Centenares de italianos despidieron este martes por la tarde en Milán con una ceremonia fúnebre laica al "gran intelectual" Umberto Eco, dotado de una "curiosidad insaciable" y un "maestro de la palabra", según dijo durante el entierro su amigo y editor histórico, Mario Andreose.
No duró más de una hora y media, tiempo durante el que no cesaron de escucharse frases de elogio a uno de los escritores más reconocidos a nivel internacional y recordado, sobre todo, por El nombre de la rosa.
El ministro de Cultura italiano, Dario Franceschini, afirmó que Eco contaba con "una biblioteca dentro de sí mismo" y agradeció al autor de El péndulo de Foucault, al que llamó "maestro", por "haber mirado durante toda su vida fuera de su ventana".
Para la ministra de Educación, Stefania Giannini, "Eco es el símbolo de aquel clasicismo innovador del que hay tanta necesidad y del que Italia es portador en el mundo".
"Hemos perdido un maestro pero no hemos perdido su lección. Querido profesor Eco, querido Umberto, hoy no te decimos adiós", señaló Giannini.
Al funeral también acudieron el actor Roberto Benigni, el periodista y escritor italiano Furio Colombo o la escritora Elisabetta Sgarbi, entre otros.
Eco falleció el pasado viernes en su casa de Milán a los 84 años. Su última obra publicada fue Número Cero, una crítica al mal periodismo y a la manipulación, aunque próximamente saldrá a la venta su obra póstuma, Pape Satàn Aleppe, título que corresponde al verso escrito por Dante Aligheri al inicio del canto VII del Infierno en La Divina Comedia.
Autor de obras como La isla del día antes, Baudolino o El cementerio de Praga, a lo largo de su vida profesional también fue responsable de numerosos ensayos sobre semiótica, estética medieval, lingüística y filosofía.
En sus últimos años de vida compaginó su actividad académica y literaria con conferencias, coloquios, debates y colaboraciones en los medios de comunicación.
Su nieto Emanuele, de 15 años, emocionó a los asistentes al describir a su abuelo, los libros y la música que le hizo descubrir. "Haber tenido un abuelo como tú me llena de orgullo", confesó.
A pedido de Renate Ramge Eco, la esposa del escritor, la sonata La Folía de Arcangelo Corelli, que Eco tocaba con el clarinete, marcó el adiós de uno de las personalidades más prestigiosas de Italia.
Al término de la ceremonia, que fue transmitida en directo por el primer canal de la televisión pública RAI, el cuerpo de Eco fue traslado para ser cremado durante una ceremonia privada.
El Senado italiano tributó su propio homenaje observando un minuto de silencio.
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