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Historias de un oeste no tan lejano

De forma periódica, la industria del cine anuncia la muerte del western. Ahora, algunos de los directores más aclamados de la industria buscan revertir ese panorama y reivindicar sus crudas imágenes y temáticas
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19 de julio de 2015 a las 05:00
De una manera u otra, las influencias cinematográficas de Quentin Tarantino siempre se hacen presentes a través de sutiles guiños o directamente reproduciendo toda una secuencia.

Películas del giallo italiano, de samuráis, de artes marciales y pertenecientes al subgénero blaxplotation han sido solo algunas de las homenajeadas por el director, que parece definirse, primero, como un cinéfilo insaciable. El ejemplo más claro es Django sin Cadenas (2012) que ya desde el título rinde tributo a Django (1966), western de Sergio Cobucci. Sin embargo, recientemente Tarantino reveló una nueva intención artística.

En la última edición del festival Comic Con de San Diego, el estadounidense expuso póster y video de su próximo filme, Los ocho odiosos. Ambientada poco después de la guerra civil estadounidense, la película se centra en un grupo de viajeros que se refugian de una tormenta de nieve.

"Tenés que hacer al menos tres películas para considerarte un director de westerns. De otro modo solo estás coqueteando con el género. Al final haré tres westerns", dijo Tarantino, dejando entrever no solo un nuevo proyecto, sino una intención de consagrarse dentro del género e ir más allá de la mera influencia.

En esa misma línea, Tarantino anunció la colaboración del italiano Ennio Morricone, el gran compositor que ayudó a definir el sonido característico del género western. Esa alianza se hace aún más significativa al ser la primera intervención del músico en westerns tras 40 años, habiendo participado antes de las versiones spaghetti de Sergio Leone y el propio Corbucci.

Un género que nunca murió


Con estas dos producciones y una nueva aún indefinida, Tarantino forma parte de una oleada de realizadores que aún ven las posibilidades y el encanto de un género que ha padecido decadencias cíclicas desde sus comienzos.

Otro de los más recientes miembros del selecto club es Alejandro González Iñárritu. Con The Revenant (2015), el mexicano cuenta desde ya con todos los elementos para brillar en la temporada de premios. El filme vuelve a aliar a González Iñárritu con el cinematógrafo Emmanuel Lubezki, responsable de la proeza fotográfica de Birdman (2014). Juntos, ambos prometen capturar la sed de venganza de un Leonardo DiCaprio traicionado por sus supuestos compañeros.

Además de utilizar una fórmula ganadora que garantizará un nuevo triunfo para el género, los antecedentes, de por sí, son auspiciosos. Algunos de los proyectos de los últimos años han venido de la mano de los hermanos Joel y Ethan Coen, quienes realizaron su primera incursión con Sin lugar para los débiles (2007), una adaptación de la obra homónima de Cormac McCarthy que puede ser definida como un thriller neo western, al desarrollarse en plena década de la década de 1980.

No obstante, con Temple de acero (2010) vino la inmersión total y de mayor recaudación. La historia, además de estar anclada en la época característica del género, retrata las vicisitudes de personajes que se adentran en un territorio incivilizado para vengar la muerte de un hombre. Una trama esencialmente western que además contaba con actores de la talla de Jeff Bridges, Matt Damon y Josh Brolin.

La menos conocida Meek's Cutoff (2010), de Kelly Reichardt, también recibió reseñas positivas, destacándose por su ritmo contemplativo, al tiempo que The Homesman (2014), de Tommy Lee Jones, incluso fue seleccionada para competir por la Palma de Oro en el Festival de Cannes 2014.

Este año, Slow West (2015), el debut del escocés John Maclean, continuó cosechando reconocimientos para la redención del western, al ser distinguida con el Gran Premio del Jurado a Mejor película dramática del Festival de Sundance.

Algunas nuevas expresiones del género se han adentrado en terrenos menos dramatizados, inyectándole grandes dosis de humor, como es el ejemplo de la animación Rango (2011) y la comedia menos conocida Pueblo chico, pistola grande (2014), de Seth MacFarlane. El terreno de la ciencia ficción también ha sido invadido con Vaqueros y Aliens (2011), que recibió reseñas tan contrastantes como la mezcla de géneros que propuso.

Con raíces en el norte


La iconografía y las temáticas de la gran épica estadounidense fueron claras desde el inicio del western, incluso a partir de aquel primer intento en 1903, Asalto y robo de un tren. Vaqueros, indios, diligencias, pistolas, paisajes desérticos e indómitos, y códigos morales contrastantes son las claves del género.

El western, originalmente atractivo, enfrentó sus primeros escollos con la llegada del cine sonoro, circa 1927, y la decisión de los grandes estudios por recurrir a otros estilos.

La redención llegó de la mano de La Diligencia (1939) y quienes serían dos de los mayores nombres del género: John Ford y John Wayne. De ahí en adelante, no dejó de oscilar. Una nueva decadencia en los años 1960 le dio lugar a Clint Eastwood y el spaghetti western, y 30 años después las rígidas aristas de antaño se suavizaron con Los imperdonables (1992), que marcó el principio del fin.

Aunque aún es incierto si la intervención de Tarantino y de González Iñárritu consolidará un nuevo ciclo o augurará su fin, el género demuestra que aún tiene qué ofrecer. En una época reinada por los remakes y los reboots, el western continúa proponiendo relatos honestos y eficaces, que siguen apelando a lo humano para cautivar.

Otras fronteras


Aunque sus raíces radican en las novelas seriales conocidas como penny dreadful, el western siempre fue considerado como fundamentalmente cinematográfico. A lo largo de los años, la imaginería del lejano oeste comenzó a infiltrarse en otros tipos de productos. En el caso de la televisión, las propuestas más populares fueron Deadwood (2004-2006) y la serie de ciencia ficción Firefly (2002). El rubro de los videojuegos, en tanto, se destaca con la historia tradicional de Red Dead Redemption (2010), que se suma al western futurista explotado por las sagas Fallout (1997-2015) y Borderlands (2009-2015).

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