terrorista que dejó alrededor de 45 muertos ayer en Túnez, puso en jaque al gobierno de ese país, que resolvió adoptar medidas especiales en su lucha contra el terrorismo.
Beyi Caid Essebsi, presidente de Túnez, condenó el ataque, a la vez que pidió a los habitantes que respeten el toque de queda instaurado en la región de Medenín, donde se encuentra la ciudad fronteriza de Ber Guerdán, lugar donde se produjo el ataque.
A su vez, anunció que la
frontera con Libia fue cerrada, ya que se presume que los atacantes ingresaron por allí.
"Túnez apoyó hasta ahora a Libia como podía, aunque ahora quizás llegó el momento de aplicar medidas drásticas y radicales", declaró.
Los ataques, registrados al amanecer, tuvieron como foco un cuartel del
ejército, una comisaría de la policía y un puesto de la guardia nacional en Ben Guerdane, ubicados a pocos kilómetros de Libia.
Los Ministerios de
Defensa e Interior de Túnez estimaron que alrededor de 28 yihadistas pudieron haber muerto en el tiroteo, al igual que diez funcionarios del ejército tunecino y por lo menos 7 civiles. Este ataque sin precedentes condujo al gobierno a incrementar las medidas especiales, entre las que se encuentran el citado toque de queda y patrullas terrestres y aéreas en la región.
El ataque puede responder, según explicó Beyi Caid Essebsi, a un anhelo por parte de los yihadistas de tener un nuevo emirato bajo sus ódenes en la frontera entre Libia y Túnez.
Los principales sindicatos y partidos políticos han reclamado "unidad nacional" y apoyo a las fuerzas de seguridad.
(AFP y EFE)