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Incertidumbre presupuestal
El presupuesto confeccionado por el gobierno anticipa un aterrizaje suave de la economía en los próximos años, en vez de uno de emergencia. Incluye medidas que debieron tomarse años atrás y previsiones razonables, pero también áreas de incertidumbre. Es realista prever un ritmo más lento del consumo interno, con un dólar a casi $ 35 al final del período, y que el salario real crezca algo por debajo de la esperanzada expansión de la economía. Se formalizó el reconocimiento de lo que era obvio en materia inflacionaria. Bajó a tierra la proyección optimista del presidente Tabaré Vázquez de abatirla a 5% el año próximo, en el centro del rango meta. Se proyecta ahora alcanzar este objetivo en 2019, pero está en la cuerda floja por la persistencia de presiones inflacionarias, aunque ayude una decrecida demanda interna. Y la expansión de la economía, al 3% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2018, dependerá de que mejoren las adversas condiciones externas actuales.
Al presentar el mensaje presupuestal, el gobierno descartó incorporar un aditivo que asigne más recursos fiscales para la educación. Asegura que es inamovible su propuesta de hace dos semanas sobre incrementos salariales y que los sindicatos de la enseñanza pública tienen como única alternativa aceptarla o quedarse sin aumentos. Pero como esa fórmula sigue siendo rechazada por los gremios, después de haberle torcido el brazo al gobierno en el fiasco del decreto de esencialidad, el tema dista de estar dilucidado a menos que los docentes cambien de actitud, reconozcan la realidad y depongan reclamos.
La prometida austeridad en el gasto público se refleja en algunas medidas lógicas pero de impacto relativamente menor en el propósito de bajar el déficit fiscal al 2,5% al final del período. Los ahorros incluyen la eliminación de un segmento de la necesaria reforma del Código del Proceso Penal, de Pluna Ente Autónomo, inexistente en la práctica desde hace tres años, y de cargos superfluos generados a veces por amiguismo partidario, así como abstenerse de llenar vacantes. Además de la educación, la seguridad pública proyecta ser mejor atendida con recursos para darle mayor eficacia a la Policía y se enfatiza la inversión en infraestructura, especialmente en el vital pero deteriorado sistema vial.
El proyecto de Presupuesto es probablemente lo más realista que el gobierno puede pergeñar en la complicada situación socioeconómica que vive el país. Pero sus resultados, que se irán viendo en los años próximos, dependen de factores cuyos efectos pueden variar según soplen los vientos políticos y sindicales dentro del país y evolucionen los mercados externos. En estos momentos parece haber una firme decisión del gobierno de controlar su gasto y poner orden fiscal, con una prudencia que faltó en las dos primeras administraciones del Frente Amplio. Pero las presiones existirán por todos lados. Poderosos sectores de la alianza de izquierda, afines al movimiento sindical y que no simpatizan demasiado con Vázquez, insisten en abrir más la flaca billetera estatal aunque sea al costo de empeorar una situación fiscal todavía manejable pero que no deja margen para nuevos dispendios. Traducir el proyecto de presupuesto en manejo responsable de una coyuntura difícil dependerá de que el Poder Ejecutivo se maneje con la firmeza y la habilidad que le faltaron en el episodio de la esencialidad.
