<div>El área agrícola de invierno será 40% menos que en el pico del año 2011</div><div><br></div>

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La cebada gana superficie en la nueva zafra que comienza y el trigo se achica

El área de agricultura invernal rondará 420 mil hectáreas, 40% menos que el pico de 2011
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06 de mayo de 2016 a las 05:00
La próxima zafra de cultivos de invierno se estima que alcance un área de siembra de aproximadamente 420 mil hectáreas, según los datos manejados en la jornada de cultivos de invierno que realizada el jueves 28 de abril pasado la Federación Uruguaya de Grupos CREA (Fucrea).

La zafra 2015 de cultivos de invierno se desarrolló en un marco de reducción de área sembrada a nivel del país, luego de alcanzar un máximo en el año 2011 con 700 mil hectáreas. En la zafra pasada fueron algo más de 400 mil hectáreas, según datos de Estadísticas Agropecuarias (DIEA), lo que representa una caída de 40%.

El área de invierno 2016/2017 se compondrá de unas 240 mil hectáreas de trigo, unas 160 mil hectáreas de cebada y unas 15 mil hectáreas de colza. Con este panorama unas 500 mil hectáreas agrícolas deberían sembrarse con coberturas, esperando la soja de primera de la próxima zafra, explicó a El Observador Agropecuario el asesor agrícola ganadero de Fucrea, César Mosca, luego de su disertación en la jornada realizada en Mercedes, Soriano.

Lo que pasó

En su conferencia enfocó una mirada global al negocio, analizando en primer término los antecedentes de la zafra pasada de cultivos de invierno, para luego centrarse en las proyecciones.

Los rendimientos medios alcanzados en la zafra 2015/2016, según la base de datos de Fucrea, fueron 4.530 kg/ha la cebada, 3.769 kg/ha el trigo y 1.554 kg/ha la colza. Los promedios abarcan un gran número de chacras y de zonas, que se comportaron diferentes en términos de rendimientos, según un cuadro que en forma detallada presentó el comportamiento de los cultivos.

El trigo rindió en el centro del país 3.813 kilos de promedio; en el litoral norte, 3.499 kilos; en el litoral sur, 3.888 kilos; y en el sureste, 3.368 kilos, lo que hace un promedio general de 3.769 kilos.

En la cebada se lograron 4.319 kilos en el centro, y en el litoral norte, 3.415 kilos. Finalmente la colza registró una media en el litoral norte de 1.694 kilos y en el litoral sur de 1.547 kilos, con un promedio general de 1.554 kilos.

El Producto Bruto alcanzado varió para el trigo entre US$ 425 para la zona sureste y US$ 494 para el litoral sur. Para la cebada entre US$ 505 para el litoral norte y US$ 678 para el litoral sur; y para la colza entre US$ 659 para el litoral sur y US$ 702 para el litoral norte.

Los costos agrícolas para cada cultivo no variaron significativamente entre zonas.

El paquete de costos para cada cultivo no varió significativamente entre zonas, por lo que los márgenes difieren por los rendimientos, por la distancia a puerto y por la renta, sostuvo Mosca.

Por otra parte, todos los cultivos generaron márgenes antes de pagar renta. Asimismo, los márgenes de cebada y colza pagaron la renta y generaron beneficios para el agricultor, no así en trigo que, excepto en el litoral sur, los márgenes fueron inferiores al costo por el uso del factor tierra.

Cambios estructurales

Desde la zafra pasada se evidencian cambios en las proporciones de la superficie ocupada por trigo respecto de la cebada, a favor de esta última. Las razones para ello se pueden sintetizar en los siguientes tres puntos: la información generada por la investigación es robusta en cuanto que la cebada puede rendir igual o más que trigo en los años buenos, si ocupa los mejores ambientes.

Para que esto ocurra, es esencial poner énfasis en la fertilización de todo el cultivo, pero especialmente la nitrogenada. Desde hace dos zafras se ha levantado una restricción importante en los aspectos de comercialización de cebada que significaban un cuello de botella en las relaciones productores-industria.
La cebada pasó de ser la "cenicienta" de los cultivos de invierno a ser la "vedette"

Mosca agregó que con rendimientos potenciales mayores y precios por encima de su directo rival, la cebada ha pasado de ser la "cenicienta" de los cultivos de invierno a ser la "vedette", y la industria ha jugado un papel protagónico en esto.

