El 15 de junio apareció un tercer artefacto aparentemente explosivo en las inmediaciones de la embajada de Israel
Gabriel Pereyra

Gabriel Pereyra

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Israel, bombas falsas y sospechas: donde decía "iraní" ahora ponga "judío"

Cuando el sospechoso fue persa, lo expulsaron del país; ahora Israel rechaza su responsabilidad
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07 de julio de 2015 a las 13:27

La Policía uruguaya está convencida de dos cosas que pueden parecer contradictorias pero que, a juicio de los uniformados no lo son en el contexto de intereses internacionales, en particular los del Estado del Israel: por un lado, elogian a los diplomáticos judíos en la región porque son los que más colaboran y más rápido actúan cuando se los requiere desde Montevideo, y por otro desconfían en estas horas de la protección que esos mismos funcionarios hebreos le están dando a un empleado de la embajada encargado de la seguridad.

La Embajada de Israel, luego del hallazgo de una serie de artefactos que simulaban ser explosivos, decidió mudarse de una casa de bajos y amplio frente a la calle ubicada en bulevard Artigas, a un piso en la nueva torre del World Trade Center.

Para entrar allí, en la planta baja hay una línea exclusiva con la embajada, y luego de llegar a donde funciona la misión diplomática se levanta una valla de seguridad que solo se abre desde adentro. Allí hay un escáner por el que se debe pasar cualquier cosa que se lleve y un funcionario de seguridad lo revisa del derecho y del revés. Se pasa entonces a un espacio ciego y una vez se le da el ok a otro funcionario, este activa la puerta automática para ingresar, ahora sí, al piso donde están las oficinas de los diplomáticos.

Los funcionarios de seguridad no trabajan en ninguna agencia local, sino que son contratados directamente por la misión diplomática. De hecho, si el Estado de Israel funciona como dicen sus leyes, esos funcionarios deberían depender del Shin Bet, el poderoso servicio de seguridad interior israelí.

Uno de esos funcionarios es el que se ve en un video de seguridad cerca de la zona donde hace unos días fue hallado otro artefacto (el tercero en dos años) que simulaba un explosivo.

"Los servicios de seguridad de Israel no colocaron ningún artefacto explosivo y no están midiendo tiempos o reacciones de la policía uruguaya como se ha especulado", afirmó la embajada en un comunicado. Y agregó que "seguirá trabajando en cooperación con las autoridades que están llevando adelante la investigación para que los episodios se aclaren lo antes posible".

El juez Néstor Valetti interrogó a este funcionario de seguridad. "La forma como camina y la inclinación hacia adelante (que realizó) en la zona donde se encontró el artefacto" hacen pensar que pudo haberlo colocado, dijo Valetti, según El País.

Ahora la Justicia ingresó en la feria judicial, pero más de un investigador de la Policía le sopla al juez y al fiscal las razones que, más allá del vídeo, suman sospechas sobre la sede diplomática: "Nos están midiendo el tiempo de reacción".

Cuando el sospechoso era otro

Este mismo argumento fue el que oficiales del Mossad (el servicio secreto exterior de Israel) les transmitieron a miembros de la inteligencia uruguaya cuando aparecieron los otros artilugios, aunque en ese caso quien quería medir el tiempo de respuesta, a juicio de los hebreos, era Irán.

"Cada vez que pasaba algo, cuando aparecía un artefacto o queríamos chequear algún dato sobre los episodios ocurridos con los iraníes, nosotros insistíamos en que se lo podíamos transmitir por teléfono pero ellos (los agentes del Mossad) nos decían que no, que ya venían; se tomaban un avión en Buenos Aires (donde la agencia de inteligencia tiene su sede regional) y al rato estaban golpeándonos la puerta", asegura un experto local en tareas de inteligencia.

¿Por qué tanta intensidad en estos contactos? Porque, según la Policía uruguaya, hace tiempo que Israel agita el fantasma de un posible atentado en América Latina. En la medida que Israel señala a Venezuela como el mayor nexo de Irán en la región, los países que mejores relaciones tienen con Venezuela, están más cerca del alerta naranja.

La Policía cree que los israelíes le están "midiendo el tiempo de reacción".

En noviembre de 2014 la Policía detuvo al diplomático iraní Ahmad Sanat Gol, por andar merodeando en la sede diplomática israelí cuando se halló uno de estos artefactos falsos. Sanat Gol, que había sido el traductor de la reunión que un año antes habían mantenido el extinto jefe de Estado venezolano Hugo Chávez y el ex presidente iraní Mahamoud Ahmadineyad, fue invitado a irse del país.

