La Intendencia de Montevideo consideró que la campaña para controlar la caca de perro, el uso del bozal y de la correa era una prioridad y por tanto tuvo que dejar de lado otras tareas de control que habitualmente hacían los inspectores. Los que se vieron beneficiados fueron los puestos de venta ambulante irregulares, ya que desde hace dos semanas que Inspección General suspendió los operativos de fiscalización que hacía habitualmente en las avenidas, plazas y parques de la capital.
"La estrategia es utilizar de manera diferente los recursos humanos, cambiando las prioridades, de forma semanal o mensualmente dependiendo del operativo", explicó a El Observador el prosecretario de la IMM, Christian Di Candia.
En Inspección General trabajan unos 50 inspectores y otros 90 operadores ambientales que salen a la calle a fiscalizar. Cuando la comuna informó que empezaría a controlar las mascotas en la vía pública, dispuso de 30 trabajadores para hacer una campaña de difusión sobre cómo sería aplicada la norma. Luego empezó el trabajo de control y puso a trabajar específicamente en esa tarea a casi la mitad del cuerpo inspectivo.
Di Candia señaló que por lo general se destinaban unos 30 inspectores a controlar la venta irregular en las calles, aunque en las últimas dos semanas quienes hacían esta tarea se dedicaron a los perros, por lo que apenas "se daban una vuelta" de tanto en tanto para que la situación con los vendedores ambulantes no se descontrolara.
Los artículos 615 al 617 del digesto departamental son los que regulan la venta callejera. Allí se especifica que los vendedores ambulantes que ocupan espacios públicos deben ser autorizados por la comuna antes de establecerse y tienen la obligación de pagar una tarifa, que el artículo 616.1 detalla en $ 140 mensuales. Tienen prohibido vender lentes de ver y ubicarse en las paradas de ómnibus.
De todos modos hubo otras tareas de inspección que la comuna mantuvo incambiadas, como pasó con la fiscalización de espectáculos públicos o con el monitoreo de alarmas.
"Hay un cambio en la estrategia de trabajo sobre el territorio. Lo que se hacía antes era mantener toda la misma inspección al mismo tiempo. Ahora se focaliza por momentos (en operativos) de impacto", indicó el prosecretario de la IMM a El Observador.
La modificación de la estrategia de inspección general se basa en que los funcionarios dediquen un tiempo a la tarea educativa sobre las normas antes de salir en los operativos de impacto y que puedan ir modificando el tipo de control que realizan de las prioridades que vaya teniendo la comuna. "Antes el trabajo era más de contralor y no tanto de convivencia. Pero por más que multemos, si no logramos el cambio cultural, no logramos lo que queremos", expresó Di Candia.
A partir de este viernes los inspectores que controlan a los perros bajarán el nivel de presencia en los parques y plazas y volverán a sus tareas habituales. Quedarán 15 duplas de funcionarios que harán controles de forma rotativa en diferentes municipios de la capital. Sin embargo, la IMM evaluará la posibilidad de continuar haciendo campañas de impacto, similares a la fiscalización de perros pero en otras áreas de inspección.Inicio de sesión
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