Nicolás Tabárez

Nicolás Tabárez

Periodista de cultura y espectáculos

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J.J. Abrams: el rey nerd del cine

El director realizó con éxito los retornos de dos sagas clásicas de ciencia ficción: Star Trek y ahora Star Wars
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19 de diciembre de 2015 a las 05:00

Cuando era niño, Jeffrey Jacob Abrams era fanático de Star Wars, pero no de Star Trek. La sentía como más filosófica y sofisticada, en contraste a la energía visceral de la saga de George Lucas. Sin embargo,años después, Star Trek acabó siendo el material con el que construyó una de sus películas más reconocidas, de las cinco que ha dirigido hasta el momento.

Si bien la cifra parece escasa (aunque no lo es, teniendo en cuenta que Abrams tiene 49 años), esos cinco largometrajes han sido suficientes para que sea considerado uno de los directores más respetados del Hollywood actual.

Familia de cine

Si J.J. se hubiera dedicado a otra cosa que no fuera el cine, sería el raro de su familia. Su madre fue Carol Ann Abrams, productora de cine y televisión, mientras que su padre, Gerald, también produjo infinidad de series y películas para la pantalla chica. La hermana del director, Tracy, es guionista.

Nacido en Nueva York, pero criado en Los Ángeles, Abrams estuvo relacionado desde siempre al mundo del cine. A los 8 años su abuelo lo llevó a recorrer los estudios Universal, misma edad a la que le regalaron su primera cámara de 8mm, con la que comenzó a realizar filmaciones amateur.

Ya de adulto pensó estudiar cine a nivel universitario, pero su padre lo convenció de asistir a la Universidad Sarah Lawrence, una academia privada de artes y ciencias en la que también estudiaron Brian DePalma, Sigourney Weaver, Yoko Ono y hasta Carrie Fisher, quien encarna a la princesa Leia en la saga Star Wars.

Ya desde su etapa universitaria comenzó a crear ideas para filmes y a producir otros, incursionando también en la animación digital y hasta en la composición temas musicales para películas.

Tras participar en el guión de Armagedón, inició su carrera televisiva con la serie Felicity. Fue en este medio en el que su nombre comenzó a hacerse conocido, sobre todo luego de la popularización de su creación más famosa: la serie Lost.

El padre de la isla

Abrams creó Lost junto a Jeffrey Lieber y Damon Lindelof. Además de dirigir el primer episodio de la serie, colaboró como guionista, productor ejecutivo y hasta en la composición del tema de apertura.

Lost fue una superproducción para los estándares televisivos, pero fue también la que le permitió a Abrams darse a conocer como realizador. Es que, a pesar de la importancia que tienen los productores dentro del cine (básicamente son quienes coordinan el trabajo de guionistas, editores y directores, además de ser los encargados de obtener o aportar el financiamiento), no suelen tener un rol demasiado visible.

Homenajes con estilo propio

Con el impulso de Lost, Abrams comenzó a ocupar con mayor frecuencia la silla de director en grandes producciones de Hollywood. Su debut fue en 2006 con Misión Imposible 3, para luego asumir la responsabilidad de dirigir el reinicio de Star Trek, una de las franquicias más queridas de la ciencia ficción.

Con su versión, mezcla de homenaje al original y de película de aventuras emocionante, Abrams dejó conformes tanto a los "trekkies" (los fanáticos de la franquicia) como a los recién llegados. Si bien su secuela de 2013, Star Trek: en la oscuridad, no lo dejó tan conforme, fue igualmente bien recibida.

Con ese antecedente, sumado a Super 8, su primera película completamente original, y que tenía una estética y un espíritu similar al de los clásicos de Steven Spielberg, el director fue convocado por Disney para dirigir el séptimo episodio de otra saga espacial. Nada menos que Star Wars, un desafío que Abrams cumplió con creces.

Si bien en primera instancia rechazó la propuesta de dirigir El despertar de la fuerza por la presión que implicaba, finalmente fue convencido. Incluso participó como guionista del filme, que fue estrenado en los cines locales el pasado jueves.

El despertar de la fuerza logra ser respetuosa con la obra original de George Lucas y mantiene elementos clásicos de las seis películas anteriores, pero J.J. Abrams logró darle su propia impronta. Eso sí: se abstuvo de abusar de uno de sus recursos visuales favoritos, el lens flare, que consiste en reflejar un foco de luz en el lente de la cámara. El director pidió a los encargados de efectos especiales que quitaran algunos, asegurando que reconocer la adicción, es el primer paso rumbo a la recuperación.

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