Un camino similar tuvo que seguir el ex embajador iraní en Uruguay, Hojjatollah Soltani, quien había puesto en tela de juicio el holocausto judío. Soltani, como todos los miembros de la línea dura iraní que tenían problemas por estos lares, terminaban de una u otra manera en Venezuela.

Chávez Amadinejad Tsipas y Gol. Venezuela Irán
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Estos episodios y la decisión de Uruguay de votar a favor de una misión que investigara el impacto de los asentamientos judíos en la vida de los palestinos, enrareció más el clima e Israel lamentó la posición de la diplomacia uruguaya.

Meses después llegaron a Montevideo Dana Benvenisti, directora de Seguridad Regional y Contraterrorismo de la Cancillería israelí, y Yifat Amedy, directora delegada del Departamento de Medio Oriente del Centro de Investigaciones Políticas de la Cancillería hebrea y se reunieron con legisladores y miembros del gobierno.

Las funcionarias hablaron de un avance de la "amenaza terrorista" del grupo proiraní Hezbolá en la región y alertaron sobre un "complot terrorista". Irán estaba en su mira.

Sobre mediados de 2014 había asumido la nueva embajadora israelí en Uruguay, Nina Ben Ami. La diplomática esperaba una áspera relación con el entonces canciller Almagro, un hombre pro Chávez reacio a los pedidos de información que la Inteligencia uruguaya pretendiía de Caracas, desde donde llegaban iraníes con pasaportes falsos a un ritmo de 10 por mes.

Israel le transmitía una y otra vez a Uruguay que tenía razones para sospechar o temer que algo pudiera pasar.

Luego del episodio de Sanat Gol, miembros de la Cancillería dijeron que Almagro estaba obsesionado con el peligro de un atentado.

El canciller se comprometió a incrementar las medidas de seguridad sobre la colectividad judía.

"Debemos tener especial cuidado con la embajada de Israel, sus funcionarios y con la colectividad judía. Ninguna prevención es poca", dijo Almagro en una visita al Parlamento.

Así, Ben Ami llegó al país en un momento en que Almagro, con este miedo (real o exagerado) a cuestas, peleaba por ser el presidente de la Organización de Estados Americanos, cargo al cual accedió, y hacía buena letra con Israel.

Al punto que en una actividad con los diplomáticos hebreos se alegró de que, algo que seguramente desconoce la mayoría de los uruguayos, el himno nacional tenga la palabra Israel en su letra. Se trata de la sexta estrofa que no se enseña en las escuelas, pero que dice:

"Orientales mirad la bandera
de heroísmo fulgente crisol;
nuestras lanzas defienden su brillo
nadie insulte la imagen del Sol.
De los fueros civiles el goce
sostengamos y el código fiel
veneremos inmune y glorioso
como el arca sagrada Israel".

¿Y ahora?

¿Qué está pasando ahora? La Justicia no tiene otra que investigar en base a la información que la Policía le brinda, y lo que le ha brindado hasta ahora es un vídeo donde un funcionario de la embajada aparece en actitud sospechosa.

Uno de los investigadores hizo notar que cuando apareció el otro artefacto, en épocas en que la embajada israelí estaba en bulevard Artigas, el iraní Sanat Gol no fue detectado tan cerca del edificio, más bien que estaba en la zona. A pesar de ello, la presión diplomática terminó con el iraní expulsado del país.

¿Y ahora? ¿Qué pasa ahora con el sospechoso que, más que estar en la zona, se lo ve haciendo movimiento extraños en el mismo lugar donde apareció el artefacto?

La Justicia no tiene más que remitirse a la prueba y, todo indica, lo que hay no permite definir por sí solo que ese funcionario puso el artilugio. Políticamente es otra cosa. Allí, contra lo que había hecho en el pasado cuando bajo la lupa estaba el iraní, la embajada judía respaldó a su funcionario.

"Los amigos del Mossad volvieron a venir (de Buenos Aires), pero ahora aseguran que el sospechoso no puede ser tal. Nos siguen diciendo que hay que mantener la guardia alta, pero que no es el caso, que este funcionario es inocente", dijo un investigador.

El lema que guía las acciones del Mossad dice: "Por la vía del engaño, harás la guerra".

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