La confirmación de un secreto a voces: los radicales están ganando la educación

El conflicto del mes pasado en la enseñanza, el más duro que tuvo que enfrentar el presidente Tabaré Vázquez, con una declaración de esencialidad que no pudo aplicar y que derivó en una crispación fuerte incluso con su propio partido de gobierno, tuvo componentes poco comunes.

En varias oportunidades el gobierno acordaba algo con los delegados de los sindicatos y a las pocas horas todo se daba vuelta en las asambleas. Los pre acuerdos caían y había que empezar la negociación de cero. Hasta en el PIT-CNT reinaba el desconcierto, debido a que el presidente de la central sindical, Fernando Pereira, fue uno de los tantos que quedaba desautorizado como mediador cada vez que sucedía eso.

Allí, el comentario, tanto de sindicalistas como de gobernantes, por lo bajo, era que los radicales estaban ganando espacio en la enseñanza.

Lo más duro del conflicto pasó. Vázquez cedió, retiró el decreto de esencialidad y las aguas bajaron. El PIT-CNT, incluso, dejó solos a esos sindicatos docentes que se estaban radicalizando.

Durante el conflicto la situación fue incómoda para ellos. La central sindical defendía con fuerza la misma consigna que los docentes: el 6% del PIB para la educación y fuertes aumentos salariales desde ya. Pero las actitudes de los gremios docentes conspiraron en contra de que ese apoyo se mantuviera. La esencialidad era un sapo muy difícil de tragar y ahí no tranzaban, pero los desplantes constantes les hicieron poner un límite.

Cuando el gobierno levantó ese decreto, el PIT-CNT se vio en la libertad de aflojar y los sindicatos docentes quedaron bastante solos. En el medio, la discusión presupuestal abandonó el Poder Ejecutivo y pasó al Parlamento. Los legisladores oficialistas que habían apoyado a los gremios se siguieron reuniendo con ellos pero la intensidad de su respaldo bajó.

Allí fue que los alumnos tomaron la posta. El viernes decidieron ocupar el Codicen. Fue una medida extraña, pero efectista. Si la ocupación era de docentes podía ser desalojada inmediatamente, como ya había ocurrido. Pero al ser estudiantes, las autoridades se habían maniatado.

El Ministerio del Interior había decidido no intervenir, en contra de lo que pretendió la ministra de Educación, María Julia Muñoz, cuando el conflicto estaba en el punto más candente, en los casos en que los alumnos ocuparon más de una decena de liceos.

Por eso la ocupación duró desde el viernes hasta la noche del martes. ¿Qué cambió en el medio? Una opción puede ser la comprobación por parte del gobierno de un secreto a voces: los radicales están metidos hasta el fondo en este conflicto y cada vez ganan más espacio.

Si no, ¿qué sentido tiene la participación del sindicato del taxi o de Plenaria, Memoria y Justicia en un conflicto educativo y la participación de encapuchados enfrentando a la Policía?

Además uno de los principales dirigentes del gremio de profesores de Secundaria de Montevideo estuvo en la puerta de esa ocupación junto a los radicales y terminó detenido.

Lejos de ayudar a los reclamos docentes (no de los sindicatos, sino de los maestros y profesores en general, que están poco representados por los gremios), es de esperar que la entrada cada vez más fuerte de los radicales los aísle paulatinamente.

Esos radicales son la izquierda no frenteamplista, que genera rechazo en el oficialismo e incluso en el PIT-CNT. Hoy se reúne la central sindical y tiene el enorme desafío de pararse y opinar en un terreno minado.