El desafío está planteado. Los productores ya han respondido con mayor superficie sembrada y con una intención de siembra 2016 récord a nivel nacional. Mientras esto ocurre para la cebada, el trigo y la colza dan señales de precios bajos a nivel nacional.

Proyecciones 2016

Para calcular los márgenes de cultivos de invierno, se deben anualizar las diferentes alternativas. Para ello es importante utilizar los rendimientos promedio por zona, pero también según su antecesor.
El disertante mostró los datos de los márgenes por cultivo y por zona, según antecesor, para rentas de 500 kg, 550 kg y 800 kg para centro, litoral norte y litoral sur, respectivamente, a un precio de US$ 330 la tonelada de soja.

Por ejemplo, la soja genera un margen neto después de pagar renta por hectárea de US$ 37 en el centro del país cuando tiene por antecesor a cultivos de cobertura, US$ 99 en el litoral norte y US$ 95 en el litoral sur. Cuando el antecesor es el trigo registra US$ 77 en el centro, menos US$ 5 en el litoral norte y US$ 76 en el litoral sur.

La cebada como antecesor de la soja genera un margen de US$ 160 en el centro, US$ 101 en el litoral norte y US$ 200 en el litoral sur. Finalmente la colza como antecesor de la soja le aporta un margen de US$ 195 en el litoral norte y US$ 103 en el litoral sur.

Según estas estimaciones, los cultivos de invierno contribuyen a la rotación cuando anteceden a la soja. La cebada es la que mejores márgenes aporta (siempre y cuando se confirmen los rendimientos promedios de la base de Fucrea y los precios estén en el eje de lo estimado), seguida por la colza.

La contribución de las gramíneas C4 en la rotación son siempre negativas, según los rendimientos medios por zona de la base de datos de Fucrea.

Explorando alternativas

El disertante planteó la existencia de dos grandes cuellos de botella en términos económicos para las rotaciones agrícolas: los cultivos de invierno (exceptuando la cebada, según las proyecciones 2016) y la inclusión de maíz y sorgo. Los pobres resultados de dichas alternativas dentro de la rotación permiten la incorporación de prácticas o inclusión de pasturas que, transformándolas en producción animal, generan resultados positivos.

Integrar dos años de pasturas a una rotación de cinco años no solamente mejora los márgenes globales, sino que seguramente contribuya al cuidado del suelo.

"Estamos en el inicio de un año agrícola que se presenta con dificultades. La soja sigue mandando el escenario agrícola de márgenes, acompañado por la cebada. La eficiencia en uso de los recursos y las buenas prácticas agronómicas serán claves para obtener resultados positivos en las empresas de forma de contar con estos márgenes para atender las inversiones, los pagos de deudas y los retiros de los empresarios", concluyó Mosca.

La zafra de invierno pasado se caracterizó por condiciones muy limitantes en el período de implantación y crecimiento inicial de los cultivos, consecuencia de las bajas precipitaciones ocurridas en la primera etapa; de hecho, fue uno de los inicios de zafra más seco de los últimos 15 años.
Con la lupa en cultivos
El técnico de Fucrea, Sebastián Mazzilli, explicó a El Observador Agroepcuario que, no obstante, las condiciones climáticas ocurridas durante el período crítico alrededor de la espigazón fueron excelentes, ya que la disponibilidad de agua no fue limitante y las condiciones de radiación y temperatura fueron muy favorables (14% mejores que los últimos cinco años). Además, no existieron problemas asociados a fusariosis de espiga. Estas buenas condiciones contrastan con lo esperado a priori con el pronóstico de "año Niño".

Mazzilli explicó que Fucrea continuó el proceso de completar año a año su base de datos y, gracias al trabajo de asesores y productores, logró mantener un registro de alrededor del 9% del área nacional. Los rendimientos medios CREA de la zafra 2015 fueron parecidos a la media nacional para trigo, colza y avena (3.799 kg, 1.554 kg y 1.891 kg por hectárea, respectivamente), pero superiores en cebada (4.530 kg/ha). Con la excepción de 2011, cuando se alcanzaron 4.117 kg/ha, se consideran también históricos los 3.799 kilos por hectárea de esta última zafra.

