La añorada unidad del Frente Amplio

La unidad es uno de los grandes intangibles de el Frente Amplio. Es el valor que le permitió gobernar en los últimos 17 años, con problemas internos sí, pero sin llegar a lamentar grandes rupturas. La oposición no puede mostrar esa misma unidad de acción como bloque. Por eso se trataba de un diferencial de la izquierda. Cada vez que el Frente Amplio parecía tocar fondo (sucedió muchas veces en los últimos años), se activaba, desde las entrañas de los dirigentes frenteamplistas, un gen que los llevaba a hacer click para tolerar a sus compañeros. ¿Por qué en pasado? ¿Ya no se activa más? Ese es el gran enigma. En otras épocas, no se hubiera llegado ni a la mitad de los cruces internos reseñados en las últimas semanas.

El punto cúlmine de esta crisis de unidad parece marcarlo el chantaje que el expresidente José Mujica la realizó esta semana al gobierno de Tabaré Vázquez y en especial al ministro de Economía, Danilo Astori. "Si esto se tranca (lo de la marihuana), queda trancado el Parlamento. Acá no va a salir nada. No se puede permitir que no se encuentre una solución", dijo Mujica el jueves. El mensaje era claro. Lo que él no pudo solucionar en su plan de la marihuana, es responsabilidad de esta administración y él va a usar todo su poder en el Parlamento (lidera la bancada mayoritaria dentro del FA), para frenar los impulsos del Poder Ejecutivo en otros asuntos.

Esta actitud de Mujica se da cuando parecía que las figuras centrales del Frente Amplio encontraban algunos mecanismos de diálogo y tolerancia luego de meses. Cuando el gobierno decidió apoyar la aplicación de la cláusula democrática a Venezuela a principios de mes, Vázquez llamó a Mujica y contó con su apoyo, más allá de que luego su sector criticó la decisión.

Pero este cruce generado por Mujica (el FA tuvo varios episodios de similar dureza)se da en otro contexto. Las diferencias internas están marcadas en las últimas semanas por varios asuntos que parten en dos (o más) a todo el partido de gobierno: el caso Sendic, la crisis política en ASSE, la crisis en Venezuela son casi imposibles de ser tratados por los organismos de izquierda. Y si son analizados, es seguro que la unidad se tensará al máximo. Sin unidad, el Frente Amplio no tiene sentido. Ninguno de los grupos de izquierda hubiera ganado ninguna elección en solitario ni llegarían a ningún lado. Y eso lo saben. Por eso esquivan todo lo que pueden esos asuntos. Se aproxima un momento en el que no se podrá esquivar más. Y ahí vuelve el enigma: ¿será posible que el gen de la unidad reviva y vuelvan a tolerarse?