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"Henderson era como un padre, te daba todo": los trabajadores de Tienda Inglesa extrañan al viejo dueño

La venta a un grupo inversor estadounidense en 2016 cambió el funcionamiento interno de la histórica cadena de supermercados
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20 de julio de 2017 a las 12:48
Este miércoles, el sindicato de trabajadores de Tienda Inglesa aprobó en una asamblea general la propuesta de la empresa que supone la pérdida de algunos beneficios pero asegura el mantenimiento de las fuentes de trabajo. La reñida votación (la propuesta se aprobó con el 58% de los votos) evidenció las diferencias internas del sindicato respecto a cómo proceder ante la reestructura planteada por la dirección, aunque hay un diagnóstico que es compartido entre todos los trabajadores: la empresa en la que prestan funciones ya no es lo que era.

La suerte de la histórica cadena de supermercados dio un giro completo en octubre de 2016 cuando cambió de manos y pasó de la familia Henderson a un grupo inversor estadounidense liderado por Goldman Sachs, por unos US$ 120 millones.

Desde entonces, la nueva dirección afrontó una reestructura para reacomodar la situación financiera y enderezar una situación empresarial complicada, en una cadena que tiene sus números en rojo desde 2012. Esa reestructura empezó con el despido de mandos altos y medios que ostentaban salarios elevados bajo la administración anterior, y posteriormente pasó a discutirse la situación del resto de la plantilla.

"Henderson era como un padre, te daba todo, vos atendías bien y no reclamabas ni firmabas porque el hombre respondía", afirmó Rodolfo Calvete, trabajador del supermercado.

"El cambio fue rotundo. Desde el primer día llegaron a cortar cabezas", dijo a El Observador Eugenia Suárez, trabajadora del área de panadería. La funcionaria admitió que quizás el hecho de nunca haber dejado los beneficios bajo firma les terminó jugando una mala pasada. "Este paro tendríamos que habérselo hecho a Henderson para que nos firmara los beneficios y no estaríamos acá. Eso nunca sucedió porque éramos muy fieles a la patronal", afirmó.

Esa fidelidad se perdió luego de la venta. Si bajo la égida de Henderson primaba el contrato no escrito y la confianza mutua, el cambio de mando trajo reglamentos rígidos y documentos firmados. Eso fue provocando la desmotivación de la plantilla y, según los propios trabajadores, se tradujo a una baja en la calidad del servicio. "Yo trabajo en atención al público y el cliente es el que más se queja. Que la tienda está horrible, que el ánimo es distinto", añadió Suárez. Según Rodolfo Calvete, del área de informes, la frase más repetida es: "Esto con Henderson no pasaba".

Calvete dijo que el exdueño de la cadena "era como un padre, te daba todo, vos atendías bien y no reclamabas ni firmabas porque el hombre respondía". Su frase de cabecera, recordó el trabajador, era: "ustedes cuiden del cliente, nosotros vamos a cuidar de ustedes". Ya sin Henderson, los funcionarios sienten que nadie los cuida y admiten que ellos empezaron a descuidar al cliente.

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