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La arena que el viento se llevó

Las playas Brava, Ramírez y Honda son las más comprometidas por la erosión
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29 de septiembre de 2013 a las 22:13

La calle Javier Barrios Amorín se llamaba Médanos porque hasta allí llegaba la arena de la costa. Las crónicas de mediados del siglo XIX hablaban de dunas de 10 metros de altura en Pocitos. Y cien años atrás llegaban hasta avenida Italia en Malvín y Carrasco. Pero las playas de Montevideo han sufrido un gradual deterioro. ¿Podrán desaparecer si no se contrarresta la erosión?

“En casi todas las playas al este de la bahía ha habido un proceso de pérdida de arena y de reducción de la faja costera que ha sido acelerado en las últimas décadas”, dijo Juan Canessa, director del Departamento de Desarrollo Ambiental de la Intendencia de Montevideo.

Las playas Brava, Honda y Ramírez son las más comprometidas. La IMM contrató a una consultora para definir acciones concretas que reviertan el daño que ha provocado el avance de la urbanización, la lenta horadación del agua contra el muro de la rambla, el viento y la suba del nivel medio del Río de la Plata (calculado en diez centímetros). Todo ese combo ha arrebatado toneladas de arena. “Ya no tenemos que pensar solo en mitigar los efectos de la pérdida, sino en cómo recuperar lo perdido”, señaló.

Costa comprometida

La playa más deteriorada por el efecto de la erosión era Buceo. “Su propia existencia estaba comprometida”, dijo Carlos Mikolic, coordinador del Sistema de Gestión Ambiental de Playa de la IMM. En 2010 recuperó el pulso. Se volcaron 32.000 metros cúbicos de arena de las dunas subterráneas del Hotel Casino Carrasco.

Esa cantidad de arena equivale a casi 13 piscinas olímpicas repletas. De esa obra se retiraron otros 3.000 metros cúbicos que se repartieron entre la playa de los Ingleses y la playa del Cerro. Un estudio realizado por la Facultad de Ciencias en el año 2008 en convenio con la IMM estimó que Buceo perdía 30 metros cuadrados de arena por año (la superficie de un monoambiente).

Uno de los perjuicios era que el agua alcanzaba el muro de la rambla y, con paciencia, lo iba socavando, aumentando el riesgo de desmoronamientos. Ese es el problema principal que tiene ahora la playa Brava. Esto ya ocurrió en la rambla Sur, en playa Honda y en Carrasco.

Un reciente beneficio fue la clausura de la estación de servicio ubicada en la intersección con Solano López. La construcción dificultaba la acumulación de arena, además de que significa un riesgo para la seguridad de las personas y la calidad del medioambiente. Una vez demolida, ese lugar será un espacio libre.

Al remediar el deterioro de Buceo, las playas Brava, Ramírez y Honda pasaron al primer puesto de atención. Y, de estas, la recuperación de la primera será la más compleja.

Mikolic explicó que la erosión está vinculada a un viejo colector –ya en desuso pero que generó la socavación del terreno–. “Ha estrangulado a la playa”, apuntó. El ancho total es hoy de 70 metros pero, décadas atrás, la medida era superior. Una evidencia de la desaparición de la arena es el mural pintado en 2004. Medio metro está ahora destapado y sin color.

Este mes, la IMM volcó 800 metros cúbicos de tosca y roca para rellenar el espacio provocado por la erosión entre el muro y el caño. Se realizaron, además, 120 viajes de camiones cargados con rocas para formar un rompeolas. “La pérdida estaba siendo muy acelerada”, señaló Canessa.

A la playa Honda, vecina de la Brava, solo le queda el nombre. La erosión ha hecho que buena parte de la arena esté ahora acumulada en la orilla. El veraneante debe caminar unos cuantos metros para que el agua le llegue a las rodillas, al igual que sucede en la Ramírez. Esta realidad hace más insólito el comentario del director de Saneamiento, Jorge Alsina, que recordó que, en tiempos en los que funcionaba el saladero Ramírez, atracaban en su muelle barcos de gran calado.

Los médanos de Ramírez

La playa Ramírez resume el fenómeno de la erosión de las playas montevideanas. Al oeste era seguida por las playas Santa Ana y San Patricio que desaparecieron con el trazado de la rambla Sur. Las dunas llegaban hasta Barrios Amorín. “Alimentaban y permitían mantener el equilibrio de la playa”, relató Alsina. Mucha arena fue utilizada por la construcción.

Del estudio de las imágenes aéreas del año 1927 a la fecha surgió que el área de la playa tendía a disminuir 54 metros cuadrados por año; lo mismo que un apartamento estándar de dos dormitorios.

A partir de 2006 se inició la colocación de vallados, primero de madera y luego de palmas, a efectos de minimizar la pérdida de arena por las escaleras. La arena más fina, catalogada como “voladora”, llegaba hasta el Tren Fantasma. Si bien la IMM ha intervenido, su avanzada erosión hace necesaria una solución de ingeniería. Una posibilidad es la eliminación del soporte del mirador y el rediseño de un espigón.

Barreras artificiales

En total están instalados dos kilómetros de barreras en Ramírez, Pocitos y Malvín y en algunos tramos del oeste de la ciudad. En Pocitos fueron colocadas frente la avenida Brasil y la calle Pagola, puesto que mucha arena se escapaba por las escaleras por el efecto del túnel de viento que se generó con la construcción de los edificios.

En la actualidad, la IMM está sembrando vegetación para estabilizar las dunas con dos objetivos: que tenga la capacidad de recibir el embate de la ola durante un temporal y recomponerse, y que la arena de la playa se quede en la playa.

En siete años se redujo la pérdida de arena de más de 2.000 metros cúbicos a menos de 200. Para Mikolic se ha logrado una “disminución sustancial” con una solución de bajo costo, pero todavía quedan muchos pendientes para lograr una conservación a largo plazo, porque se parte de una situación de progresivo deterioro. “Hemos tenido un proceso extractivo de arena que no hemos compensado a lo largo de 100 años”, dijo a El Observador.

La apuesta ahora es a las implementaciones de ingeniería en Ramírez, Brava y Honda pero, por el momento, es imposible realizar una estimación del tiempo que será necesario para ver signos de recuperación. “Aún no tenemos experiencia en el resultado de obras que contrarresten el proceso, más allá de los espigones”, indicó Mikolic.

Otra medida sencilla de mitigación que mejoró la playa Malvín es una rampa de madera. Esto permite que la gente no pise la duna y no se lleve arena en los pies. También lo ha sido que la limpieza de la playa minimice el retiro de arena.

Cambios en la línea costera

PLAYA HONDA  La erosión ha hecho que buena parte de la arena esté ahora acumulada en la orilla del mar. La consecuencia fue la pérdida de profundidad.

PLAYA RAMÍREZ  Hasta la incorporación de una barrera artificial en 2006, el área de playa disminuía 54 metros cuadrados por año.

PLAYA BUCEO  Era la más deteriorada de Montevideo. La reposición de arena proveniente del Hotel Casino Carrasco mejoró su estado.

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