La historia es larga. Quizás empezó con el controvertido plan de estudios de la Escuela de Bellas Artes de 1943. Por ahí hay una pista en tanto sobre finales de la década de los 50 aquel plan –inspirado en la escuela europea- adquirió otra línea conceptual: el objetivo del artista era acercar el arte a la gente y no encapsularlo en un museo o galería.
Era necesario abrir una nueva relación del artista con la sociedad. Con la reforma universitaria de 1959 llegaron los nuevos aires que se fueron tejiendo con los tumultuosos tiempos políticos, estudiantiles y obreros de inicio de los 60.
Javier Alonso –hoy docente del Instituto Escuela Nacional de Bellas Artes- es uno de aquellos que se formaron en la fragua de los 60 y que lanzara, junto a otros artistas, casi en el inicio de la dictadura, la propuesta de "Cerámica del Carrito".
"En 1972 vimos que la escuela se iba al diablo, que eran detenidos compañeros y que alguno tenía que huir del país. Entendimos que debíamos armar alternativas para seguir juntos, trabajando e investigando", dice Alonso a LA VACA AZUL en su taller de Durazno 1499.
Aquel grupo le pidió una amasadora de barro a Omar Gómez, docente de alfarería que tenía una fábrica de macetas. Así comenzó algo con un largo nombre: Taller Escuela de Artes y Oficios de la Cerámica y Afines. Se instalaron por años en un local de la calle Pagola. La amasadora –que aún hoy funciona en el taller de la calle Durazno- amasó los primeros barros de lo que fue la Cerámica del Carrito.
"Como veníamos con esa línea de acercar el arte al pueblo, resolvimos comprar un carro y un caballo y comenzar a vender en la calle nuestros trabajos. Había un vigor estético profundo que se extendió a la calle. Incluso algunos arquitectos como Bernasconi tomaron la cerámica para algunas de sus obras", narra Alonso. Una cerámica realizada por ese grupo de artistas para una obra de Bernasconi está ubicada en la Galería del Litoral, en la Av. 18 de Julio y otra en un edificio de la calle Juan B. Blanco.
También trabajaron en Punta del Este con "gran éxito". "Le vendíamos mucho a los argentinos. También ellos nos recuerdan".
La "cabeza" del Carrito continúa. Es una lógica plástica que investiga y produce en el diseño, la pintura, la escultura y la cerámica. Algunos trabajos se pueden adquirir en la galería Acatrás, en la zona del Mercado del Puerto. Actualmente Alonso se dedica al dibujo y al grabado, mientras que la cerámica es llevada adelante por la esposa de Alonso, Raquel Bessonart y la hija de ambos, Viviana Alonso.
El artista docente es el encargado del curso "Orientación Estética" en la Escuela de Bellas Artes. ¿Y el carrito? "Por decreto municipal en 1975 impidieron que anduviésemos con el carro. Lo vendimos con caballo y todo", recuerda Alonso. "Si estás haciendo una nota sobre nosotros –a riesgo que me olvide de alguno- poné que la Cerámica del Carrito la integró Jorge Errandonea, Miguel Ángel Pareja, Antonio Llorens, Lino Carrera, Marcelino Guerra, Beatriz Stagnaro y Ramón Umpiérrez. Ahora están María Julia Pintos y Enrique D'Agosto".
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