La basura en la periferia no cede pese a los nuevos camiones recolectores

Dos semanas atrás, los fierros que en la mañana del martes 11 estaban tirados al costado de un contenedor en la avenida Instrucciones, formaban un sillón. Los vecinos lo quemaron, contó una funcionaria de Limpieza de la Intendencia de Montevideo que esa mañana recorría el circuito de Gruta de Lourdes para levantar la basura en uno de los nuevos camiones recolectores.

Los 20 camiones que adquirió la comuna, aseguró a El Observador el intendente de Montevideo, Daniel Martínez, "dan la posibilidad de cumplir con todos los circuitos", pero la basura alrededor de los contenedores, al menos en esa zona de la ciudad, es una constante. Varios contenedores estaban repletos, los basurales afloraban cada pocas cuadras y el vaciado del contenedor quedaba opacado por la basura que seguía en el piso, en las cañadas y en los descampados. Contenedores sin tapa, completamente quemados o volcados completaban el panorama. El camión había partido del cantón de Buceo a las 6:25 de la mañana con destino a Gruta de Lourdes, a más de 15 kilómetros. Minutos antes, los funcionarios identificados con ropa naranja arrastraban su cajón, escoba y pala hasta el vehículo que los esperaba en fila, ya con las luces encendidas, para arrancar el levante del primer turno del día.

Al llegar al primer contenedor marcado en la planilla, el camión paró e inició un procedimiento que se repetiría hasta llenar los entre 8 y 12 mil kilos que puede cargar: el acompañante baja, corrobora que nadie esté durmiendo en el contenedor y barre alrededor; el conductor abre los brazos mecánicos del camión, que bajan, se estiran, fijan el contenedor, y lo levantan. Desde dentro, el chofer mira por la doble pantalla todo el proceso y con un joystick controla los movimientos. El contenedor vuelve a su lugar, y el camión sigue hasta el siguiente.

El procedimiento es igual al que se practicaba con los vehículos anteriores. Ahora, sin embargo, pueden cumplirse los turnos pautados ya que la recolección en esa zona se realiza día por medio, y se nota en la cantidad de basura, aseguró Luisina, funcionaria de la IMM."Antes veníamos cada tres o cuatro días, y esto era una zona de guerra", dijo a El Observador mientras barría la basura alrededor de uno de los contenedores ubicados al costado del liceo Jubilar. El otro contenedor estaba tirado en la cuneta, "como pasa siempre", aseguró, y para levantarlo se necesita de una grúa. Y allí quedó. Lo mismo pasó en otras dos oportunidades porque los contenedores estaban tan deteriorados, que la probabilidad de que al ser levantados se cayeran a la calle o dentro del camión era alta, y el chofer tomó la decisión de dejarlo y seguir con el recorrido.

La intendencia dispone de entre 28 y 36 camiones para levantar los residuos. Por lo que "hoy por hoy -aseguró el intendente a El Observador- la cantidad de lugares que podés encontrar contenedores llenos son puntuales".

El cumplimiento en el levante de basura, agregó, "debe estar en un 99,99%". "Si alguno no se levantó es porque fue un error, porque se olvidaron de pasar por una calle, o algo así, si no el cumplimiento es absoluto, porque hay disponibilidad sobrada de camiones para hacerlo", recalcó.

Con el contenedor en el aire, la funcionaria barre abajo, y junta la ropa, juguetes, cartones, bolsas, ramas, sillas, monitores y otros desperdicios que, en casi todos los casos, se acumulaba en un costado. Por cada contenedor, "en general sacamos dos cajones" de basura acumulada al costado, dijo. Y se encuentra de todo.

Tener nuevos camiones, señaló el intendente a El Observador, y poder vaciar unos 5.800 contenedores por día, le permite "estar tranquilo".

Eso implica poder pensar en un plan general de limpieza para la ciudad, dijo, y en dos nuevas estrategias: por un lado, modificar la frecuencia con la que se hace la recolección en algunas zonas; por otro, en el recambio y aumento de los contenedores, que empieza por 4.000 que llegan en las próximas semanas y seguirá hasta renovar los 11.200 contenedores al final del periodo.

Al ser consultada por el principal problema que ve en la limpieza, la funcionaria señaló a la gente que, en vez de tirar la basura adentro del contenedor, la deja en el piso, no usa el servicio de la IMM para los grandes residuos, y provoca la formación de nuevos basurales.

El ex director de Desarrollo Ambiental Oscar Curutchet había reconocido en la Junta Departamental a fines de marzo que ese sería el desafío en limpieza para 2017.

Cada vez que en la recolección de residuos se encuentran con un basural, la situación se denuncia para que otra cuadrilla de la comuna lo limpie. En la esquina de Campinhas y Antilla, sin embargo, el basural permanece desde hace tiempo y nadie acudió a limpiarlo, dijo la funcionaria. Una situación similar ocurría una cuadra más adelante, y también en Capitán Tula y avenida 30 Metros, donde seis caballos sueltos se paseaban por un basural y buscaban restos de comida en el contenedor.

Martínez dijo que para cambiar esa conducta que lleva a la gente a tirar basura afuera de los contenedores "va a haber que limpiar y trabajar en la educación y en la represión a quienes no cumplen o violan las reglas". La comuna puso cámaras en algunos basurales, y acordó usar la video vigilancia del Ministerio del Interior para aplicar la ley de faltas, afirmo Martínez. Reconoció que si bien todavía falta para ver la ciudad limpia, la IMM ya no tiene el agua al cuello.