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Intentos tibios

El consultor en desarrollo emprendedor, Santiago Aramendía, asegura que la principal causa del fracaso de una startup es no darle la oportunidad suficiente para alcanzar el éxito
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01 de septiembre de 2014 a las 00:00

Los intentos tibios deben ser causantes de una buena parte del fracaso emprendedor. Mucho se habla de la falla o debilidad en la ejecución de los equipos emprendedores, pero no tantos han intentado profundizar sobre sus causas y cómo mitigarlas.

Este es un tema que he observado en cantidad de emprendimientos, pero que también lo he vivido en carne propia en cuanto a proyectos que quedaron por el camino o que todavía sigo gestando.

Me encuentro con muchos emprendedores que años después de haberlos conocido, desistieron de su idea, o peor aún, siguen en el mismo lugar que cuando los conocí, sin haber avanzado en nada muy relevante.

En muchos casos, el problema no radicaba en la idea, sino que nunca le dieron la oportunidad suficiente para que tenga éxito. Fueron intentos tibios; cañitas voladoras con poca pólvora que nunca despegaron ni levemente de la botella.

Soy un gran defensor de comenzar emprendiendo de manera part-time, si bien ello me ha valido alguna crítica importante de participantes de nuestro ecosistema emprendedor.

Emprender part-time no solo es una forma común de “bootstrapping” (autofinanciarse con bajos recursos, mientras empiezas a hacer girar la rueda del negocio) sino como una manera válida y efectiva de testear si verdaderamente existe un negocio, luego de que el enamoramiento enceguecedor del emprendedor por su idea, toma la perspectiva de la realidad del mercado.

Sin embargo, la tibieza de la que hablo no radica únicamente en dedicarle insuficientes horas a la semana al nuevo emprendimiento.
Los motivos (o excusas, a veces muy válidas) para no darle oportunidad suficiente a una idea, pueden ser variados y de acuerdo a cada persona.

Pero las causas las resumo en cuatro conceptos sencillos, pero fundamentales, a los que marketineramente denominé DIETA: la Dirección, la Intensidad, el Entusiasmo, y la Tarea Asumida.

La Dirección consiste en saber hacia dónde caminar y plantearse objetivos concretos, medibles, realistas y realizables en determinado plazo. Implica tener una visión de negocios clara y compartida dentro del equipo, pero también qué metas intermedias y qué actividades marcan hitos relevantes para su cumplimiento.

La Intensidad, medida en tiempo, energía, frecuencia y foco. Aquí se trata de generar impacto en el emprendimiento. Hasta la gota insignificante pero que persistentemente cae sobre el mismo punto en la roca, la termina quebrando.

Tal vez aquí la energía no sea gran cosa, pero la frecuencia persistente con el paso del tiempo, y el foco, hacen la diferencia.

Una lupa que no se enfoca, no quema. Por ello debemos proponernos avanzar a paso constante, y ello implica no dejar pasar un día que no se haga alguna acción concreta y relevante por el emprendimiento; pueden ser cosas tan sencillas y poco demandantes en tiempo como: un llamado a un actor clave, un mail pidiendo cotización a proveedores, una visita a un potencial cliente.

El Entusiasmo refiere a la carga e involucramiento emocional del emprendedor (o equipo emprendedor) que genera un fuerte compromiso con su proyecto.

Sin pasión, cualquier dificultad que surja representa un freno que si no se cuenta con el empuje extra de creer y amar lo que se hace, termina minando sus chances de éxito.

Y por último, el tercer concepto clave es el de la Tarea Asumida, que implica privilegiar lo importante frente a lo trivial, aún si fuera urgente.

¿Cuántas veces nos llenamos de tareas y sin embargo, no avanzamos? El mayor enemigo de la tarea asumida es la procrastinación, que en buen romance significa: “patear para adelante” lo importante.

Una herramienta útil es el viejo “to do list” (o lista de chequeo).
Es una herramienta de planificación simple: una lista de tareas diarias a cumplir en cada jornada, ordenadas por relevancia y por tipo (ej. todos los mails o llamadas hacerlas de corrido en determinado horario).

Si queremos comernos un elefante, debemos cortarlo en pequeños pedacitos.

Cuántos pedacitos podremos comernos cada día o cada semana, dependerá de nuestra disponibilidad y dedicación en el negocio, pero saber qué pedacito comer para lograr el objetivo y metérselo efectivamente en la boca para masticarlo y tragarlo, son dos principios clave para avanzar.

Recuerda que, aún comenzando de manera part-time, tienes alrededor de 40 horas semanales para dedicarle al emprendimiento. Hagas lo que hagas, dale una verdadera oportunidad de éxito a tu proyecto, antes de descartarlo. Haz DIETA y no seas tibio en tus intentos.
* Consultor en desarrollo emprendedor

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