Cuando se analiza toda la base de datos de trigo (2009-2015), se observa que los determinantes del rendimiento se repiten entre años, siendo los más relevantes (además del efecto zafra) la zona, fecha de siembra, manejo de nutrientes, antecesores de invierno y la edad de chacra.

Para los dos últimos factores, Fucrea y la Facultad de Agronomía de la Universidad de la República han logrado analizar y publicar (nacional e internacionalmente) la información, la cual indica que el trigo como antecesor trigo provoca una pérdida media de 500 kg/ha, que puede ser disminuida usando materiales resistentes a enfermedades y aplicando nitrógeno en más cantidad y más temprano en el ciclo. Por su parte, la edad de chacra sólo se manifiesta en años/chacras con condiciones ambientales desfavorables y tiene un valor acumulativo de alrededor de 70 kg/ha/año.

Respecto al manejo de nutrientes, se observa como tendencia una menor proporción de chacras muestreadas en los últimos años, llegando a representar para 2015 solo el 49% –33% para fósforo y potasio–. A pesar de esto, se pudo observar que sólo 13% de las chacras está en condiciones de subfertilización con fósforo y, por el contrario, la tendencia indica un alto porcentaje de situaciones con niveles de fertilización superiores a aquellos en los que se espera respuesta según resultados de la investigación nacional (12 ppm P-Bray N° 1).

A su vez, los resultados confirman la escasa respuesta en chacras con niveles de fertilización por encima de estos valores.

Para el caso del potasio, con indicadores de respuesta menos robustos, se pueden detectar comportamientos similares, baja respuesta con altos niveles en suelo. Esto no hace más que poner de manifiesto la necesidad de aumentar el monitoreo en suelo, mejorarlo (muestreo en zonas, fertilización por ambientes, etcétera) y fertilizar en consecuencia, para ajustar costos y disminuir el riesgo ambiental que surge de mantener altos niveles de nutrientes en suelo.

Por último, Mazzilli afirmó que para nitrógeno está más que claro que el sistema de agricultura continua que predomina ha disminuido el aporte del nutriente desde el suelo y el incremento de potencial de rendimiento de los materiales sembrados aumentó la demanda a ser cubierta con la fertilización nitrogenada. En este aspecto, la eficiencia de uso del nitrógeno agregado (ganancia en grano por cada unidad de nitrógeno agregado) disminuye en la medida que se aumenta la cantidad agregada.

No obstante, en todos los casos está por encima del valor de equilibrio, que para este año está en los 7 kg grano/kg nitrógeno agregado, pero en los años más desfavorables en la relación alcanzó los 15 kg grano/kg nitrógeno agregado. Por lo tanto, es rentable la fertilización con este nutriente en un amplio rango de relaciones de precios.

La receta: aplicar la agronomía

Para la zafra de cultivos de invierno que viene, con un escenario complejo desde el punto de vista económico, los resultados son claros: la aplicación de agronomía parece ser el mejor camino, lo cual implica el monitoreo, muestreo y uso de la información para tomar decisiones.

Esta visión fue destacada a El Observador Agropecuario por el técnico CREA Sebastián Mazzilli, luego de disertar en la jornada de cultivos de invierno de Fucrea, donde planteó un análisis de información de chacras, incluyendo una mirada a la eficiencia de uso de nutrientes en trigo.

Explicó que se cuenta con indicadores de respuesta para la mayoría de las decisiones que hay que adoptar en el ciclo del cultivo y los resultados de su uso muestran ventajas en los registros de Fucrea. Por lo tanto, si la decisión es sembrar, "el camino, desde nuestro punto de vista no es la baja de costos per se, sino la aplicación de los insumos de manera informada, lo cual redundará en beneficios económicos y ambientales". sostuvo.

Durante su presentación, Mazzilli manejó datos en la zafra pasada de ocho grupos CREA, que abarcaron a 63 productores que explotaron 566 chacras sobre una superficie de 31.851 hectáreas. Informó que los rendimientos de los productores CREA fueron de 3.799 kilos en trigo; 4.530 kg en cebada; 1.554 kg en colza; y 1.891 kg en avena.

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